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—¡Mia! ¡Mia! —Erick bramó
Abrí los ojos con dificultad, los parpados me pesaba.
—¿Te encuentras bien? te desmayaste como por una hora —él tocaba mi frente y acomodaba mi cabello asustado.
—Me comenzó a doler mucho la cabeza —con dificultad me senté y apoye contra la pared.
Él se incorporó y se sentó frente a mi.
—¿Te sigue doliendo?
—No —Hice una pausa —, no ya no duele.
—¿Segura estas bien? —interrogó.
—Si, tranquilo. Algunos recuerdos vinieron a mi y creo que eso me agoto un poco, nada más.
—¿Qué recordaste?
—A nosotros, a nuestro... —¿estaría bien decirle que tuvimos un hijo?
—Nuestro... ¿hijo? —habló con exactitud.
—Si —murmuré nerviosa.
Él me miro con tristeza y me abrazo.
—¿Él estará vivo? —pregunté.
Luego de esos recuerdos, mi corazón se sentía tan triste quería saber sobre él. Yo fui o soy madre.
—Misha, es normal que te sientas así, pero eso fue en alguna de tus vidas pasadas, no sabemos si él renació —intentó consolarme.
—Fuimos padres —reconocí mientras unas lagrimas cargadas de frustración y tristeza recorrían mi rostro.
—Y lo volveremos a ser —él afirmó —En algún momento en esta vida.
Erick me ayudó a recostarme y mientras acariciaba mi cabello, me contaba lo bellos momentos que recordó de nuestras vidas pasadas. Y así, lentamente, nos quedamos dormidos.
A la mañana siguiente, al despertar y verlo a mi lado me sentí en paz.
Radra estaba ami lado, como en esos recuerdos. Él era mi fiel caballero, algo bravío algunas veces, pero muchas otras muy apacible, suave y dulce.
Una sonrisa escapó al verlo tan tranquilo, dormido.
¿Así que él y yo tenemos treinta vidas de historia? —reí.
Golpearon la puerta del cuarto y me levanté sobresaltada.
—¿Si?
—Mia, a desayunar —escuché a mi padre del otro lado.
—Ya voy
—Despierta a Erick, que no me responde, debe estar dormido con profundidad —carcajeo desde el otro lado.
—Claro, no hay problema.
Escuché como se alejaba y me incorporé.
Toqué el hombro de Erick y lo sacudí apenas.
—Tenemos que ir a desayunar —susurré.
Él se desperezó y abrió uno de sus ojos.
—¿Y si quiero que nos quedemos un rato mas acostados? —me tomó del brazo y jaló de él haciéndome caer sobre el colchón.
—Papá vino a despertarnos, será mejor que no perdamos mucho tiempo —hablé risueña.
—Él no es nuestros padre, nuestros padres murieron hace mucho tiempo, como treinta vidas atrás —se burló de ese echó.
—Lo se —susurré.
Él me beso de manera efímera y luego se levanto.
Se acercó a mi escritorio y tomó el colgante.
—Ven —sonrió.
Me acerqué y me ayudo a colocármelo.
—Desde ahora si necesitas ayuda no dudes en decírmelo.
—No —murmuré.
—No puedo permitir que le pase algo a la madre de mis futuros hijos —él besó mi frente y salio del cuarto.
Me quedé estática ante su comentario "futura madre de mis hijos" —sonreí emocionada —Mi corazón se sentía tan tranquilo en este momento.
Aunque algo parecía faltar. En este momento me creía capaz de cualquier cosa y estaba muy determinada a entrar en aquel libro y descubrir mis vidas pasadas junto a Radra. Quizás en él podría conocer a mi hijo, a nuestro hijo.
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Muchas gracias por leer