Amor de Emergencia.

Capítulo 23.

—¿Podrías dejar ese bendito celular? —Levanto la vista en su dirección. Ella me señala con el cuchillo y por inercia bajo el celular en la mesa—. ¿Qué tanto andas escribiendo con el doctor?

—Nada —Respondo de inmediato.

Mi celular vuelve a vibrar anunciando otro mensaje pero antes de que pueda revisarlo, Tamara lo agarra y lo pone cerca de su plato.

—¡Oye!

—Oye, nada. Ni siquiera podemos cenar tranquilos porque estás más concentrada en tu celular que en nosotros —Dice haciendo un berrinche impropio en ella. Miro a mi mejor amigo, quien estaba a punto de llevarse un pedazo de carne a la boca, deteniéndose de forma abrupta al escuchar a su esposa. Ella niega con la cabeza y suspira—. Mejor ignóralo y concéntrate en mí. Cada día que pasa los extraño más… Apenas te despegaste de él hace unas horas, Adhara.

¿Y por qué se siente como siglos?

—Lo siento…

Tiene razón, apenas bajé del avión y tuve algo de señal, le mande un mensaje a Peter de que ya había llegado. No respondió al instante sino cuando llegamos al restaurante, pregunto si ya había cenado y eso me sorprendió. Es tan dedicado que aunque no estemos comiendo juntos quiere saber si por lo menos lo estoy haciendo, eso me conmovió tanto que me quedé unos minutos pensando cómo iba a responder hasta que Tamara me sacó de mis pensamientos. La entiendo, han pasado casi tres meses desde que Ivan y yo nos mudamos para ir a trabajar a otra ciudad, aunque ella sabe que nuestras especializaciones son importantes y lo respeta sé que debe frustrarle el quedarse sola.

Desde que nos conocimos nunca estuvimos tanto tiempo separadas, hasta solía quejarse de que yo estaba más en su casa que en la mía… sonrio, se nota que debe extrañarme… y a su esposo ni me imagino cuanto.

—No, perdóname a mi. Estoy siendo toda una madre sobreprotectora —Responde devolviéndome el celular.

—¡Para nada! —Lo guardo en mi cartera—. Tam, eres la persona más importante para mi y no dejaría que un hombre se interponga en nuestra amistad —Bromeo usando un tono exagerado.

—¡Pero qué mentirosa! —Explota en carcajadas—. Adhara no hace falta que mientas… sé que estás en una etapa de enamoramiento adolescente… aunque ya eres adulta. Mm, a lo que voy es que entiendo que ese doctor sea tu prioridad.

—¿Eso es malo? —Pregunto mordiendo mis labios avergonzada.

Ella niega con la cabeza recostándose en el hombro de Ivan, quien sonríe con ternura.

—No, al contrario. Creo que es justo lo que necesitabas… pero —Vuelve a tomar el cuchillo—. por lo menos intenta dejar el celular mientras cenamos ¿De acuerdo?

—¡De acuerdo! Nada de celulares.

La cena transcurre genial, me pone al día sobre cómo ha estado todo en su trabajo y le cuento algunas cosas del mío así como lo sucedido con mi madre y como esta se hizo amiga de Peter. Aunque me encanta charlar con ella, me retiré antes del postre, se leer el ambiente y la mirada que me dio Ivan era de un esposo que extraña pasar tiempo a solas con su esposa así que decidí volver al departamento. Ya podría hablar con ella mañana.

Antes de regresar, decido ir a por algo dulce. Como no comí un postre en el restaurante me quedé con ganas de uno y todo esto es debido a Peter, quien siempre me da algo dulce en el trabajo.

Entro al supermercado y me dirijo a la sección de chocolates. Se perfectamente cual escogeré, al encontrar la caja la tomo entre mis manos y sonrío, es el mismo chocolate que Peter me recomendó meses atrás, el cual me negué a comprar ¿Quién diría que ahora estaría aquí comprando uno?

—¡Excelente elección! ¡Son de mis favoritos! —La voz de una mujer me tomó por sorpresa y volteo con la caja pegada al pecho.

—¿Sí?

—Mi marido y mis hijos siempre me regalan de estos —Continua sonriendo.

—Alguien me dijo que son muy buenos —Respondo con una sonrisa timida.

—¡Que buen gusto! Yo muero por estos chocolates —Dice mientras deja una caja en su carrito—. Una vez me peleé con un niño por la última caja.

La miro sorprendida.

—Oh… —No sé muy bien como responder a eso.

—¡Solo bromeo! —Aclara—. ¿Cómo podría una mujer mayor pelear con un niño? —Se aclara la garganta—. Por la forma en que mirabas la caja puedo suponer que te recordaba a alguien importante.

—¿Estuve mirándolos mucho tiempo? —Pregunto avergonzada.

—Como seis minutos —¿Seis? ¿Por qué estoy sintiendo un dejá vú?—. Entonces ¿Es importante?

—Sí, lo es.

La mujer chilla emocionada, me río ante su reacción como si estuviese disfrutando de una serie de telenovela. Me detengo unos segundos para observarla mejor, es una mujer que debe rondar la edad de mi madre o tal vez un poco menos, sus ojos verdes parecen brillantes y expectantes ante lo que estoy contando.

—¿Sabes algo? Yo siempre digo que uno se enamora por pequeños detalles… No por una gran declaración sino por cosas así… como acordarse de tus chocolates favoritos.

Sonrío, creo que entiendo a lo que se refiere.

—O llevarte la cena —Susurro.

Ella parece querer sacarme más información, no entiendo como estoy siendo tan abierta ante una desconocida.

—¿Estás enamorada? —Me pregunta con un tono travieso.

—Creo que sí… estoy algo asustada de admitirlo —Confieso.

La mujer me regala una sonrisa maternal.

—No tengas miedo —Me dice ladeando la cabeza—. El amor es algo difícil de entender así que lo mejor es experimentarlo —Me guiña.

—¿Y si no siente lo mismo que yo? —Aunque lo escuche esa duda sigue carcomiéndome.

—Pues crea situaciones para que termine enamorándose —Dice entre risas—. Aunque soy toda una belleza puedes creerme cuando te digo que fui yo quien tuvo que ir detrás de mi marido… ahora es al revés.

¿Crear situaciones?

Un mensaje en mi celular me recuerda que aun no respondí el mensaje de Peter… Lo saco y lo leo.

"¿Llegaste bien? ¿Estás abrigada? ¿Comiste?"

Llega otro…



#131 en Novela romántica
#39 en Otros
#23 en Humor

En el texto hay: doctora, emergencias

Editado: 05.08.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.