— ¡Eh!, me han hablado de una fiesta en la discoteca deseo.
¿Te apuntas?
—Claro que me apunto—. Le digo a mi loca amiga mientras me voy a ver qué me pongo.
Un par de horas más tarde, ya estamos preparadas para ir de parranda. Caroline lleva su largo pelo rubio en trenzas deshechas creando un rizado en bucle y un vestido verde ajustado que le llega a la mitad del muslo con un escote sugerente y pequeños brillitos, haciendo resaltar más sus ojazos verdes y unos tacones en los que yo no podría ni subirme pero que le dan el toque final.
Mientras que yo llevo una pequeña falda de cuero negro que se ajusta perfectamente a mi silueta, un body rojo que deja al descubierto mi espalda en su totalidad y con escote en forma de corazón, unos tacones del mismo color que el body y el pelo ondulado y suelto.
Caroline para remarcar mis ojos color miel hizo un bonito humeado a mis ojos en color negro y un poquito de rojo. Tras su insistencia, me pinto los labios rojos porque, según ella, los hace más deseables y quería que ésta noche ligase, porque, según ella insisto, esta viaje es una experiencia que jamás olvidaremos y que por lo tanto hemos de vivirla al máximo y tomar todo lo que la isla nos ofrezca y en ella hay unos isleños maravillosos.
Cosa a lo que yo giré los ojos en respuesta, yo no solía salir con la pretensión de ligar con alguien, yo solo salía para pasármelo bien y punto, bailar, reírme un poco o mucho y si sale algo pues mejor, pero tenía claro que no me deprimiría por no encontrar un ligue.
Llegamos al local y vemos que por fuera de el ya hay una increíble y desesperante larga fila para entrar. Cuando intento ponerme al final de la cola y esperar pacientemente a que podamos entrar, Caroline atrapa mi mano y tira de mi hasta el principio de la cola, afirmando que sabe cómo entrar.
Avanzamos lentamente escuchando bufidos y quejas del resto de la gente que aguardaba su turno en la cola. Nada más llegar al comienzo de ésta, un chico grandullón, con aspecto de portero de discoteca, que vestía una camiseta negra de manga corta dejando ver sus fuertes y musculosos brazos y que abraza a la perfección su ancho pectoral, nos sonríe y hace una seña a mi quería y loca amiga.
Caroline se acerca a este, se inclina sobre él para acortar la distancia, ya que ella es bajita en comparación y él le saca un par de cabezas, le susurra algo al oído mientras acaricia su fornido pectoral, el chico le sonríe, la agarra por la cintura y la besa de manera ardiente, con tanto deseo que parece que de solo mirar podría quedar yo embarazada. Así que desvío la mirada de ellos.
—Lara—, me llama mi amiga después de unos minutos.
La miro y me hace un gesto para que me acerque, el chico desliza la cinta que impide la entrada a la discoteca y entramos.
La fuerte música nos da de lleno en plena cara una vez que abrimos la segunda puerta y nos adentramos por completo en "Deseo" la famosa discoteca. Me giro hacia Caroline y le hablo, más bien grito, por encima de la estridente música en busca de una explicación.
—Explícame ahora mismo eso—. Digo señalándo la puerta, que se encuentra a nuestras espaldas, con el dedo pulgar.
Mi amiga me mira con cara de no saber a qué me refiero pero yo sé que si lo sabe.
—No me vengas con que no sabes a qué me refiero—, le digo abordándola antes de que se escaquee.
Lanza un suspiro debido a mi insistencia y me mira, se acerca a mi oído para que la pueda oír, a pesar de la música que retumba fuertemente por todo el lugar, y habla.
—Está bien, ¿te acuerdas que esta mañana tú no querías salir y te dije que al menos a la piscina del hotel, pero finalmente fui yo sola mientras tú descansabas en la habitación?—, me hace la larga pregunta mientras que me apunta con su dedo acusador. Y sí, lo recuerdo, pero es que estaba agotada debido al viaje. Asiento y ella prosigue su explicación—. Pues lo conocí hoy se llama Stefan, fue un amor conmigo, estuvimos todo el día juntos. Nos conocimos en la piscina y estuvimos hablando, resulta que tenemos mucho en común, me invitó a comer, después yo le invité a cenar y luego pues tomamos "el postre"—, dice Caroline haciendo comillas con sus dedos—, si sabes a lo que me refiero—. Sexo, sí, lo sé.
La verdad me alegro por mi amiga muchísimo, pues la veo bastante pilladita para solo conocerse de un par de días, pero me preocupa lo que pase después, si se engancha. Ósea, él vive aquí y Car muy lejos, demasiado para mantener algún tipo de relación formal. Al ver su sonrisa hacerse aún más amplia, borro esa línea de pensamiento, mi amiga está feliz, ahora mismo y eso es lo que importa ¿no?, el ahora. Ya que la vida son dos días y hay que pasarlo en grande. Asiento y abrazo a mi amiga que me lleva a la barra de la disco al grito de "a disfrutar".
Pasadas tres horas en las que nos bebimos al menos dos tablas de chupitos entre las dos, bailamos como locas y un grupo extremadamente grande de personas, nos subió a la tarima, dónde bailamos al estilo vaquero, "Timber" de Pitbull y Kesha. La gente estaba como loca, tanto mujeres como hombres agitaban sus manos y coreaban "otra, otra". Finalmente me bajé de ahí y bailé con un chico que se veía super lindo, llevaba una camisa negra y unos vaqueros que envolvían a la perfección su espectacular trasero, mientras veía como Car bailaba con Stefan. Que hacía unos minutos se había acercado a nosotras diciendo que su turno había terminado y que se robaba a mi amiga.
Me separo del hermoso castaño que está pegadito a mi para volver al hotel, cuando de pronto un pecho masculino choca contra mí, derramando la bebida que lleva en su mano.
Un horrible tono azul, pero que huele extrañamente dulce y acaricia mis sentidos con su aroma, se extiende por todo mi vestido y de inmediato, maldigo en voz baja, mientras que una fuerte mano me agarra firmemente de la cadera para lograr que no caiga, cosa que agradezco.
Un momento, ese olor, conozco ése olor, no como algo que parece que te suena y luego no es así, yo lo conozco. Definitivamente yo ya había chocado con este pecho, digo olor, digo... me estoy liando.
Noto que algo vibra contra mí y me atrevo a levantar la mirada. Grave error.