Capítulo 27: Cosas Antiguas

Luego de unos minutos dentro del libro noté que nos encontrábamos en Escocia. 

El castillo, de piedra, estaba rodeado de verdes pastizales y un gran lago. Realmente la vista era hermosa. 

—¡Mi reina! —un sirviente me interrumpió. —Su madre ha llegado. 

Bajamos por unas majestuosas escaleras hasta llegar a la entrada. 

Una señora se encontraba bajando de un carruaje. 

—¡Hija! —sonrió al verme. 

—¿Donde estabas? —devolví el gesto. 

—Ya sabes, en esta época nacen las hadas. 

Nos encontrábamos en primavera, a mediados creo. 

—¿Has encontrado alguna?

—Claro que sí, casi todas ya tienen a sus padres designados.

—¿Casi todas?

—Si, me traje a un caballero conmigo, no encontré familia para él. 

Ahora si me encontraba muy confundida ¿no encontró familia para él? ¿cómo es que nacemos?

—Oh, tu eres tan buena madre —me acerqué al carruaje. 

—Baja Radra —ella ordenó. 

¿¡Radra!?

Un pequeño niño bajó de un salto de aquel carruaje. Apenas me llegaba a la cintura. 

Extendí mi mano y dejé que él la tomase. 

—Usted es muy hermosa —el pequeño soltó. 

—Radra, los modales —mi madre lo reto. 

—¿Apenas conoces dos mujeres en el mundo y ya crees que soy hermosa? —sonreí aliviando la expresión de su rostro. 

—Desde ahora él será tu guardián. 

—Madre, ¿cuantos días tiene de vida? Déjalo ser un simple niño correteando por ahí. 

—No, lo traje con esa condición. Él debe cuidar de ti a como de lugar. 

—Creo que no es necesario —refuté 

—Misha, tu puedes ser la reina, pero yo soy tu madre. 

Suspiré algo molesta y me retiré a la cocina con el pequeño. 

Al llegar a la cocina nuestras manos comenzaron a brillar, y en menos de un minuto nos encontrábamos en mi habitación con aquel libro en frente. 

♣

—¿Qué fue lo que pasó? —me queje con Luciano.

Él miró a Erick, quien se encontraba con los brazos cruzados y una expresión de fastidio. 

—¡Un niño! —gritó luego de unos segundos. 

—Si —Leo afirmó. 

—¿Cómo esperas que la proteja si soy un niño? 

—¿Entonces tu quisiste volver? —me quejé. 

—Si, no estoy de acuerdo con ser un crío, además es ilógico. 

—¿Qué es lo ilógico? —Lu preguntó. 

—Nuestra forma de nacer —mascullo. 

—¿¡Cómo nacemos!? —realmente estaba muy curiosa sobre eso. 

—De una estúpida flor. 

—¡De una flor! —repetí asombrada —. Wow, es mágico —suspiré. 

—Si, somo hadas —respondió molesto. 

—Tu eres un caballero. —mi hermano aclaró. 

—¿De que flor nacieron? —pregunté curiosa. 

—Erick nació de una Magnolia, los mejores caballeros nacen de ellas, ya que sus personalidades son impredecibles, de carácter fuerte e impetuosos. Aunque suene a un idiota, esa descripción, a la hora de la batalla son los mas voraces.  

—Si va contigo —carcajeé 

—Tu naciste de un Tulipán, solo las reinas nacen de los tulipanes —aclaró. —Ya que los tulipanes son flores con personalidades fuertes, son lideres natos, saben lo que es el respeto y por su inteligencia logran que los sigan. 

—Estoy asombrada, sabes mucho sobre flores hermano —. sonreí.

—Solo se lo necesario —sonrió. 

—¿Y tu hermano? ¿También naciste de un tulipán?

—No, los tulipanes solo son para las reinas —sonrió —. Yo nací de una Violeta. 

—Jashlem es un Girasol —murmuré

—¿Cómo lo sabes? —Luciano hablo algo molesto. 

—Solo vino a mi mente —sonreí.

Me encontraba con un gran sentimiento de nostalgia. 

—¿Y cómo es que ustedes son hermanos si no nacieron de la misma mujer? —Erick intentó cambiar el tema. 

—Eso es complicado —Lu carcajeo —. Veras, en la botánica existen los injertos, se dice que nuestros padres injertan parte de la flor de su nacimiento junto a un poco de sangre en el tallo de la flor sobre la que hacen el amor.

—¿¡Qué!? —hablé confundida —Eso no tiene sentido —reí. 

—Créeme, cuando nacimos tenia mucho sentido, ahora es algo diferente. 

—¿Cómo? —Erick parecía interesado. 

—Ya es hora de dormir.

—¿No vas a explicarme? —se quejó al ver que se iba. 

—No quiero imaginarte con mi hermanita probando los métodos de procreación de hadas —explicó y se fue.