Amor de Hada

Capítulo 30: Vida eterna

Hace más de trescientos años un simple humano comenzó la búsqueda por la vida eterna, en aquella travesía descubre que la rasa humana no era la única que habitaba sobre la tierra. Encontró a los seres mágicos llamados "Hadas"

Comenzó a investigarlas y a meterse dentro de aquel pequeño pero gigantesco mundo, robó libros, magia y vidas hasta que halló la respuesta que tanto esperaba encontrar.

"Solo matando a la reina podría extender su vida"

Al descubrirlo no dudó ni por un segundo en poner a prueba esa teoría. Armó una rebelión contra el mandato de la reina Misha. En esa rebelión se encontró con seres muy poderosos que lo ayudaron a lograr armar ese "ciclo" para su propio beneficio. 

"Si matarla una vez te daba cincuenta años mas de vida. Matarla treinta veces mil quinientos años para disfrutar el mundo. "

Encontró la magia oscura, se hizo poderoso y juntó un ejército de seguidores que, como él, anhelaban la vida eterna. 

"Bebiendo la sangre de la reina y luego cortando su cabeza es la única forma de obtener esos años de vida extras"

Armados de valor y de odio atacaron el castillo. 

La reina Misha intentó escapar junto con su esposo y su pequeño hijo, Jashlem, pero todo esfuerzo fue en vano. 

El primero en morir fue Leo, su hermano, quien intentando darle ventaja fue desmembrado en la puerta del castillo. Luego su hijo, su cuerpo fue cortado a la mitad mientras intentaba proteger a su padre, Radra, del ataque sorpresivo. 

Misha calló desconsolada deseando la muerte, la sangre de su hijo manchaba su vestido. 

—Te tengo.

Fue lo ultimo que escuchó antes de que su propia cabeza rodara por los pastizales. 

Su esposo, quien no pudo hacer nada al respecto, intentó asesinarlo, pero la furia lo cegaba, su cordura era nula. Su esposa y su hijo habían muerto, lo seres que más había amado ya estaban muertos, su única preocupación era matar al culpable y es por eso, por esa sed de sangre fue que cortaron su cabeza antes de que él pudiera verlo venir. 

Leo, Jashlem, Misha, Radra, Piskie y muchos sirvientes murieron en la tarea de proteger a su reina, entrando a un ciclo de vida junto a ella, y en cada una de esas vidas la misión era la misma: Protegerla y romper el ciclo. 

Aunque alguno de esos seguidores abandonaron la misión a lo largo de los años otros, los más fieles, no dudaron ni dudan de que su reina hallará el modo de salvarlos de aquel condenado "renacimiento" 

 

 




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