Capítulo 8: Declaraciones. Parte V
Connor Jones.
Poso como siempre lo he hecho, hago poses de manera distraída y de diferentes formas, duramos un buen tiempo en eso hasta que se obtuvo muy buenos resultados que nos gustaron.
Después de ello, colocaron dos sofás para la entrevistadora y para mí.
Nos presentamos y nos sentamos en los sofás para dar inicio a todo.
—Es un honor tener al exitoso empresario Connor Jones con nosotros —me presenta la entrevistadora sonriente.
Me enfocan a mí esta vez y sonrío con estima.
—Para mí es un placer compartir con ustedes mi día —soy honesto con ello.
Se pasa un mechón de su cabello detrás de la oreja y sonríe.
—Cuéntanos, Connor… ¿Cómo ha sido trabajar en una de las empresas más prestigiadas de New York en la industria de la moda? —pregunta con mucho entusiasmo.
Comienzo a reír y me acomodo en mi asiento en una posición cómoda.
—Siempre ha sido una montaña rusa de emociones para mí, ¿sabes? —le digo sincero—. He presentado diferentes emociones de lo que se trata de la empresa.
»Me he dedicado a ella desde que tengo uso de razón, llevo 7 años trabajando en la empresa, y a pesar de que comencé siendo jefe tan joven, he visto una evolución drástica, tanto para la empresa, como para mí.
»Cuando comencé a mis 17 años estaba muy inseguro de todo, digo, era un adolescente que no sabía que podía manejar una gran empresa. Siempre tenía ese pensamiento “¿Yo seré bueno para esto?”. Me lo cuestioné muchas veces.
»Tuve muchas conversaciones con mi padre, preguntándole que si él estaba seguro de dejarme la empresa a cargo, digo, entiendo que mi abuelo se la haya dejado a mi padre aún más joven de lo que me llegó a dar a mí, pero mi padre alegó que yo fui el indicado para manejarla.
»Al transcurso, me di cuenta que eso es lo que amo, fui destinado a trabajar en ello para darme cuenta que lo amaba, hacer que la empresa se disparara a la fama, y que lo siga haciendo es muy impresionante.
Al terminar de decir eso ella asiente comprendiendo mi punto.
Me observa con el entrecejo fruncido.
—¿Es verdad que dejarás la empresa? ¿Ya no serás dueño de ella? —pregunta de manera firme y curiosa a la vez.
Tomo un respiro largo y asiento.
—La empresa sigue siendo mía, pues es un legado familiar —aclaro ese punto para no dar indicios de conclusiones erróneas—. Solo estaré ausente de ella.
—¿Por cuál motivo se debe eso? —inquiere de pronto.
La observo y sonrío compasivo.
—Como ya lo he dicho, he trabajado en ella sin descanso alguno —resalto nuevamente—. Nunca me he tomado un descanso de ella, siempre había estado trabajando conjunto a mi padre hasta que decidió dejarme a mis 17 años —río.
»Siempre estuve en contra de querer tomarme un descanso, digo, amo mi empresa, pero nunca me había sentido tan agotado mentalmente que sabía que es eso lo que necesito.
»Puse mi salud mental antes que todo.
Seguimos hablando de la empresa y las nuevas tendencias que nos disponemos a sacar en venta los próximos meses, también hablamos un poco de las tendencias que han revolucionando a través de los años.
También hice aclaratoria que el queda a cargo de mi empresa durante mi ausencia es Joe, porque él es el indicado para hacerlo, le tengo mucha confianza a él y a los chicos. Sé que ellos podrán manejar la empresa correctamente en mi descanso.
A pesar de que siempre estuve negándome a tomar el descanso, todo tiene su límite, y ese fue el mío.
En no permitirme pensar en mí y en cómo iba a afectar a mi salud mental.
—Es bueno que entre ustedes se haya construido una familia para ese grado de confianza, Connor. También es bueno que hables de tú salud mental y la fomentes tanto para tus empleados como para ti —dice sonriendo la entrevistadora—. Eres un ejemplo de empresario, da mucho que decir… Eres un claro ejemplo para los futuros empresarios que desean entrar a esta industria, porque todo es mágico, lo haces ver así.
Asiento dándole la razón.
—Lo es, aunque todo tiene sus obstáculos para llegar a la cima —resalto porque no todo es tan sencillo como parece serlo—. La clave de todo es nunca rendirse por lo que ustedes tanto aman.
—Muy buena referencia a lo que se puede tratar el amor —dice ella acomodándose en su asiento—. Hablemos un poco de ello…
Ya sé por dónde van las cosas…
Miro a Grace y ella me asiente para transmitirme confianza, así que yo me acomodo en mi asiento para estar en una posición cómoda, pues no puedo presentar en este momento incomodidad por algo en que yo soy consciente que sucedería.
Vuelvo a mirar a la entrevistadora y sonrío.
—Tu matrimonio con Dakota… ¿Siguen estando juntos? —pregunta confundida—. Vimos que saliste con Gemma Stone también, no nos queda claro tú situación sentimental…
Sonrío nervioso y me vuelvo acomodar en mi asiento para tomarme las cosas con calma.
—Dakota y yo estamos en proceso de divorcio —es lo primero que confieso directo y sin rodeos.
Ella se sorprende por mi confesión y hace una mueca triste.
—Oh, no… ¡Ustedes eran una pareja muy hermosa! —exclama triste—. ¿Qué sucedió?
Respiro hondo y hablo.
—A veces los matrimonios no funcionan, ¿sabes? —le inquiero, pero parece la pregunta más para mí que para ella—. Yo no quería seguir forzando mi matrimonio, para mí ya no funcionaba.
»Tampoco busqué la alternativa en seguir juntos —respiro—. Sabes que si las dos personas ponen de su parte, funciona ¿no? Yo no lo quise. No lo intenté tampoco.
»Realmente quise a Dakota, pero en nuestro matrimonio todo lo sentí muy forzado y preferí cortar todo tipo de lazo que eso conllevara, porque sabía que las cosas podían salirse de control.