Amor de Hada

Capítulo 19: Asfixia

Al día siguiente, me levanté con mucha pereza, aun no podía sacar de mi cabeza todo lo hablado con Luciano, va, ¿Leo?. Es increíble que seamos hermanos, hermanos reales. 

Me vestí tomé mi mochila y bajé a desayunar.

Al terminar esperé a Erick, subimos al auto y comenzamos el viaje al colegio.

— Tengo que decirte algo —él habló.

—Dime —susurré confundida. 

—Tu y yo —hizo una pausa —no podrá ser. 

—¿A qué te refieres? —sonreí nerviosa. 

—Tengo novia Mia, estoy en pareja hace ya dos años. 

Aunque actualmente no sentía nada por Erick sus palabras me habían dejado con falta de aires y dolor de pecho. 

—No te preocupes Erick, no me gustas —sonreí. 

Era cierto, no me gustaba, pero seguro que a Misha le dolía esto. 

En su rostro pude ver algo de tristeza creo, que a Radra, también le dolía esta situación, pero no quería que ningún tercero saliera herido.

El resto del camino permaneció un silencio incomodo.

Nos dirigimos por separado a nuestra primera clase y en ella logré darme cuenta de quien era su pareja. 

¿Cómo es que el otro día no lo noté?  

—Buen día —Marian saludó y se sentó a mi lado. 

—Buen día —sonreí. 

Aunque no lo quisiera mis ojos iban directo a Erick.

—Este es su segundo año juntos —Marian me descubrió.

—Se ven lindo juntos —sonreí. 

—Si, aunque ella es algo... —miró hacia los lados y se acercó a mi oído —toxica —susurró.

—No sabes como son las cosas en la intimidad de la pareja, no creo que Erick este con alguien que le hace mal —los defendí. 

¿Como lo convenceré ahora de recuperar sus memorias? ¿de ayudarme? ¿de ayudarnos? aunque si él no está cerca mio quizás logre salvarse.

La clase transcurrió con normalidad, yo solo quería que el timbre del recreo sonara para buscar a Luciano para saber como convencer a Erick de ayudarnos.

—Oye —llamé a Marian —¿Sabes donde se encuentra Luciano? —susurré.

—Seguro está en el estacionamiento, por algún motivos él y su "banda" se juntan allí.

Recordé a donde me habían arrastrado el otro día y decidí intentar volver allí por mi cuenta.

En camino a encontrarlo un muchacho me tomó del cuello y me estampo contra la pared.

—¿¡Qué te pasa!? —grité asustada él estaba cubriendo aquel tatuaje que me hacia sentir débil. 

—Misha —carcajeo cínicamente. 

¿Cómo sabe quien soy?

—No se de que hablas — mentí —¡Suéltame! —ordené.

—Voy a matarte ahora —carcajeo y comenzó a asfixiarme. —¿Donde esta tu fiel caballero cuando lo necesitas? —rió

Comencé a toser y mis manos intentaron soltar su fuerte agarre.

Comencé a dar patadas y logré darle a su entre pierna. Él me soltó y por reflejo dirigió sus manos a la zona afectada. 

—¡Voy a matarte! —afirmó aun adolorido. 

—¿¡Quien mierda eres!? —grité recuperando el aire. 

Él intentó volver a agarrarme, lo esquivé y comencé a correr. 

—¡Ayuda! ¡Alguien ayudeme! —Tropecé y caí raspando mis rodillas. 

Él me tomó del cuello y me levantó

¿Cómo es que tiene tanta fuerza este maldito?

—No te saldrás con la tuya — me soltó y me dio una sonora bofetada. —Tu, eres despreciable y mereces morir —me tomó de la remera y me acercó a él. 

—¡Ayuda! —grité desesperada

Me tomó con ambas manos del cuello y nuevamente intentó asfixiarme. 

Como podía intentaba soltar su agarre, lo arañe lo patee tiré de su cabello e intenté hundir sus ojos, pero su brazo era lo suficientemente largo como para dificultarme llegar a él. 

Ya no tenia fuerzas, mis brazos cayeron al costado de mi cuerpo esperando que el aire dejara de llegar a mi cerebro y morir. 

Mis ojos ya no soportaban estar abiertos y lentamente comenzaban a cerrarse, pero por algún motivo él me soltó. 

Caí al suelo sin fuerzas intentando tomar todo el aire posible mientras inevitablemente tosía. 

—¿Estas bien? —un chico me ayudó a levantarme.

—Si —tosí —Necesito ver a mi hermano —lo tomé del brazo buscando su ayuda nuevamente. 

—¿Quien es tu hermano? Deberías ir a la enfermería primero —sugirió.

—Luciano, Luciano Cooper.

Él me soltó pero mis piernas aun no podía sostenerme. No se si era del miedo o por la agresión sufrida. 

Volvió a agarrarme y me alzó. 

—Vamos a la enfermería, y llamaré a tu hermano una vez que estemos allí. 

Miré hacia atrás y vi a mi agresor muerto.

Intenté soltarme de su agarré asustada pero él me tomó más fuerte.

—Tranquila Misha, no te haré daño. No podría lastimar a mi Reina. 

Abrí mis parpados sorprendida, alguien más que sabia quien era y además me había llamado reina. 

 




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