Amor del más allá (historia corta)

Capítulo 6

/•\/•\/•\/•\/•\/•\ Narrador Omnisciente /•\/•\/•\/•\/•\/•\

Después de que Raúl no se comunicara por varios días, la ansiedad de Sara se convirtió en un terror frío y constante

Sabía que Raúl no estaba simplemente ocupado, pues tenía la ligera sospecha de que Evelina había ganado la batalla y la inacción de Sara ya no es una opción

Se desliza por el umbral con el corazón latiéndole en la garganta

La casa la recibe en un silencio aterrador, Pero con una tensión tan densa que parece palpable

No hay crujidos de asentimiento, ni corrientes frías de celos, tampoco azotes violentos, es un vacío opresivo, como si la presencia de Evelina hubiese absorbido todo el sonido para concentrarlo en la prisión que escondía

Sara busca por todas partes de la casa sin encontrar a nadie, ni siquiera una pista de lo que pasó, así que, con las manos temblando y el sudor corriendo por la espalda, sube directamente las escaleras

Se detiene ante la puerta del antiguo dormitorio de su amiga

Intenta girar el pomo: el seguro Pero el seguro está echado

—¡Raúl! —grita, golpeando fuerte con los nudillos— ¡Raúl, quita ya el seguro!

Solo el silencio denso y desesperante es su respuesta

Sara retrocede, su miedo transformándose en una furia desesperada, armando se de valor

No hay tiempo para sutilezas

Encuentra un pesado adorno de hierro forjado en el pasillo y, sin dudarlo, comienza a golpear la cerradura

El ruido es violento, un contraste brutal con el silencio antinatural de la casa, un sonido que es puramente humano contra una fuerza espectral

Golpea hasta que la cerradura cede con un chasquido agudo y la madera cruje

Sara empuja la puerta y se abalanza sobre el cuarto con el corazón latiendo le a mil sin saber con que encontrarse

El dormitorio esta en penumbra y revuelto, con la caja de deseos abierta en el suelo

Raúl, sin embargo, no esta a la vista

Cuando las lágrimas comienzan a llenar sus ojos por la desesperación y el temor de lo peor Un pequeño ruido la hace girar

Viene del armario

Allí, sentado en el suelo de cedro, con la cabeza reclinada contra su pecho, se encuentra Raúl completamente inconsciente, pero sus labios estan curvados en una sonrisa de paz inquietante, el color ceniciento de su piel revelaba que su energía vital ha sido drenada

Se lleva las manos a la boca ahogando un grito sin poder creer que es el chico frente a ella

al mismo tiempo, toda su piel se pone de gallina cuando la temperatura se desploma de forma alarmante y la breve luz que se filtra por las ranuras de la ventana parece volver lúgubre y sombría

La tensión se acumula en una parte detra de ella y... Lo sabe, sabe de que o quien se trata, así se que respira profundo y con toda la voluntad que puede reunir se gira hacia ese punto

—No lo toques —dice una voz suave, pero con un timbre hueco que llena la habitación en forma de eco

Allí está Evelina

La figura casi sólida, hecha de una luz opalina que detalla cada rasgo: el largo cabello castaño flotando sin viento y el contorno familiar de su rostro, Sus ojos, los mismos ojos color marrón que traen tanta nostalgia con sus recuerdos, brillan con una luz azulada y fría

—Evelina —murmura Sara, cayendo de rodillas, con todo su cuerpo convulsionando en temblores incontrolables

—Sara, te dije que no vinieras —le espeta Evelina, su voz impregnada de dolor

—¡Tienes que dejarlo! ¡Esto es obsesión, no es amor! ¡Él está sufriendo!

Evelina niega con la cabeza, su rostro espectral se contrae

—Él es mío. El destino nos unió, ahora que lo tengo, nunca, jamás nos vamos a separar

Sara se levanta, aún con sus rodillas aplaudiendo

—¡No! ¡Tú no eres así! —grita con convicción, señalando a su amiga—¡La muerte te ha cambiado! La Evelina que yo conocí nunca haría esto, nunca encarcelaría a alguien por amor. Eras bondadosa, Ev

La acusación parece golpearla con fuerza, La luz de Evelina parpadea, y un temblor invisible recorre la habitación, Su figura se hace momentáneamente más traslúcida, revelando la fragilidad de su manifestación

—No lo entiendes... —gime Evelina con un gesto de agonía — Seis años en la oscuridad, en este silencio, vi el mundo seguir sin mí, La casa vacía, fui olvidada por todos y Era una agonía, Pero él... Él fue el único que no siguió con su vida y solo vasto con que me viera una vez, y desde entonces, el mismo dolor que yo siento lo ha cargado el también

De su ojo derecho, de una manera increíble, rueda una lágrima

No es transparente como se espera de un fantasma, si no que es mucho más turbio

es un hilo de sangre líquida y oscura que se desliz por su mejilla opalina y se desvanece antes de tocar el suelo

—Estoy cansada de estar sola —confiesa Evelina, y su voz espectral se quierbra en un sollozo—Él... él me presta atención, mehace sentir querida y visible, Es el amor de mi vida y mi propósito es amarlo, el es mi hogar, y no puedo dejar que te lo lleves

Tras escuchar las palabras de amiga y analizarlas, lo entiende: el verdadero propósito de Evelina era amar, pero el terror al olvido y a la soledad y quizás algo trastocado por haber pasado al más allá lhan convertido su propósito en posesión

—Si el amor es tu propósito, entonces esto no lo es —le dice Sara, su voz ahora más firme—Esto es la mayor de las traiciones. Estás matándolo lentamente para que no te olvide. Raúl está vivo, Evelina, necesita una vida, una familia, amigos, nunca te querrá de verdad si lo tienes así, Pero sii cumples tu propósito de amar, tienes que querer su felicidad, y su felicidad no está en esta prisión, lo sabes, sabes que tengo razón

El rostro de Evelina se deforma de agonía

Mira a Raúl, inconsciente

—Si me voy... lo voy a perder, Si cumplo mi propósito, ascenderé y no podremos estar juntos

—No lo pierdes, Lo salvas, Ev —respondr Sara— Demuéstrale el amor que escribiste en ese cuaderno, Deja que viva, si en verdad lo amaste y lo sigues amando como dices, acaba con esto




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