Cuando tu mejor amiga te ofrece, un viaje con todos los gastos pagados y que no te costará ni un duro, lo primero que le preguntas es, ¿cuando marchamos?
Por lo menos, eso es lo que hice yo cuando Caroline vino a mi casa anoche como loca y con los pasajes en la mano.
El tronador sonido del claxon me despierta y le acompaña un tintineo en mi móvil informando de la llegada de un mensaje. Con la mano aún en el pecho y la respiración agitada por el susto cojo el teléfono y veo que el mensaje es de la loca de Caroline, me fijo en la hora y en ese momento quiero darle con la almohada en la cara por despertarme a las cinco de la mañana.
Caroline: Estoy abajo espero que estés lista para no dormir a penas en esta semana ;)
Lara: Estás loca, me has asustado. *~*
Caroline: Levanta tu culito sexy de la cama y ¡vamos ya!, no querrás perder el avión.
Al leer el último mensaje ni respondo. Me levanto de un salto de la cama y me pongo la ropa que dejé anoche preparada en mi silla. Unos vaqueros negros ceñidos que resaltan mi silueta, una camiseta violeta de manga corta caída del hombro y un poco ancha para crear contraste, mi largo pelo castaño agarrado en una coleta alta y por último botas altas. Agarro la maleta que preparé anoche y bajo las escaleras sin hacer ruido, dejo una nota en la cocina para mi madre y salgo por la puerta.
Nada más salir, me golpea en plena cara una ráfaga de viento, menos mal que a dónde vamos siempre es soleado, o al menos eso dicen.
Hawaii allá vamos.