Me levante a mitad de la noche con un gran dolor de ovarios, el demonio rojo se aproximaba, al igual que mis gigantes cólicos y mi mal humor.
Me puse un protector diario y me volví a recostar.
Creo que para las hadas es diferente estar con Andrés, si ese, el que viene una vez por mes.
La magia hace lo que quiere, estamos con grandes calores, aunque sea invierno o haga cinco grados bajo cero, muero de calor.
Me levanté de la cama a eso de las seis de la mañana muerta de hambre, se me antojaba algo dulce y no iba a parar hasta encontrarlo.
Baje con dolor las escaleras y fui hasta la cocina, para mi sorpresa, Sulma, ya están despierta.
—¿Señorita Mía? ¿Se encuentra bien? —preguntó al ver como agarraba mi panza.
—Si, solo son cólicos —respondí molesta.Cuando me encuentro así, me molesta hasta que me hablen. —Solo vine por algo dulce.
—Tengo algo que te va a encantar —Sonrió.
Sulma abrió la heladera y rápidamente saco una barra de color marrón.
—Es Chocolate, es útil en esos días —me miró con dulzura.
—Muchas gracias —asentí con la cabeza mientras lo tomaba.
Sulma me preparo un té, me dio otra barra de chocolate y me ayudó a llevarlos a mi cuarto.
—Sulma —susurré apenada.
—¿Qué sucede querida?
—Por esas casualidades tienes... ya sabes...—trague fuerte —toallas íntimas —susurré en su oído.
—Señorita no tiene de que apenarse, es algo de la naturaleza femenina —Sonrió —Quédate tranquila en el cuarto, yo iré a comprar para ti.
—Muchas gracias, en serio.
Ingrese a mi habitación, miré el reloj y vi que ya eran las siete de la mañana. Me senté en mi escritorio y me propuse aprender a usar la computadora que con tanto amor me regaló mi nuevo padre.
Me leí el manual de ella mientras me tomaba aquel té y comía esas deliciosas barras de chocolate.
—Según lo que dice aquí...con este botón se enciende el Monitor y con este la computadora. —Se me hacia mas fácil memorizar y entender las cosas cuando las repetía en voz alta.
*Toc*Toc*
—Señorita, soy Sulma.
—Pasa por favor —Me levante de la silla.
—Te traje lo que necesitabas —Me dio una bolsa de supermercado con lo que le pedí dentro —¿Te manchaste la ropa?
—¿Qué? No —reí nerviosa —aun no me vino, pero siento que no paso de una hora.
—Si que conoce su cuerpo señorita —Sonrió —iré a preparar el desayuno para tus hermanos dentro de una hora ya serán las nueve.
—Claro, ve.
Sulma se fue en silencio y yo volví a meterme en la computadora.
Luego de prenderla con éxito, solo me quedaba aprender a usar todos esos programas y el famoso internet.
Siguiendo las instrucciones del manual de Windows logre cambiar el fondo de pantalla y el nombre de usuario. Una vez que lo entiendes no es muy difícil.
Encontré Google Chrome, lo cual según tengo entendido es un programa de navegación web.
Hice doble clic sobre el icono y se me abrió una pestaña con un cartel donde decía Google y abajo una barra que decía que escriba ahí.
Sin saber bien que buscar escribí hadas, le di al icono que decía voy a tener suerte y luego al de buscar.
Se me abrió una nueva página llena de resultados sobre hadas.
El primer cartel decía —"Hadas, seres de fantasía" —el segundo era de una página que se nombraba Yahoo y decía -"¿Las hadas existen?".
—Claramente si, yo existo. —reí
Entre para ver las respuestas de esa pregunta y me tope con resultados inesperados.
•"NO, obviamente no existen, son seres de fantasía que se inventaron para contarles bellos cuentos a los niños."
•"No son sólo seres de fantasía, son seres mitológicos también llamados Hados, es de la mitología griega y se representan, generalmente, con la imagen de una mujer con alas de mariposa."
Ese segundo comentario me hizo tener más curiosidad, ¿Seres Mitológicos? ¿Qué significaba eso?
*Toc* *Toc*
—¿Si? —pregunté para saber quien era.
—Soy Erick, el desayuno esta listo.
—Ya he desayunado, no me siento muy bien, así que me quedaré aquí el día de hoy.
El abrió brusco la puerta y corrió hasta mi cama buscándome con la mirada.
Me gire con la silla y lo vi confundida.
—¿Qué haces? —pregunté indignada.
Él se volteó precipitado. —¿Qué te sucede? —se acercó a mi
—Hoy me toca estar con Andrés y ..¿Por qué te doy explicaciones?
—¿Quién es Andrés? ¿Dónde está escondido? —me miró molesto.
—Seria muy vergonzoso explicarte eso. Por favor vete.
—Pe-Pero, ¿Es un amigo del orfanato?
—¿Acaso estas celoso? —pregunté divertida.
—Claro que no —rió sarcástico.
—Entonces vete, en serio, no me siento bien.
—Misha, por favor dime —se arrodilló enfrente a mi silla.
—¡No me llames Misha! mi nombre es Mía.
—No lo digo adrede, solo sale por... ¿instinto?.
—Vete antes de que te desaparezca, no estoy de humor Erick.
Él se paró y se quedó observándome en silencio.
—¿Por qué buscas sobre los seres Mitológicos... sobre ¿hadas?
—¡Eres un metido! —me incorporé enojada y lo empuje hasta la salida.
—Por más que me eches en algún momento tendrás que salir del cuarto Mía y estaré esperando por ti —gritó mientras golpeaba la puerta.
Que mundo insoportable.
Luego de ese episodio me pase el día buscando información sobre las hadas, sirenas, gnomos, trolls y muchos seres más, todos dejaron de existir hace siglos, o al menos, eso decía en Internet.
Sulma había estado trayéndome la comida y la merienda al cuarto. Andrés ya había llegado y los cólicos incrementaron, por momentos era una bolita giratoria en el suelo y en algunos momentos sobre la cama.