~Nadie imaginaba lo que ocurriría en ese dia pero aún así agradezco haberte conocido~
~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•
Era un día maravilloso...
Un niño pelinegro se encontraba en un pequeño parque, el cual se encontraba cerca de su casa, sus padres le habían dado algo de dinero como para comprarse dos helados. Se sentó en uno de los columpios que se encontraban ahí a esperar a que abrieran la heladería que estaba al cruzar la calle. De tanta espera alguien lo acompañó sentándose en el otro columpio.
El pelinegro miro a su acompañante, era una niña que parecía que era de su misma edad, de cabello castaño y sus ojos azules, eran iguales al mar, el cuál el admiraba, también pudo notar que ella recientemente había llorado se podía ver que aún tenía lágrimas secas en ambas mejillas.
“Tal vez sólo se cayó" pensó él.
Era algo lógico de pensar...
Pero, él peli-negro la examinó con la mirada, no se veía lástimada se veía que estaba en buen estado...
¿Entonces por qué lloraba?....
“¿Seria correcto preguntarle?”, se cuestionaba.
— Hola... —Dijo, pero ella lo ignoro.
El chico a ver su reacción se puso en frente de ella mirando hacía sus ojos, ella hizo lo mismo, pero por alguna razón el chico empezó a sentirse avergonzado.
— A.. Aah, me preguntaba... ¿Por... —comenzó, el quería preguntarle la razón de su tristeza, pero la chica seguía mirandolo sin expresión alguna haciendo que el se intimide cambiando de pregunta)... Digo, ¿Quieres... Un... Helado?
~Tal vez si te hubiera preguntado lo que quería saber, tal vez nunca nos hubiéramos conocido realmente, me alegro a ver tomado la decisión correcta~
Al decir eso la chica dejo de intimidarlo, para después darle una sonrisa falsa, él pelinegro tomo eso como un si...
El se quito del frente de la castaña para empezar a correr para así cruzar la calle, la castaña lo siguió con la mirada, sin moverse de su lugar para ver que hacía, al ver que el iba a cruzar la calle, se levanto del columpio y empezó a seguirlo.
~¿Quien diría que mi decisión me traería frutos?~
Hasta que vió que al pelinegro se le cayo su dinero en medio de la carretera, el solo fue hacía el agachandose para recogerlo sin darse cuenta que un camión venía hacía a su dirección del rubio, así que la aqua-marina empezó a correr...
“¿Acaso es un tonto?“; pensó furiosa la castaña, llegando a el para empujarlo junto a ella cayendo abrazados al otro lado de la calle.
~En ese momento conocí tu verdadero personalidad, la cual ame desde un principio~
— ¡¿Pero qué te pasa?! —Exclamo furiosa— ¡Solo un tonto haría lo que tu hiciste! —Ella como estaba encima, aprovecho para decirle sus verdades— Pudiste haber muerto... —Menciono menos histérica.
—Es... que... Quería que no estuvieras triste... Es por eso que lo hice... —Dijo él, intentando mirarla, pero sus ojos de ella lo intimidaban.
— No debiste hacerlo, por un extraño, yo tampoco debi hacer esto por un extraño, pero mi cuerpo actuó solo. —Dijo con sinceridad — Me debes una —agrego de forma divertida.
—Te lo pagaré con un helado, —comenzó divertido — ¿Te parece bien? —La castaña asintió — ¿De que sabor quieres?
—Chocolate...
— Bien.
Después de comprar los dos helados, se dirigieron al parque pero está vez la castaña le recomendó mirar hacía ambos lados, luego la chica le agarro la mano libre al pelinegro para poder cruzar, haciendo que el pelinegro se sonrojara, eso era muy vergonzoso.
— Te tomo de la mano no por que quiera sino por obligación, —comenzo fríamente— Mis padres me enseñaron que no debo de cruzar sin que me agarren de la mano —explicó.
—E-e-está... bien.. En realidad no me importa... —Dijo nervioso.
—¿Entonces por qué te sonrojas?
— Y-yo... No, de seguro... es... por que me... estoy enfermado... &Dijo muy nervioso, cambiando de tema — ¡Mira los columpios! —Exclamo soltandose del agarre de la castaña y llendo hacía unos de los columpios para después sentarse.
~Era lo que quería creer, pero el motivo de mi sonrojo era por otra cosa~
La castaña hizo lo mismo que el. Empezaron a comer de ese exquisito helado. Hasta que el pelinegro hablo.
—¿C-como t-te llamas?
—Soy Mónica Gómez... —Dio una respuesta directa para dejar de hablar pero aún así el chico siguió.
—Y-y-o soy... Leonardo Siller —dijo tartamudeando, ganándose una mirada directa de Mónica.
—¿Acaso te pregunte? —Dijo, Leonardo solo agacho la mirada — No importa, espero no volver a verte... —Dijo llendose del parque.
Solo se quedo allí el pelinegro sin decir nada...
~Monica... Quién diría que ese nombre me haría llorar, sufrir. Y hacerme sentir lo que son los celos.
Esa chica que nunca se quitaba de mis pensamientos, esa chica que hacía que me desvele...
Esa chica que me trae loco...~
~•~
Hasta aquí.
Espero recibir buenos comentarios con sus sugerencias, si les gusto hágamelo saber.
Esta es la primera historia que publicó aquí espero recibir buen apoyo. La portada aún está en edición cuando la termine la pondré.
Gracias por leer. Hasta la próxima n.n