Amor de Supervivencia

Capítulo 10: Lo que siento por ti.

Ya era momento de regresar, tomaron el coche y subieron en él. Court miró a Víctor mientras conducían. —¿Te imaginas lo bien que le hará a Ainhoa salir de París por un día? Necesita esto.

—Sí, un respiro. Vamos a Giverny, los jardines de Monet. La belleza la inspirará. —Respondió Víctor, sonriendo.

Ainhoa, en el asiento trasero, sonrió débilmente. —Gracias por pensar en mí. De verdad lo necesito.

—Solo un día, Ainhoa. Mañana será diferente. —Aseguró Court, mirando por el retrovisor.

Al llegar al hotel, Ainhoa sintió una mezcla de cansancio y esperanza. —Nos vemos mañana. —dijo mientras bajaba del coche.

Descansa bien. —respondió Víctor.

Ainhoa entró al hotel y subió a su habitación. Al cerrar la puerta, el silencio la envolvió. Se dejó caer en la cama, cerrando los ojos. Imágenes de Giverny danzaban en su mente: flores vibrantes y suaves pinceladas de color.

El sueño la abrazó rápidamente, llevándola lejos del drama que la había consumido.

Sarai

Habían pasado cinco meses desde que Sarai y Adams se casaron. Ahora se encontraban en su nuevo hogar, donde la emoción y el caos de la mudanza se entrelazaban.

Alma, con su barriga de embarazo prominente, sonrió al ver a su hermana. —¡Sarai, esto está tomando forma!

—Gracias por venir a ayudar. —respondió Sarai, desempacando una caja llena de platos. —No sé qué haría sin ustedes.

Vicente entró con otra caja, respirando pesadamente. —La próxima vez, promete no traer tantas cosas. —Bromeó.

Adams se acercó a Sarai, sus ojos brillando con alegría. —Mira cómo está quedando todo. Este es nuestro hogar.

—Sí, es perfecto. — dijo Sarai, sintiendo la calidez en su pecho.

Vicente recordó su propia mudanza con Alma. —Cuando nos trasladamos, todo era un desastre. Pero al final, cada rincón tiene su historia.

—Y cada historia tiene su magia. —añadió Alma, acariciándose la barriga.

Después de horas de trabajo, la casa lucía increíble. Los muebles estaban en su lugar y el aroma de panecillos recién horneados llenaba el aire.

—¡Té y panecillos para todos! —anunció Sarai, sirviendo las tazas con una sonrisa.

—Gran trabajo hoy. — dijo Vicente mientras tomaba un sorbo. —Esto merece una celebración.

—Y muchas más memorias por crear. —agregó Adams, mirando a Sarai con ternura.

El ambiente se llenó de risas y promesas de un nuevo comienzo. Cada taza levantada simbolizaba no sólo un hogar nuevo, sino también el amor que lo llenaría.

Alma miró a Sarai con una sonrisa radiante. —Creo que deberíamos empezar a preparar la habitación para la bebé.

Sarai asintió, sintiendo una oleada de emoción. —¿Ya han pensado en nombres?

—"Sí," —respondió Alma, acariciándose la barriga. —Vicente quiere que se llame Génesis. A mí me encanta.

—Es un nombre hermoso. —dijo Sarai, sonriendo. —Significa nuevo comienzo.

—Exacto. —afirmó Alma, sus ojos brillando. —Y esto es un nuevo comienzo para nosotros.

Adams se acercó, interesado. —¿Qué esperan, ustedes dos, cuando llegue el momento de ser padres?

Sarai miró a Adams, sintiendo una conexión profunda. —Quiero ser una madre amorosa, pero también firme. Quiero enseñarle a ser fuerte.

Alma asintió. —Yo quiero que nuestra hija se sienta libre para ser quien es. Que nunca le falte amor ni apoyo.

—Y que siempre sepa que puede contar con nosotros. —agregó Vicente desde la cocina, escuchando la conversación.

Sarai sonrió. —¿Y qué tal si hacemos un mural en su habitación? Algo que represente todos nuestros sueños para ella.

—"Me encanta la idea." — dijo Alma emocionada. —Podemos incluir palabras que siempre lleve consigo.

Adams miró a Sarai con ternura. —Creo que esto será un viaje increíble, lleno de sorpresas.

—"Sí." —respondió Sarai, sintiendo su corazón latir más rápido. —Estamos listos para esto.

El ambiente se llenó de risas y promesas mientras comenzaban a soñar juntos sobre el futuro de Génesis.

Sarai invitó a Alma a mirar el jardín. —Quiero mostrarte algo especial.

Alma sonrió, pero Sarai notó un destello de duda en sus ojos. Hizo la señal y murmuró: —"Escudo."

Al instante, Alma respondió haciendo la señal con sus manos: —Escudo. —Ambas se encontraron en el mundo paralelo, un espacio donde solo ellas existían.

Alicia dentro de Alma apareció, radiante. —Me alegra poder ayudarte en este momento especial con Adams.

Ainhoa, representando a Sarai, sonrió. —Es especial para Sarai y Adams. Este jardín es su refugio.

Alma miró a Sarai con comprensión. —Sé que tienes tu propia realidad con Luke, pero me alegra que estés aquí.

—Sí. —respondió Sarai, sintiendo una mezcla de emociones. —Aunque experimenté esto a través de Sarai, mis sentimientos son reales.

—Adams la ama con todo su ser. —dijo Alma suavemente. —Y ella lo ama más que nada en el mundo.

Sarai asintió, sabiendo que su cariño por Adams era profundo pero respetando lo que Sarai significaba para él.

—Es su amor de por vida. — agregó Sarai, mirando al jardín lleno de flores. —Y eso nunca cambiará.

El silencio se llenó de complicidad mientras compartían la conexión única que las unía.El sol se filtraba entre las hojas del jardín, creando sombras danzantes. Alma se agachó, su mano temblorosa tocando un objeto brillante medio enterrado en la tierra.

—¿Qué es esto? —preguntó Sarai, acercándose con curiosidad.

—No lo sé, pero... —Alma lo levantó, revelando un pequeño medallón con inscripciones extrañas—. Parece antiguo.

Al abrirlo, una luz envolvente emergió, llenando el aire con un suave zumbido. Las dos se miraron, la tensión surgió.

—¿Qué está pasando? — Sarai dio un paso atrás.

De repente, la visión apareció ante ellas: Alma vio una imagen oscura de Vicente, su rostro distorsionado por el dolor. Su corazón se detuvo.

—¡No! —gritó.— ¡Yo no quiero eso!

—Alma, ¿qué viste? —Sarai se acercó, preocupada.




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