Salgo del auto y me adentro al gran hotel que ya me conozco de memoria. Cuando llego al lugar donde se dará la fiesta, entro sin que los dos hombres que vigilan la entrada me digan algo.
Busco entre las personas a Darian, quedamos en encontrarnos aquí para que al entrar juntos no sospecharan de nosotros.
A lo lejos, entre la oscuridad distingo esos ojos azules que destacan en todo su rostro y como si no hubiera mas nada interesante a su alrededor solo me miran a mi. Él toma dos copas con las que un mesero pasaba y camina hacia mí, entregándome una.
—La muerte estaría celosa de ti si te viera ahora—tomo un sorbo del vino en mi copa.
—¿Por qué?
—Porque es a la única que deseaba y ahora te deseo a ti.
Es inevitable que sus comentarios no me pongan la piel de gallina. Yo he sido casi siempre una amante a las estupideces cursis, pero desde que me rompieron el corazón, decidí que no volvería a creer en esas idioteces. Pero él encuentra una forma de hacer que las cosas no sean cursis, o al menos no cursi de la forma estúpida.
—¿Estas lista?
—Desde hace mucho.
Zerox Baltine, disfruta tus últimas horas de vida. Pagarás por todo lo que nos hiciste.
Editado: 28.05.2019