Amor del más allá (historia corta)

Capítulo 5

La rabia de Evelina se ha convertido en el nuevo clima de la casa

Es un frío constante, punzante, después del incidente del cuaderno no hubieron más crujidos ni puertas azotadas por días; solo un silencio espeso que me indicaba que me ha estado vigilando

Después de leer un poco más aque libro que había comparado mi misión se ha invertido: ya no busco su propósito; busco la manera de que ella se vaya, pues es una página decía que, un alma que vagaba en este plano terrenal era un alma atormentada y dolida

Ella... Ella era el amor de mi vida, y aun sin un cuerpo yo la sigo amando, y justo porque la amo ya no quiero ni puedo soportar que ella esté en este estado de agonía. Tiene que ascender, aunque signifique que deba quedarme solo hasta que me reuna con ella en el más allá

Pero está molesta, por lo que mi primer paso debe ser calmarla

—Evelina —le hablo al aire, con una voz llena de falsa resignación— Tienes razón, no debí hacerlo, te heri al mentirte ¿Me perdonas?

El aire se calienta ligeramente, un claro "sí" que me permite relajarme

Bien, ahora solo debo asegurarle que no haré nada que ella no quiera

Durante un día entero, hice la farsa de releer su poesía y dedicarme exclusivamente a la casa, ella se complació, permitiéndome así la oportunidad de planear mi escape

Sin embargo, pasaron días sin reunirme con Sara, estaba más tiempo en casa con ella y le hablaba de forma cariñosa, aunque no ponía esfuerzo en ello, pues m salía de forma natural, pero cuando regresaba a la realidad sentía como me apretaban el corazón en un puño al recordarme que no podía tenerla

Cómo anhelo que ella siguiera con vida

Me reuno con Sara unas dos semanas después en una cafetería a la entrada del pueblo, asegurándome de usar una ruta larga y aleatoria

Sara me espera nerviosa, mirando por encima de su hombro

—¿Cómo está ella? —susurra, tan pronto como me siento

—Furiosa, pero controlada, le mentí, piensa que acepté que ella es "mía" —digo con un nudo e la garganta y sintiéndome culpable por la manipulación—Sara, el cuaderno lo confirma: ella solo conmigo, Ella cree que su propósito es quedarse conmigo

Sara palidece

—No, no es eso. Ella estaba obsesionada con encontrar su amor, pero... no quería atraparlo, O eso creía

Su rostro se contrae cuando parece recordar algo, con los ojos vidriosos

—Antes del accidente, Evelina estaba construyendo algo. Ella lo llamaba su "caja de deseos". Me dijo que había leído en algún libro que si dejaba su deseo más profundo en un lugar especial, sellaría el destino, Estaba emocionada por poner la descripción de su hombre de los sueños allí

—¿Dónde esta el escondite? —pregunto sintiendo mi corazón acelerarse

—En su dormitorio, en el armario, detrás de un falso fondo, Ella me hizo jurar que nadie lo tocaría hasta que su deseo se cumpliera

Mientras hablámos del escondite, siento un frío familiar, no en la cafetería, sino dentro de mi mente

Una oleada de dicha, de paz absoluta, me inunda, como si estuviera drogado con algún analgésico, haciéndome sentir que Sara es una molestia innecesaria

No la necesitas

Vuelve a casa

Somos suficientes

La voz no es audible, pero la emoción es intensa, casi embriagadora

Sacudo la cabeza, luchando contra la manipulación

—Ella está intentando detenerme —le digo a Sara—. Quiere que la acepte, pero tenemos que encontrar esa caja, sii hay alguna pista para su liberación, tiene que estar allí

Regreso a la casa, y el silencio es la señal de que me ha estado esperando

El ambiente es opresivo, pero no hay crujidos de ira, solo una anticipación tensa

Voy directo a mi dormitorio, el antiguo cuarto de Evelina

Me arrodillo ante el armario de cedro

—Estoy buscando algo tuyo —digo tratando de sonar tranquilo—.Algo que te hará más feliz.

Ella me responde

Un silbido dulce en el aire, aceptando

Encuentro la tabla suelta, tal como Sara había dicho

Saco un cuchillo de mantequilla para hacer palanca

Cuando la madera cede, el silencio se rompe, Un golpe sordo en la pared resuena

—No —dice mi mente.

No le hago caso, si no que me inclino para sacar una pequeña caja de madera oscura. Esta grabada con las iniciales E.P.

En ese instante, la furia se desata

La puerta de mi dormitorio se cierra de golpe con un estruendo, el pestillo se desliza con un sonido metálico y seco, sellando la tranca

Estoy atrapado

Luego, El aire se condensa en el centro de la habitación poniéndome los pelos de punta y todo mi cuerpo se tensa

Con la respiración agitada, y con mucho esfuerzo por la parálisis de pánico que me toma, miro por encima de mi hombro hacia ese punto donde la energía parace estar concentrándose

No es una neblina; es una figura corpórea y brillante

Es Evelina

Su figura parece hecha de luz líquida y vapor, Puedo ver sus contornos perfectos, el flujo de su largo cabello oscuro flotando sin viento, y el plisado del vestido de la visión

Sus rasgos son nítidos: la nariz respingona, las mejillas redondas, parecía tan sólida como el cristal pero tan transparente como el agua, sus labios, aquellos que me habían sonreído en el sueño, estan curvados ahora en una mueca de agonía y celo

Sus ojos, los mismos ojos color miel de mi visión, brillan con una luz azulada y fría

—¡Raúl! —Su voz no es un susurro; es un gemido desgarrador y hueco que retumba en mis huesos

Me sujeta

Siento su mano en mi hombro

No es fría; es como si una corriente eléctrica de baja intensidad me atravesara

Ella no me ha tocado en seis años, y el contacto me hace jadear

¡Cuanto quisiera que estuviera viva!

—No. No la abras —ordena con algo de súplica

Ignoro el dolor y el miedo

Fuerzo la tapa de la caja con el pulgar y Evelina grita, los muebles que bloqueaban la puerta se mueven rascando la madera




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