Capitulo 38.

—¿Tienes fiebre? —Me acerqué a la cama para poder tocar su rostro pero me jaló con suavidad hasta que terminé sentada al borde.

Peter no luce bien desde ayer que volví.

Parece estar somatizando todo lo sucedido, su cuerpo y mente se aflojaron y dejaron que algo de ese peso se vaya ahora que me tenía a mi. Por suerte fueron comprensibles y le dieron unos días de descanso para que se recuperará pero aún así estoy inquieta, lamentablemente yo no pude conseguir ningún día libre por lo que mañana vuelvo a la rutina y tendré que dejarlo solo en casa lo cual no me agrada ni un poquito.

—Me quedaré contigo un ratito más ¿sí? —Susurré mientras acariciaba su cabello.

Él solo asintió con los ojos cerrados pero había algo en su forma de sostener mi mano que me ponía la piel de gallina, parecía un tipo de agarre en donde no quería que me alejara o como si tuviese miedo de que me vaya y lo dejase solo.

—No tienes que ser fuerte todo el tiempo —Dije con voz suave—. Puedes quebrarte si lo necesitas... yo me encargo de sostenerte.

No respondió pero sentí cómo sus dedos se entrelazaban más fuerte con los míos. Su respiración era pausada aunque de vez en cuando se le escapaba un leve temblor debido a la fiebre.

Decidí que lo mejor sería recostarme a su lado, él no quería que lo hiciera porque tenía miedo de mudarme la gripe pero no me importo como tampoco pareció importarle a él cuando me hizo un hueco. Apoyé mi frente contra la suya cerrando los ojos, cuando los abrí me fije en que estaba respirando más tranquilo y ya estaba más dormido.

Aproveche el momento para sacar el anillo del bolsillo trasero de mi pantalón, con mucho cuidado le puse el anillo en el dedo y sonreí. No tenía planeado una pedida de mano especial, no creo que ni él ni yo seamos del tipo que espera una propuesta extravagante... al contrario, creo que esto será más divertido y quiero que él pueda enfocarse en otras cosas.

Me duermo a su lado y ya temprano me levanto antes que él para ir a trabajar. Le aviso que me voy y me río cuando beso sus labios porque al estar medio dormido no se da cuenta del anillo... ya veremos cuanto dura sin notarlo.

Ya en el hospital voy al área coronaria, mi tutora es alguien nueva que se presenta como Emma Flins. Lleva tiempo trabajando en el hospital en varias areas y ella estará encargada de supervisarme en esta nueva etapa.

La doctora Emma es de esas personas a las cuales no ganas a la primera... creo que me siento algo intimidada frente a ella pero no voy a dejar que eso me desanime. ¡Estoy decidida a dar lo mejor de mi! Ya es la ultima rotación no puedo rendirme ahora.

—Tengo entendido que vienes de Millstone —Me observa mejor luego de acomodarse sus gafas—. ¿Es correcto?

—Sí...

—Bien, como estuviste con el doctor Rhoades me imagino que ya sabes lo básico.

—Bueno...

—Bien, sígueme hay mucho que hacer.

Dicho esto voltea y comienza a caminar con paso apresurado, tanto que me cuesta seguirle el ritmo... Que dios me libre.

Apenas empiezo a revisar los casos del día me doy cuenta de que la doctora Flins no exageraba. El ritmo es intenso, los pacientes delicados y en mayor cantidad... es mucho más movido que Millstone.

Al mediodía me doy una pausa y reviso el celular.

Ningún mensaje de Peter lo que me saca una risa el pobre debe seguir dormido. No se que es lo que me emociona más, la primera hipótesis que tengo es que se quedo helado al ver el anillo y la segunda que todavía no tiene idea.

Antes de volver a mi rutina mando un mensaje rápido:

"¿Ya notaste algo diferente?"

Guardo el celular en el bolsillo y palmeo esta entre risas, volver me sienta bien, saber que lo tengo cerca también me hace feliz... sin duda alguna mantenerme alejada de este hombre ya no será tarea fácil. Continuo mi recorrido por los pasillos del hospital con mi carpeta en mano y trato de concentrarme aunque todavía me siento algo tensa, esta vez no tengo una dupla... extraño a Lily y aunque suene raro también al pesado de Morgan.

—¡Tenemos un ingreso nuevo en coronaria!

De inmediato me acerco a la enfermera y me señala la dirección a la que debo ir y en la camilla un hombre de alrededor de cincuenta años parece adolorido y agitado.

La misma enfermera me pasa el informe rápido mientras caminamos hacia la sala de observación.

—Dolor fuerte en el pecho, comenzó hace dos horas, mareos, dificultad para respirar y posible infarto en curso.

—¿Presión? ¿Frecuencia cardíaca? —Pregunto mientras me pongo los guantes.

—Presión alta, ritmo irregular —Responde la enfermera mientras conectan los monitores—. Le colocamos oxígeno pero sigue con molestias

—Hola, soy la doctora Adhara —Le digo al paciente mientras me acerco—. Vamos a atenderlo ahora mismo, necesito que respire profundo y trate de mantenerse tranquilo ¿De acuerdo?

Él asiente apenas con los ojos entrecerrados por el malestar. No pierdo ni un segundo y realizo algunas preguntas para mantenerlo alerta mientras reviso el electrocardiograma que ya empieza a mostrarme las señales.

—Definitivamente hay signos de sufrimiento cardíaco —Hablo cuando siento una mirada intensa en la nuca que sin duda alguna debe ser la doctora Flins—. Deberíamos preparar todo por si necesita ser llevado a hemodinamia.

—Bien, sigue controlándolo.

Algo me dice que voy a escuchar mucho "bien" en esta rotación.

Mientras el equipo se mueve a mi alrededor por primera vez en el día me siento completamente dentro de mi rol creo que la tensión que sentía se ha ido disipando mientras más personas iba atendiendo.

De estar tan ocupada había olvidado por completo a Peter así que saque mi celular el cual estaba en silencio y las llamadas perdidas me dejaron la boca abierta... ¿111?

—¿Qué? —Abrí los ojos de par en par.

Lo llamé de inmediato con el corazón latiéndome con fuerza ya que no sabía si era por lo del anillo, si había reaccionado mal, si estaba enojado... o peor ¿Y si la fiebre había empeorado? ¿Y si le había pasado algo serio? Volví a llamar unas cuantas veces más pero nada y mi mente ya comenzaba a imaginarse escenarios malos.