Amor de Supervivencia

Capítulo 6: Me voy pero contigo.

Luke le habló sobre su viaje a París, una manera romántica de escapar por unos días de sus vidas cotidianas.

—Ainhoa, no puedo evitar sentir que este viaje podría ser un renacer para ambos —dijo Luke, su mirada fija en ella, como si cada palabra estuviera impregnada de significado.

Ella se mordió el labio inferior, contemplando la idea.

—¿Tú crees? Es un gran paso... No estoy segura de estar lista para algo así.

—A veces, los grandes pasos son los que nos llevan a lugares inesperados y maravillosos —respondió él, su voz suave pero firme. —Imagina pasear por las calles de Montmartre, perderte en una galería de arte o simplemente disfrutar de una cena bajo la Torre Eiffel.

La imagen hizo que Ainhoa sintiera un cosquilleo en el estómago. —Es tan... romántico. Pero, ¿y si no es lo que espero?

—El miedo es natural, Ainhoa. Pero no podemos dejar que nos paralice. La vida está llena de sorpresas —dijo Luke, acercándose un poco más. —Y estoy aquí para compartirlas contigo.

Ainhoa sintió un calor en su pecho al escuchar eso. —¿Y si Liam se entera? Él no lo tomaría bien...

—Ese es precisamente el motivo por el que necesitamos un escape —respondió Luke con una sonrisa cómplice.

—Un lugar donde podamos ser nosotros mismos sin las sombras del pasado.

Ella lo miró a los ojos y vio la sinceridad en su mirada. Era como si él estuviera ofreciendo más que solo un viaje; le estaba brindando la posibilidad de liberarse de sus ataduras. —De acuerdo, lo haré. Vamos a París.

Luke sonrió ampliamente, como si hubiera ganado la lotería. —¡Perfecto! Te prometo que será una aventura inolvidable.

A medida que hablaban sobre los detalles del viaje, Ainhoa sintió cómo su corazón empezaba a latir con fuerza por la emoción. La idea de dejar atrás sus miedos y abrirse a nuevas experiencias parecía más real que nunca. La vida estaba a punto de transformarse en algo extraordinario, y todo comenzaba con esa decisión audaz.

—Solo espero que no te asustes al ver mi colección de croissants quemados —bromeó Luke con una risa ligera.

—¡Eso sería un desastre! Tendré que enseñarte a cocinar antes de irnos —respondió Ainhoa entre risas, sintiendo que la conexión entre ellos se fortalecía con cada palabra compartida.

El futuro parecía brillante y lleno de posibilidades, y por primera vez en mucho tiempo, Ainhoa estaba lista para abrazarlo.

Luke, atrapado en la emoción del momento, no pudo evitar dejarse llevar por la alegría. Con un gesto impulsivo, alzó a Ainhoa por los aires, riendo mientras ella soltaba un grito de sorpresa y alegría. La sensación de libertad y felicidad era palpable entre ellos.

Mientras Ainhoa caía lentamente hacia el suelo, sus miradas se encontraron, llenas de sentimientos encontrados: la emoción por el viaje, el miedo a lo desconocido y una chispa de algo más profundo que comenzaba a florecer entre ellos. Fue entonces cuando Luke, impulsado por la adrenalina y la conexión que sentía, se inclinó hacia adelante y la besó suavemente.

El beso fue breve pero intenso. Cuando finalmente se separaron, Luke se dio cuenta de lo que había hecho; su rostro se encendió en un rubor.

—Lo siento, Ainhoa —dijo rápidamente, tratando de ocultar su nerviosismo—. No debí haber hecho eso... La emoción me llevó demasiado lejos.

Ainhoa se mordió el labio inferior, sorprendida pero también intrigada por lo que acababa de suceder.

—No te preocupes —respondió con una sonrisa tímida—. Tal vez fue la chispa que necesitábamos para encender esta aventura.

Ambos rieron nerviosamente, sintiendo el aire vibrar con posibilidades mientras sus corazones latían al unísono. El viaje a París ya no era solo una escapatoria; ahora era una puerta abierta a algo nuevo e inesperado entre ellos.

Luke sintió un alivio profundo al escuchar las palabras de Ainhoa. La idea de explorar no sólo París, sino también la conexión que empezaba a florecer entre ellos, lo llenaba de entusiasmo.

—Entonces prometo que será una aventura inolvidable

—dijo con determinación, sus ojos brillando con expectativa.

Ambos compartieron una risa nerviosa, la emoción del viaje entrelazándose con la posibilidad de algo más. La atmósfera se volvió electrizante, como si el aire mismo vibrara con sus sueños.

Después de ese intenso momento, Luke sintió que era hora de abordar los detalles prácticos del viaje. Con una sonrisa que aún reflejaba la euforia del beso anterior, comenzó:

—Solo quería recordarte que nuestro vuelo a París es mañana a las 08:00 a.m. Nos vemos en la entrada del edificio a las 06:00 a.m. para asegurarnos de que tengamos tiempo suficiente para llegar al aeropuerto.

Ainhoa asintió, sintiendo cómo la adrenalina empezaba a hacer eco en su interior.

—¡Perfecto! Estaré lista. No puedo creer que finalmente estemos haciendo esto —respondió, su voz llena de emoción.

Luke sonrió, complacido al ver su entusiasmo.

—Va a ser increíble. Solo imagina todas las cosas que podremos hacer... Desde ver la Torre Eiffel hasta disfrutar de un café en una boulangerie —dijo, su mente ya viajando hacia los encantos parisinos—. Será una aventura inolvidable.

A medida que la conversación fluía, se dieron cuenta de que el tiempo pasaba volando. Luke sabía que era hora de despedirse, pero no quería dejarla ir sin un último gesto significativo.

—Bueno, creo que eso es todo por hoy —dijo, intentando ocultar su renuencia—. Nos vemos mañana. Estoy contando los minutos.

Pero Ainhoa lo sorprendió al acercarse un poco más, su mirada chispeante y traviesa.

—¿Así que cuentas los minutos? —preguntó con una sonrisa juguetona—. Entonces esto debería acelerar el reloj.

Sin pensarlo dos veces, se inclinó y le dio un beso de despedida, uno dulce y ligero que lo dejó aturdido pero feliz.

—Nos vemos mañana —susurró ella antes de dar un paso atrás y entrar al departamento.

Luke se quedó parado por un momento, aturdido por la sorpresa y la alegría. Esa pequeña muestra de afecto sólo aumentó su entusiasmo por el viaje y por lo que podría surgir entre ellos en París. Con el corazón latiendo más rápido y una sonrisa dibujada en su rostro, se dio cuenta de que este viaje no solo sería una aventura geográfica; sería un viaje hacia algo más profundo en su relación.




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