Capítulo XXI
-Llegas con una cara de cansado que asusta, Miguel. Y ya es pasado el mediodía.
-Es que tuve un plantón de dos horas.
-¿Dónde?
-En el Colegio Americano.
-¿Y qué estabas haciendo en el Colegio Americano?
-Solicitando la inscripción de Aurorita.
-Pero si todavía falta mucho para que vaya a la escuela.
-Me dijeron que hay que inscribir seis años antes.
-¡Ay, papá previsor!
-Siempre fui así en toda mi vida. Bueno... ¿qué hay del almuerzo?
-No hay almuerzo.
-¡Cómo que no hay almuerzo!
-Es Marcelina. Insistió en cocinar ella y no lo permití. Quise cocinar yo y no me permitió ella.
-¡Ella cocinó para mí toda la vida!
-Ya es hora de que descanse, ¿no?
-Sara. Marcelina tiene su propia ancianidad.
-¿Qué hay con eso?
-Que debemos mirarla a través de nuestra propia ancianidad. Estamos luchando como locos para que no nos dejen de lado, ¿verdad?
-Es así...
-Marcelina está haciendo lo mismo. Alguien dijo que empezamos a morir cuando ya no somos útiles. ¿Comprendes?
-Sí.
-Entonces dele a ella la misma oportunidad que nosotros estamos reclamando. El de seguir viviendo. En cierto sentido, yo sigo siendo el bebé de Marcelina.
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-¡Pero cocina horrible! Hum... tienes razón. Trataré de llegar a un arreglo con ella. Ella cocina la sopa y yo el resto.
-¡Qué mujer maravillosa me ha tocado!
-Lo que pasa es que tienes una capacidad de manipulación que da miedo. ¡Nunca me he sentido tan manipulada!
-Entonces manipula un poco de fiambre y queso y me preparas un sandwich.
-¡Ya los hice!
-¿Sandwich?
-Sandwich. Pero nada de queso ni fiambre. De tomate.
-¿Sandwich de tomate?
-¡Cuida tu corazón!
-¡Lo que quiero cuidar es mi estómago! ¡A propósito, hoy tienes cita con el médico!
-Pero si ya me pasaron los mareos.
-No es cierto. Ayer te observaba cuando bañabas a Bush. Tuviste un desvanecimiento. Y en el botiquín del baño encontré unas pastillas energizantes. ¿Quién te las recetó?
-Leí en el diario que...
-¡Las tiré todas! ¡Usted se me viene al médico esta tarde, conmigo!
-A su orden, mi sargento. ¿Hablaste con Raúl?
-Sí, ya le firmé el poder y mañana va a iniciar los trámites de adopción.
-¿Crees que nos la van a dar?
-Debemos creer que sí, para seguir viviendo, ¿no?
-Entonces creo que sí. Sacate ese traje, que te traigo el sandwich.
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