Amor de la infancia.

47.

3 meses después.

Culiacán Sinaloa, México.

Antonela: me encontraba en el centro comprando unas cosas que necesitaba, cuándo me encontré con alguien que no esperaba...

- hija...

Antonela: ¿perdón? dije frenándome en seco y dándome la vuelta para ver a la persona que me hablaba.

- ¿tú eres Antonela Gomez no?

Antonela: sí ¿usted quién es?

- mucho gusto, yo soy Mauricio Acosta, tu papá.

Antonela: ¿qué? está equivocado, yo no tengo papá y el que se supone que tendría que serlo, me abandonó y quién sabe dónde esté.

- soy yo, todo este tiempo, estuve trabajando en Ciudad de México, a mí me gustaría que podamos hablar, ya hablé con Micaela y Estefanía, solo me faltan Tú y Daiana.

Antonela: ¿Que?

- ¿dices?

Antonela: está bien, Dime el lugar y la hora y yo voy.

- hoy a las 8 ¿puedes?

Antonela: Sí, dime dónde...

••••••••••

Horas después.

🕗 PM.

Antonela: iba entrando a uno de los restaurantes más lujosos de Culiacán, donde me encontraría con este señor que dice ser mi padre, la verdad no tenía interés de conocerlo, simplemente vine a ver qué tiene para decirme.
Hola.

Mauricio: Hola, qué puntual eres.

Antonela: debo decirte la verdad, no tengo interés de conocerte, pero estoy aquí, para escuchar lo que tengas que decirme y saber qué fue lo que les dijiste a mis hermanas.

Mauricio: en primer lugar, sea cual sea la razón, debo agradecerte porque estés aquí y simplemente a tus hermanas, le dije la verdad de todo.

Antonela: tú verdad, no la verdad.

Mauricio: Sí, exactamente.

Antonela: Pues a mí no me interesa Escuchar ninguna historia ni versión, solamente quiero que me digas Para qué volviste, qué es lo que quieres.

Mauricio: como les dije Estefanía y Micaela, a mí me gustaría poder tener una relación con ustedes como padre e hijas, porque sé que el tiempo perdido no lo puedo recuperar, también sé que la han pasado muy mal, sé que Micaela se juntó, tiene su familia y una casa aquí en Culiacán, pero quería poder darles algo a ustedes.

Antonela: ¿darnos algo? ¿a qué te refieres?

Mauricio: sé que la han pasado muy mal económicamente, Micaela me dijo que no, que ella No quería nada, porque ya tenía todo, pero sé que Estefanía y Daiana, viven con tu mamá, que Estefanía tiene dos hijas, pero no tiene una casa propia donde vivir con ellas, yo no sé cómo será tu vida, pero quiero regalarles un departamento a cada una, Estefanía fue la única que aceptó hasta ahora.

Antonela: ¿qué? claro, era eso ¿nos quieres comprar con dinero verdad? Pues yo estoy de acuerdo con Micaela, nosotras, ninguna necesitamos nada de ti, jamás lo hicimos ni mucho menos será ahora.

Mauricio: hija: por favor, déjame ayudarlas, es la manera en que yo tengo para resarcir todo lo que pasó.

Antonela: en primer lugar, no me digas hija, porque yo no soy tu hija, yo no tengo papá y tú no quieres resarcir el daño, Tú lo que quieres, es limpiar tu conciencia, pero todo tu dinero ahora, no va a borrar todo el hambre y las necesidades que mi mamá, mis hermanas y yo, hemos pasado y para que lo sepas, nosotras estamos perfectamente, Yo estoy casada y tengo una casa, a Estefanía quizás la puedas impresionar con todas estas atenciones, pero ella y Daiana, son menores de edad y todavía dependen de mi mamá, Así que más te vale que ni se te ocurra acercarte a ellas, hazme el favor y Regrésate a Ciudad de México con tu familia y no vuelvas nunca más, dije para luego salir del restaurante enojada.
sin rumbo, empecé a caminar, hasta que llegué a un parque, me senté en una de las bancas y me puse a pensar en todo lo que estaba pasando.

------------------

En otra parte de Culiacán Sinaloa, México. Casa de Antonela y Jesús.

Piyi: me encontraba tomando unas cervezas solo en mi casa, pensando en todo lo que estaba pasando y en que en todo este tiempo, no pude encontrar a Antonela y la preocupación cada vez se hacía más grande, porque realmente quiero a esa mujer y no quiero que le pase nada malo.
¡Ya déjame en paz insoportable! dije en voz alta, apagando mi teléfono, al ver que me entraba una llamada con el nombre de Paola.
Quizás esté mal, pero aburrido de estar solo en mi casa, agarré las llaves de uno de mis carros, me subí y salí sin rumbo... cuando iba pasando por un parque, vi sentada a una morra de espaldas, que se parecía mucho Antonela, quizás eran alucinaciones que empezaba a ver por el alcohol en sangre que tenía, pero apagué el carro, me bajé y me dirigí hacia ella y a medida que me iba acercando, fui confirmando que sí era ella.
Hola, Por fin te encontré, dije con una sonrisa.
¿qué tienes? le pregunté sentándome a su lado, Cuando la vi llorar.

Antonela: Nada, estoy bien.

Piyi: No es cierto, si no no estarías llorando, Dime qué tienes... quiero pedirte perdón por el problema que te ocasioné con tu familia, sé que tu mamá Te corrió de tu casa porque no separamos.

Antonela: ¿sabes lo que pasó? apareció mi papá...

Piyi: ¿Qué?

Antonela: sí, dice que quiere resarcir el daño y todo el sufrimiento que hemos pasado, regalándonos un departamento a cada una de mis hermanas y a mí.

Piyi: ¿qué?

Antonela: sí.

Piyi: ¡Ay Anto! no sé qué decirte.

Antonela: Yo no sé porque me pasa todo esto a mí, primero mi familia me da la espalda, principalmente mi mamá y mi abuela, me quedo sin casa, pierdo mis amigos y ahora me pasa esto.

Piyi: no digas eso, no estás sola, sabes que tienes a los plebes, a tus hermanas, a tus tíos y si tú quieres, a mí y por tu mamá y tu abuela, no te preocupes, yo voy a hablar con ellas y les voy a aclarar todo.
¿Qué estabas haciendo aquí sola?

Antonela: sinceramente no sé, salí del lugar en donde me encontré con mi., con Mauricio y empecé a caminar sin rumbo Y terminé aquí.



#2399 en Fantasía
#3071 en Otros

En el texto hay: amor de la infancia, los guzmán, loschapitos

Editado: 19.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.