Amor de una pieza

16.A orillas del rio

Me desperté con una sensación rara de nervios y curiosidad que no sentía desde hace mucho.

La noche anterior (sábado), después de darle vueltas todo el día, terminé escribiéndole a Thomas. Solo le dije que aceptaba la salida pero sin exageraciones.

Él respondió en unos diez minutos.

"Perfecto, paso por ti a las 9am. Y lo siento, no sé vivir sin exageraciones."

Me lavé la cara, intenté peinar mi cabello rebelde y abrí el armario como si de pronto estuviera decidiendo el vestuario de una película importante. Ridículo, lo sé. Es solo un domingo, solo una salida... pero no puedo evitar darle demasiadas vueltas.

Termine poniéndome una blusa sencilla, vaqueros y zapatillas. Cuando fui a la cocina, mamá estaba ya con su taza de café en la mano. Me observó con esa mirada suya.

—¿Algún plan para hoy? —preguntó.

—Tal vez —encogí los hombros, fingiendo indiferencia.

—Tal vez, ¿eh? —sonrió—. Bueno, si es "tal vez", al menos peínate un poco más.

Bufé, aunque terminé obedeciéndola.

A las nueve menos cinco, ya estaba lista. Y aunque intentaba repetirme que no era nada especial, mi corazón se aceleró en cuanto escuché el motor de un auto detenerse frente a la casa.

Salí con el corazón latiendo demasiado rápido para lo que se suponía era "solo una salida". Mamá se asomó a la ventana y levantó la mano en un saludo discreto, como si estuviera tan curiosa como yo.

Llegando al auto, Thomas me mira con esa sonrisa que parece no borrarse nunca de su rostro.

—Vaya, la mismísima Cenicienta madrugadora. Pensé que tendría que tocar la bocina diez veces para sacarte de la cama.

Me crucé de brazos, aunque no pude evitar sonreír.

—Algunas sabemos llegar a tiempo sin carroza.

—Touché —se inclinó un poco hacia el asiento del copiloto—. ¿Subes?

Entré al auto y cerré la puerta con suavidad. El interior olía a menta y cuero, con una pizca de perfume.

—¿Y a dónde vamos? —pregunté mientras me abrochaba el cinturón.

—A un lugar que solía visitar antes —respondió, arrancando el motor.

—Eso no responde nada.

—Es que las mejores respuestas no son inmediatas, tienes que tener paciencia.

Lo miré de reojo.

—¿Paciencia contigo? Suena a misión imposible.

Él soltó una carcajada.

—Ya ves, soy un reto de superación personal.

El trayecto fue tranquilo. Las calles fueron quedando atrás poco a poco, cambiando los edificios por carreteras rodeadas de árboles y casas dispersas. El cielo estaba despejado, con ese azul típico de un domingo.

Después de una hora, Thomas estacionó en un camino de tierra que se abría paso entre una zona arbolada, apagó el motor y me miró con una expresión de orgullo.

—Llegamos.

—¿Llegamos a dónde exactamente?

—Ven y verás.

Bajamos del auto. El aire allí era distinto, más fresco, con un aroma a tierra húmeda y hojas. El ruido de la ciudad quedó atrás.

Thomas tomó la delantera, caminando por un sendero estrecho, adentrándose en el bosque. Yo lo seguí, cuidando de no tropezar con las raíces que sobresalían del suelo.

—¿Seguro que no me estás llevando a una emboscada? —bromeé.

—Si quisiera secuestrarte, no gastaría gasolina en traerte hasta aquí.

—Vaya alivio —dije con sarcasmo.

El camino no era largo, pero sí suficiente para que el silencio entre nosotros se llenara con sonidos naturales de pájaros y ramas crujiendo con cada paso.

Luego de unos minutos caminando, el sendero se abrió hacia un claro donde corría un arroyo cristalino, bordeado por piedras cubiertas de musgo. No había nadie más, solo nosotros.

Me detuve unos segundos, sorprendida.

—Esto... no me lo esperaba.

Thomas sonrió con una chispa en la mirada.

—Lo sé, por eso te traje.

Se inclinó quitándose la camisa y dejándola caer sobre una roca. Su torso quedó desnudo y yo me quedé paralizada, sin saber si apartar la mirada o seguir observando como si nada.

—¿Qué... qué estás haciendo? —pregunté, intentando sonar indignada.

—Voy a nadar —dijo, como si fuera lo más lógico del mundo.

—¿Aquí? ¿Ahora?—Claro, ¿por qué no? El agua está perfecta.

Se quitó las zapatillas y los vaqueros, quedándose solo con unos pantalones cortos que traía debajo. Y a continuación, entró al agua.

—Estás loco —murmuré, cruzándome de brazos.

—Un poco, sí —se giró hacia mí, sonriente—. Anda, entra.

—No tengo traje de baño. Si quizás alguien me hubiera avisado... —me encogí de hombros, como si eso cerrara la conversación.

—Nada en ropa interior.

—¿Era tu plan? Pervertido.

Él rio, hundiendo las manos en el agua y salpicando un poco hacia la orilla.

—Entonces ponte mi camisa, te quedará como vestido. Problema resuelto.

Lo miré dudando y sentí el calor subirse a mis mejillas. Parte de mí quería rechazarlo de inmediato, otra parte... otra parte estaba tentada.

—No puedo creer que me estés convenciendo de esto... —murmuré.

Thomas levantó una ceja, triunfante.

—Está bien —dije—. Pero no mires.

—¿No mirar? Eso es como pedirle al sol que deje de brillar.

—Thomas —le lancé una mirada de advertencia.

—Está bien, está bien —se giró, aunque pude notar que lo hacía con una sonrisa contenida.

Bufé, desabrochando los vaqueros con torpeza. Me quité los zapatos, los dejé junto a una roca y, después de un momento de duda, me puse su camisa con el olor a su perfume impregnado en la tela. Me quedaba amplia, cubriéndome hasta medio muslo.

—Listo —dije con firmeza.

Thomas se giró despacio, recorriéndome con la mirada de arriba abajo, aunque sin descaro.

—Sabía que te quedaría bien —su sonrisa se ensanchó—. Deberías quedártela.

—Cállate —me crucé de brazos y me metí rápido, sintiendo el frío recorrerme las piernas hasta que estuve dentro por completo.

El agua estaba helada al principio, pero pronto se volvió soportable. Thomas nadaba con naturalidad, como si perteneciera allí. Yo me movía despacio, acostumbrándome a la sensación, dejando que la corriente ligera pasara entre mis dedos.



#6028 en Novela romántica
#891 en Thriller

En el texto hay: adolescente, romance, amor

Editado: 29.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.