Amor después del matrimonio 2: Volver a ti

Capítulo 27

Capítulo 11: Volviendo “amar”. Parte II

Connor Jones.

Soy sincero con mis palabras, solo procuro que todo lo he dicho lo escuche solamente ella. Aunque lo pienso… agradezco que los demás le prestan más atención a Joe.

A Ivy se le iluminan los ojos, y por primera vez me siento tan fascinado por ellos y ser quién ha provocado eso. Mi pecho se llena de ego.

—Ya te lo he dicho, Connor —habla con el mismo tono—. Lo que es importante para ti, lo es para mí. No debes de agradecer nada.

Esto lo dijo como en un susurro incitador, insinuando muchas cosas que interpreté de inmediato. Capté esa indirecta.

Quiero besarla.

—Solo déjame hacerlo.

Sin pensarlo más, me inclino hacia ella y ubico una de mis manos en su mejilla para atraerla más hacia mí. Se deja guiar por mí y eso lo convierte en una jodida tortura.

Desde que había comenzado a salir con Ivy no la he besado, aunque me provocaba hacerlo, quería ir lo más despacio posible. A pesar que notaba de vez en cuando que ella tenía ganas de hacerlo, la evitaba inmediatamente, nada pasaba de un gesto o abrazo en forma de cariño, pero no más.

Yo evitaba cualquier contacto incitador que nos llevaría a cosas muy comprometedoras, sentía que si íbamos muy rápido podríamos arruinar lo nuestro cuando todo va de maravilla.

Ahora si me siento muy seguro de hacerlo.

Me inclino más para cortar la tortura. Nuestras respiraciones se mezclan y nuestras narices se dan una leve caricia, cuando me aproximo más a…

—¡Hey, ustedes tortolos! Estamos hablando con ustedes —interrumpe un ya ebrio Joe.

Me giro encabronado hacia Joe, que es absorto de ello. Noto como a mi lado Ivy se aclara la garganta y aleja un poco su asiento de mí en un gesto incómoda.

¡Genial!

—¿Qué ocurre, Joe? —mi voz sale más irritada de lo usual.

Joe no parece darse cuenta de mi enfado y sonríe muy entusiasmado alzando la cerveza que tiene en su mano.

—¡Quiero hacer un brindis por ti, hermano! —exclama atropelladamente de manera entusiasmada—. ¡Porque ahora eres un hombre libre! ¡Gracias por ser un gran hermano para los chicos y para mí, Connor Jones!

Oh, Joe ya se está poniendo nostálgico. Esto ocurre cada vez que se pone ebrio.

—¡También brindo por ustedes dos! —nos señala—. Espero que tú, Ivy, le des toda la felicidad que este hombre se merece… si es posible también otórguenme sobrinos, por favor —risas.

»Connor, de verdad espero que encuentres la felicidad que te mereces, que te permitas a ti a ser feliz y demostrar lo que realmente eres sin inhibiciones. Eres una de las personas que se merece se merece el puto cielo, en fin… ¡Por ti! ¡Por las cosas buenas! ¡Por todo! ¡Y principalmente por los tortolos!

Alza la cerveza y los demás hacen lo mismo divertidos por la situación, no me queda de otra que brindar con Joe, tragándome el nudo que se me había formado por lo que había dicho… además que me dio gracia y disminuyó un poco mi enojo, solo un poco.

Le doy un trago a mi cerveza, refrescándome. No he bebido mucho a comparación de los demás que ya van casi ebrios. Yo siendo el anfitrión de la noche debería de estar en el puesto de Joe, a fin de cuentas, soy el que está más sobrio.

Observo a cada uno de los presentes sintiéndome tan cómodo con cada uno de ellos. Los chicos están presentes en todo momento y están riendo por algo que dijo Logan. Quiero conservar este momento para siempre. Esta es realmente mi casa. Me detengo en observar a Grace que la noto un poco… ¿enfadada?, eso activa todas las alarmas de mi cabeza y me desconcierta un poco.

La miro por unos segundos y ella no parece notar mi mirada, más tarde hablaría con ella, no dejaría pasar algo que le está ocurriendo.

Todo avanza de maravilla, muchas risas, chistes, anécdotas y más cervezas. Yo ya había dejado de beber porque soy el que debe conducir a casa para volver con Ivy. Igual estuve un poco distraído con los miles y unos pensamientos de qué es lo que le ocurre a Grace, siento que no ha disfrutado mucho de la noche, me sigo preguntando qué le ocurre para que esté tan molesta.

Las veces que la he visto molesta no terminan en nada bien, porque cuando Grace se molesta lo hace con bases y fundamentos, no se molesta con simples tonterías o innecesariamente.

Al finalizar todo, Leon me asegura que llevaría a los chicos a sus hogares, es el más sobrio y es el que menos había bebido en toda la noche por la misma situación que yo.

Me despido de cada uno de ellos con un abrazo y le digo a Leon que me mande un mensaje cuando todos estén en sus casas.

Solo quedamos nosotros tres. Ivy, Grace y yo.

Ivy ya se encuentra en mi auto muerta de sueño por todo el largo día que vivió hoy, solo pensé que cuando llegaríamos a casa debo de cargarla para dejarla en la cama.

Me acerco a Grace con miedo al rechazo, fue como un pensamiento fugaz y me convierto firme en mi decisión, ella se encuentra abrazándose a sí misma en las calles de un New York friolento.

—¿Qué estás esperando? —le pregunto con mucha cautela, observándola.

Mi pregunta parece tomarla por sorpresa, pero no se inmuta en su lugar, solo se limita a observarme de reojo sin perder la postura.

—Espero que pase un taxi.

Es lo único que se limita en responder, me desconcierta demasiado. Me coloco al frente de ella extrañado por su tono de voz hacía mí.

¿Qué le he hecho?

—¿Zac no puede venir a buscarte? —me extraño por ello. ¿Será que las cosas están mal en ellos…?

Me observa sin poder evitarlo y niega.

—No tiene con quién dejar a los niños a estas alturas de la noche.

Sus respuestas son tan tajantes que me sorprende y desconcierta al mismo tiempo.

Me sigo preguntando que he hecho…




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