Jashlen me dejó en la mansión y me permitió quedarme con el cubre cuello
Al entrar solo me recibió Sulma, eran las once de la mañana y todos estaban fuera.
Hasta la una de la tarde no llegaría Erick ni Sebastian y Luciano seguro llegaba para eso de las cinco.
—¿Qué te sucede querida? —Sulma me recibió algo confundida.
—No me siento bien, solo iré al cuarto a descansar un rato.
—En un rato te llevo la comida, descansa.
—No, no tengo hambre. Gracias.
Ella me miró confundida pero entendió que necesitaba estar sola.
Al entrar a mi cuarto noté lo sola que estaba y el miedo se apoderó de mi.
¿Si algo me sucede ahora quién se dará cuenta?
Intenté distraerme y me propuse ver una serie en una página que me mostró Sebastian.
—Tantas cosas para elegir ¿qué puede llegar a gustarme? —la verdad no sabia lo que era una serie hasta hace unos pocos días que vi con Sebastian "Mi pequeño pony"
Terminé eligiendo una película titulada "10 Cosas que odio de ti"
Al menos así pase dos horas de mi día entretenida con esa loca y linda pareja.
Cuando la película termino ya era eso de la una de la tarde, me desperecé en el lugar y me levanté para irme a bañar. En cualquier momento llegaría Erick y no quería hablar con él; y seguro entraría sin preguntar a mi dormitorio.
Me encontraba terminando de ducharme cuando escuché como golpeaban.
—¿Mia? —escuché a Erick
—Estoy ocupada —lo evité
—¿Qué fue lo que sucedió hoy?
—No fue nada importante —cerré el agua de la ducha.
Agarré la toalla me sequé y vestí.
—Puedes confiar en mi —afirmó —Solo dime cuando necesites ayuda —suspiró.
—A tu novia no le gustará escuchar eso —lo molesté.
—¿Qué tiene que ver con ella?
—A mi no me gustaría que mi novio hable de proteger a otra chica —aclaré.
—¿Estas vestida? — preguntó —No tiene nada que ver con ella además... —dejó de hablar.
—Si, estoy vestida —respondí bajando la tapa del retrete y sentándome.
Él abrió sin preguntar e ingresó.
—¡Sal! —grité algo nerviosa e intenté tapar mi cuello.
—Déjame ver —tomó mis manos y las apartó con suavidad.
Bajé la mirada, quería evitar cualquier tema de conversación que llevara a mi herida. ¡Habían intentado matarme!, pero no podía decirle eso.
—¿Quién te hizo esto? —se agachó frente a mi.
—No quiero hablar de eso —miré hacia otro lado.
—Mia, ¿no puedes curarlo? Si no puedes eso significa que alguien como tu lo hizo, es decir, alguien con magia —susurró lo ultimó.
—Podría decirse, pero fue sin querer —intenté sonreír.
—Me mientes —suspiró y mordió su labio inferior.
Si, es verdad, te estoy mintiendo.
—Estaré bien — me levanté para volver a mi cuarto. —No dejaré que nadie lo vea así que no lo digas. —supliqué.
—No lo diré, pero intenta confiar un poco más en mi. —también se levantó. —Veo tu herida y solo quiero matar al que te hizo eso. —acarició mi cuello.
Quité su mano nerviosa —Intenta no matar a nadie —sonreí y salí del cuarto de baño.
Sin dejarlo decir nada más me encerré en el mi habitación.
Agarré el collar con cuidado y me dedique a verlo por unos minutos.
¿Debía usarlo? Jashlem dijo que iba a cuidarme pero, Erick quería ayudarme y me molesta mucho estar mintiéndole.