Amor de Supervivencia

Capítulo 9: El destino no quiere las cosas fáciles.

Ahinoa se despertó en la habitación del hotel, el eco de su aventura en el mundo paralelo aún resonando en su mente. El collar, que antes brillaba con una luz celestial, ahora yacía apagado sobre la mesita de noche.

Recordó el vestido de Sarai: el fuego devorando la tela, las llamas reflejadas en los ojos de Alma. Un dolor punzante atravesó su pecho.

—¿Por qué lo hiciste? —susurró Ahinoa, sintiendo la angustia.

Alma había estado allí, observando cómo todo se desmoronaba. Sus ojos, llenos de sufrimiento.

Ahinoa cerró los ojos, recordando la intensidad de ese momento. Sabía que el amor a veces exigía sacrificios, pero eso no justificaba la destrucción.

Ahora, sentada en esa habitación fría y solitaria, comprendía que todo debía seguir su curso. Era lo mejor para todos. Pero el peso del sufrimiento era difícil de llevar.

Se levantó y miró por la ventana. La noche brillaba sobre la ciudad, ajeno a su tormento interno. La vida continuaba para los demás; pero para ella todo había cambiado.

—¿Qué haremos ahora? —preguntó Ahinoa en voz baja, como si buscara respuestas entre las estrellas.

La habitación permaneció en silencio. Ella sabía que el camino sería largo y lleno de sombras.

Pero tenían que encontrar una forma de reconstruir lo perdido. Aunque el dolor las uniera, también era un recordatorio de que el amor verdadero no siempre es perfecto. Ainhoa respiró hondo y decidió que lucharía por ambas. Para Sarai, para Alma... y para sí misma.

Recordó que debía buscar al amigo parisino de Alicia, Court. La discoteca “Luz de Neón” sonaba interesante. Tras una ducha rápida, eligió un vestido negro de lentejuelas que brillaba con cada movimiento y unos zapatos rojos que destacaban.

Al salir del hotel, tomó un taxi. El corazón le latía rápido mientras el vehículo se acercaba a la entrada de la discoteca. El guardia de seguridad le sonrió y le abrió la puerta.

Dentro, el bullicio era abrumador. La música vibrante la envolvía. Ainhoa cruzó la pista, moviéndose entre cuerpos que bailaban con desenfreno.

Finalmente, llegó a la barra. Allí estaba Court, atendiendo a unos clientes con una sonrisa encantadora.

—¡Court! —gritó Ainhoa sobre el ruido.

Él se volvió, sus ojos se iluminaron al verla.

—¡Ainhoa! —respondió, dejando su trabajo momentáneamente—. ¡Qué sorpresa verte aquí!

—Vine a buscarte. —dijo ella, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo—. Alicia me habló mucho de ti.

Court sonrió, su mirada traviesa brillando bajo las luces parpadeantes.

—Espero que haya sido algo bueno. —bromeó.— ¿Quieres algo de beber?

—Sí, algo fuerte. —contestó ella, sintiendo que esa noche podría cambiarlo todo.

Mientras él preparaba su trago, Ainhoa miró a su alrededor. La pista estaba llena de vida, pero en ese instante solo existía ella y Court.

—¿Lista para una aventura? —preguntó él, sirviendo el cóctel.

Ella asintió, sintiendo que esa noche podría ser el comienzo de algo inesperado.

Ainhoa tomó un sorbo de su cóctel mientras miraba a Court, la música de “Luz de Neón” vibrante a su alrededor.

—París es increíble. —dijo, sonriendo—. Nunca imaginé que me sentiría así.

Court la observó con interés.

—¿Cómo llegaste aquí con Luke? —preguntó.

—Fue un viaje inesperado... hasta que Nelly apareció.—respondió Ainhoa, el tono de su voz cambiando.

—¿Su ex? —Court frunció el ceño.

—Sí. Vino a pedirle otra oportunidad. Y, tonta de mí, le dio una respuesta positiva.

—No esperaba eso. —dijo Court, sorprendido—. ¿Te quedas con él?

—No lo sé. Tengo dos opciones: recorrer París sola o volver a casa —confesó Ainhoa, sintiendo un nudo en el estómago.

Court la miró fijamente, como si sopesara sus palabras.

—¿Y qué quieres realmente?

Ainhoa suspiró, buscando claridad en sus pensamientos.

—Quiero vivir esta ciudad. Pero necesito ayuda. Por eso estoy aquí contigo.

Court sonrió, su mirada llena de complicidad.

—Entonces no te preocupes. Te mostraré lo mejor de París.

Ainhoa sintió un alivio repentino. Quizás esta noche no solo descubriría la ciudad, sino también lo que realmente deseaba.

—Gracias, Court. Eso significa mucho para mí.

La música envolvía sus palabras mientras la noche se adentraba en un sinfín de posibilidades.

Ainhoa se sintió atraída por la música. Sin pensarlo, se movió hacia la pista de baile. Court, ocupado en su turno, la observaba de reojo, sonriendo al verla disfrutar.

El ritmo la envolvía. Mientras giraba y se dejaba llevar, un extraño apareció a su lado. Sin espacio entre la multitud, la tomó de la cintura y la giró.

—¡Wow! —exclamó Ainhoa, sorprendida pero intrigada.

De espaldas a él, comenzó a moverse con confianza. Era atrevido, más de lo que estaba acostumbrada, pero estaba en París. Decidió dejarse llevar.

El extraño la giró nuevamente, quedando frente a frente. Sus cuerpos estaban tan cerca que Ainhoa podía sentir su aliento.

—Baila conmigo —susurró él, acercándose más.

Antes de que pudiera responder, él la besó ferozmente. Su mano intentó tocarla descaradamente. Ainhoa se tensó.

—¡Suéltame! —gritó, intentando apartarse.

En ese instante, Luke apareció como un rayo.

—¡Ainhoa! —llamó, abriendo camino entre la multitud.

El extraño se detuvo, confundido. Ainhoa sintió una oleada de alivio al ver a Luke.

—¿Todo bien? —preguntó él, mirándola con preocupación.

Ella asintió rápidamente, todavía temblando por la sorpresa.

—Sí... gracias por llegar. —respondió, sintiendo que su corazón latía más rápido.

Luke miró al extraño con desdén.

—No te acerques a ella.—advirtió, protegiéndola con su presencia.

Ainhoa respiró hondo. La música seguía sonando, pero ahora sentía que no estaba sola aunque sea por un instante.

Luke se acercó a Ainhoa, su expresión seria.

—Estoy aquí con Nelly y unos amigos. ¿Te gustaría unirte a nosotros?




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