Amor de Emergencia.

Capítulo 21.

—¿No creen que el doctor Scott está raro?

Mis orejas se levantan como las de un cachorrito con la mención del doctor Scott. Me encuentro recostada contra el mostrador mientras la jefa de enfermeras me pasa unos documentos. Intento disimular pero ya estoy prestando atención.

—¿También lo notaste? —Pregunta otro residente.

—¡Por supuesto! Hoy cometí un error en una de las rondas y lo usual sería que hiciera un comentario de los suyos o un buen regaño pero solo me corrigió.

Oh, lo recuerdo. Fue cuando llegué a la sala a tomar el equipo de ultrasonido no dije ni una palabra cuando entre pero sería muy difícil no notar mi presencia en ese lugar pequeño.

—¡Exacto! Ayer un hombre borracho llegó en mi turno y en vez de dejarnos a nosotros lidiando con él lo acompañó a una sala y se quedó hasta que se durmió.

Oh ese también lo recuerdo, el borracho no parecía mala persona pero se había cortado con una botella por lo que iba a coser la herida pero el doctor Scott dijo algo sobre no haber visto a un borracho tan amigable y se lo llevo.

—Y a mí me ofreció un café. ¡Un café! —Siento un poco de culpa al oír la emoción de la enfermera, si supiera que ese café era para mi... pero como la leche me cae mal tuve que rechazarlo—. Dijo... "Trabajaste duro, toma este café". Casi me desmayo —Dice aireándose el rostro.

Contengo una sonrisa. No soy la única que lo nota pero tampoco voy a decir lo que sé.

Me he estado escondiendo del doctor Scott. Busco pacientes en otros pasillos, me meto al archivo con cualquier excusa, tardo demasiado llenando papeles... cualquier cosa que me aleje de hacer una tontería.

Solo que él no colabora, hoy luego de alejarme cuando entró a la sala de descanso iba a detenerme pero como llegó uno de los residentes no pudo hacerlo. No lo hago con mala intención, solo que la situación es demasiado para mi, él dijo que no podíamos tener nada mientras sea mi tutor por lo cual yo debo poner de mi parte y tranquilizarme... pero es tan difícil cuando el parece una especie de príncipe azul.

—Hoy dormí muy mal —Me dijo hace un rato mientras firmaba un pedido de laboratorio—. Soñé algo raro y no sé si era un recuerdo o una tontería...

Me congelé ¿Recuerda? ¿No recuerda? Solo cambie de tema haciéndome de la desentendida y rogando al cielo que su día de borrachera siga como una laguna en su cabeza.

Luego durante una revisión me pasó el estetoscopio y rozó mi mano sin querer ambos nos quedamos quietos un segundo. Luego él sonrió de lado.

—Estoy bien. No necesito que me tomes el pulso...

—¡No pensaba hacerlo! —Mis mejillas ardieron así que para ignorarlo comencé a anotar palabras sueltas en una hoja.

Volviendo a la realidad muerdo mi labio tratando de calmarme pensar en esto no ayuda. Hablando de Roma... el doctor Scott hace acto de presencia, nuestros ojos se cruzan y se que eso significa que vendrá directo aquí.

—¡Necesito al doctor Scott! —Una enfermera aparece como mi hada madrina para salvarme pero la felicidad dura poco—. Y a Adhara también —Veo una sonrisita en el rostro de Peter—. Hay un paciente con dolor abdominal intenso, ingresó hace unos minutos parece apendicitis.

Oh no...

El doctor Scott aparece a mi lado tan rápido que ni lo veo llegar. Me lanza una mirada breve, profesional pero algo en sus ojos me dice que todo el torbellino emocional queda en pausa cuando hay trabajo que hacer.

—Vamos.

Asiento siguiéndolo con paso rápido.

Un adolescente de unos dieciséis años se retuerce en la camilla con el rostro pálido y las manos aferradas al abdomen.

—Hola campeón, soy el doctor Scott.

Mientras él inicia el interrogatorio yo me coloco los guantes y preparo los insumos. Me muevo con seguridad casi sin pensarlo como si ambos hubiésemos hecho esto juntos mil veces.

—Fiebre, náuseas, dolor localizado en fosa iliaca derecha —Habla mientras me pasa la hoja para que registre todo—. ¿Puedes palparle el abdomen, pasante dos?

Asiento y procedo con suavidad atento a sus gestos. Él observa sin interrumpir y cuando el paciente reacciona con dolor sus ojos se encuentran con los míos y ambos asentimos al mismo tiempo.

—Vamos a hacer una ecografía para confirmar.

Preparamos al paciente juntos, él le habla con calma mientras yo le acomodo la bata y el suero. Nos movemos como un equipo perfectamente ensamblado, me recuerda a esa primera vez que pensé en que no podría ser la clase de doctora que él esperaba, alguien que lo siguiese rápidamente sin titubeos... pero ahora yo solita me estoy comiendo mis palabras.

Una vez que lo dejamos en la sala y estamos libres es que él me regala una mirada con los ojos brillantes, no necesita decirlo, es una confesión muda "Somos un buen equipo".

—Lo sé —Digo extendiendo mi mano y él la toma para estrecharla.

—Me asusta que puedas leerme tan bien —Me observa con el ceño fruncido cuando intenta soltar mi mano.

Lo aprieto más fuerte cuando intenta soltarse, es involuntario, sé que no debería pero lo sostengo. Confundido intenta soltarse de nuevo pero lo vuelvo a sostener más fuerte.

Cierra los ojos y voltea hacia la pared.

—Adhara... —Parece más una suplica que otra cosa.

Lo dejo ir con una sonrisa.

—Tu empezaste.

No espero para ver su reacción y voy directo a la sala de emergencias. Ya es hora de que reciba un poco de su propio merecido, no es el único que puede volver loco al otro en esta sala.

...

—¡Estoy tan feliz de que vendrán a L.A el fin de semana!

—Sí... —Asiento de forma distraída. Pasar un fin de semana que tengo libre junto a mi mejor amiga me emociona también pero... no ver al doctor Scott en esos dos días será demasiado. Creo que tengo una pequeña dependencia...

—¡Adhara Baker! ¿Por qué no pareces emocionada?

—No finjas —Digo rodando los ojos—. Sé que tu esposo te tiene informada de todo.



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En el texto hay: doctora, emergencias

Editado: 27.07.2025

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