Amor de Emergencia.

Capítulo 30.

La mujer que nos abre la puerta tiene una gran sonrisa en el rostro al verme, nos observa a Peter y a mi de forma intercalada... sus ojos brillan con emoción como si acabase de encontrarse con algo inimaginable mientras tanto yo me congelo.

Ay, la reconozco al instante y siento todo mi rostro arder de la vergüenza.

—Oh, por favor... —Susurro casi sin voz. Peter frunce el ceño desconcertado mientras ella da un paso hacia mí.

—¡No lo puedo creer! —Chilla y me abraza con confianza, su abrazo es cálido y le correspondo aunque todavía sigo en shock—. No lo puedo creer... —Se separa solo un poco y me toma el rostro entre las manos—. Eres tú.

Yo no sé si reír o esconderme debajo de la alfombra.

—Usted es... —Trago saliva torpemente—. ¿Usted es la señora de la sección de chocolates?

—¡Micha! —Responde con una carcajada contagiosa—. Por favor, nada de señora. ¡Qué loca es la vida! —Gira para mirar a Peter—. ¿Sabias que tu novia y yo tuvimos una charla mágica en una tienda?

Peter parpadea entre confundido y fascinado.

—¿Cómo...?

—Nos conocimos esa vez que vine a visitar a Tam... —Respondo aún con las mejillas encendidas—. Ella fue quien me animo a volver...

No digo más, sus ojos parecen entender lo que digo y observa a su madre maravillado.

Micha me toma las manos con fuerza, emocionada.

—¡Mi hijo debe amarme mucho ahora! —Dice en tono burlón—. Así que de quien me hablaste era mi hijo...

Asiento, ella me suelta para ir hasta Peter y abrazarlo con fuerza.

—Te debo una —Lo escucho decir.

—Espero que me traigas chocolates —Peter levanta la pequeña bolsa que tiene en las manos y se la extiende, ella sonríe complacida—. Cuando Peter me dijo que venía de visita con su hermosa novia no podía creerlo... y el saber que eres tú es mucho más difícil de creer —Ella vuelve a reír, me sorprende su personalidad, es muy juguetona y creo que su forma de hablar me recuerda al hermano de Peter—. Le hice un interrogatorio tremendo y me respondió tan bien que no sabía si mentía o no.

Nos hace pasar hasta la sala, el lugar es acogedor. Cuando veo fotos de la familia me acerco rápidamente a curiosear, oh dios mío, fotos de Peter de pequeño... aunque está con su hermano lo puedo reconocer de una.

Escucho unos pasos y volteo asombrada. Un hombre entra al salón es alto, de complexión firme, de mirada serena pero lo que me hace parpadear varias veces es que honestamente verlo es como ver a Peter… con unos años más.

—Ryan —Dice Micha girando hacia él con una chispa en la mirada—, mira quién vino con nuestro hijo.

Él me observa en silencio unos segundos que parecen eternos no es una mirada fría pero sí mucho más aterradora de lo que esperaba, ni siquiera el Peter que conocí en el hospital el primer día tenía esa mirada. Asiente una vez, con firmeza.

—Adhara ¿No es así?

—Sí —Respondo casi en automático. De pronto siento que me están evaluando como si fuera a ser contratada para un puesto en el Hospital. Me estiro un poco sin querer como si mi postura pudiera ayudar en algo.

Él me tiende la mano. La estrecho con miedo pero para mi sorpresa su agarre es igual de cálido que el de su esposa lo cual logra desestresar mis hombros.

—He escuchado muchas cosas buenas sobre ti —Dice finalmente y suelto el aire que estaba conteniendo.

—Espero que solo cosas buenas —Bromeo, aunque suelto una risita algo nerviosa.

Peter suelta una pequeña carcajada y Micha lo acompaña encantada.

—¡Ay, Ryan! ¡No pongas esa cara de doctorcito serio! Vas a asustarla —Se queja Micha caminando hasta él para tomarle del brazo. Él no responde pero le lanza una mirada cargada de cariño y asiente.

—No la estoy asustando —Responde simplemente—. Solo la estoy conociendo.

—¿Y bien? —Pregunta Peter con los ojos brillando de curiosidad—. ¿Qué dices?

Ryan lo observa de reojo y luego me mira a mí con detenimiento. Finalmente, suelta:

—Que los hombres de esta casa tienen suerte con las mujeres.

Peter sonríe y baja la vista un momento, quizás más emocionado de lo que deja ver. Yo por mi parte siento una calidez en el pecho que no esperaba.

Micha da una palmada.

—¡Listo! ¡Estamos todos! —Dice mientras nos guía hacia el comedor—. Preparé una cena ligera pero hay postre.

—¿Hizo la cena? —Digo tratando de suavizar mi propia emoción.

—Compró la comida... —La voz de su esposo es cortada de golpe.

—¡Ryan! —Exclama Micha riendo—. Mejor ve a por un buen vino.

Él solo sonríe, le da un beso en la mejilla y va a la cocina por la botella de vino. Ella parece encantada con el gesto y corre tras él a la cocina, como si no pudiese ser la última en dar un beso cosa que me sorprende de ver... es como si se olvidaran de que estamos aquí con ellos.

Peter me lanza una mirada divertida y susurra cerca de mi oído:

—¿Te das cuenta de que soy una mezcla de los dos?

Lo miro de reojo sonriendo.

—Ahora todo tiene sentido.

Nos sentamos a cenar. Micha no para de hablar, saltando de tema en tema con su energía arrolladora. Ryan interviene poco pero cada palabra que dice parece perfectamente colocada como si supiera exactamente cuándo hablar y cuándo no y Peter… Peter me mira cada tanto como si todavía no pudiera creer que estemos aquí y la verdad yo tampoco

La cena avanza entre risas y anécdotas. La mesa es pequeña pero se siente cálida, estoy sentada al lado de Peter quien juguetea con mis dedos por debajo de la mesa.

—Así que estabas en emergencias —Dice de pronto Micha apuntándome con el tenedor antes de llevarse otro bocado a la boca—. ¡Con razón tenías esa cara de agotada cuando te encontré en la tienda!

Me atraganto un poco con el vino pero río después asintiendo.

—La mayoría de las veces era una locura... pero me gusta demasiado.

—En serio me cuesta entenderlos a ustedes ¡Son tres doctores contra una tatuadora! —Exclama ella.



#174 en Novela romántica
#41 en Otros
#21 en Humor

En el texto hay: doctora, emergencias

Editado: 27.07.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.