Amor después del matrimonio 2: Volver a ti

Capítulo 28

Capítulo 11: Volviendo “amar”. Parte III

Connor Jones.

—¿Quieres que te lleve?

Espero que su respuesta sea positiva, o sino la obligaría de todas formas. No puedo dejarla sola en una calle que ya no está siendo tan transitada por las personas —me había fijado que un viejo asqueroso ha pasado por nuestro lado y le ha observado perversamente a Grace, jodido asco—, menos cuando ya cae la noche y ningún taxi ha pasado desde los minutos que llevamos afuera.

Sin despejar sus ojos de los míos habla de nuevo.

—No te preocupes en hacerlo, puedes irte —hace un gesto para que me vaya y la ignoro.

—Vamos, Grace. Déjame llevarte a casa —le insisto y es increíble en la urgencia que sale mi voz al pedirle eso.

Ella parece considerarlo. Se toma su tiempo en ello. Mira detrás de mí, hacia mi coche donde se encuentra una Ivy dormida y después vuelve a observarme resignada sabiendo que no iba a desistir hasta que me dijera que sí.

—Si no es una molestia… —murmura encogiéndose de hombros.

—Sabes que nunca es molestia para mí cuando se trata de ti —le recuerdo un poco desconcertado por lo que dice—. Así podré ver a Zac y a los niños que no los he visto ya desde hace un buen tiempo.

Ella asiente y se sube a la parte trasera de mi auto. Sonrío complacido de que haya accedido en que la lleve a casa.

El trayecto a casa de Grace es en total silencio, tampoco es que quise colocar música para despertar a Ivy. Grace ni se esmera en querer sacar conversación, tampoco iba a insistir con ello, ya mucho le he insistido para llevarla a casa, igual se siente un ambiente muy tenso entre ambos. Y no sabía que es peor, el silencio incómodo entre ambos o la idea de querer sacar conversación que, también puede hacer el ambiente peor entre ambos. Lo descarto finalmente frustrado.

De vez en cuando la observo por el retrovisor encontrándola observando por la ventana como pasamos cada casa de su urbanización donde vive para llegar a la suya.

Llegamos y bajo conjunto ella sin decir nada, el silencio nos abraza sorpresivamente. Introduce las llaves y cuando iba abrir la puerta está se abre de inmediato revelando a un Zac muy preocupado.

—Estaba a punto de llamarte, estaba muy preocupado pensando que te había ocurrido algo —la manera en la que le habla a Grace muy preocupado me hace darme cuenta de muchas cosas.

Él la abraza sin esperar una respuesta a cambio, se concentra solamente en ella ignorando mi presencia. Tampoco me hago notar, más bien les doy su espacio, supongo que si yo también pasara por esas circunstancias reaccionaria igual o peor. Al deshacer el abrazo se dan un casto beso en los labios.

—Ya estoy aquí —le dice en un tono suave—. Connor me trajo a casa.

Se aparta un poco para revelar mi presencia. Me encuentro a unos centímetros de ellos sin querer haber interrumpido la escena. Zac nota mi presencia y sonríe avergonzado.

—Oh, Connor, gracias por traerla a casa. Y disculpa por no haber notado tu presencia, es que en serio estaba muy preocupado por ella —señala a Grace y yo le resto importancia con una mano. Su agradecimiento lo hace con tanta amabilidad como siempre—. Espero que no te haya molestado hacerlo, en serio, gracias nuevamente.

—Es lo de menos —le afirmo—. No podía irme del lugar y dejarla sola. Nunca será un problema para mí, y lo saben. El sentimiento de culpa que pueda ocurrirle algo jamás me lo perdonaría.

Y es cierto, el hecho de saber que a Grace pudo haberle ocurrido algo me retuerce las entrañas, me enferma de solo pensarlo.

Zac asiente por mi agradecimiento y luego observa a Grace con una sonrisa avergonzado. Genuino amor de este par de tortolos enamorados.

—Lamento en serio no haber podido buscarte, es que no encontré a esta hora con quién dejar a los niños…

Eso llama mi atención. Tengo muchas ganas de ver a los niños yacía mucho tiempo que no los veía por mi falta de tiempo en la empresa.

Iba a preguntar por ellos, pero Grace se me adelanta haciendo que cierre la boca de golpe.

—¿Dónde están los niños? —pregunta ella por mí.

—Ya están dormidos, cielo —es lo que responde él tranquilamente.

Grace se gira hacia mí y me observa.

—Oh, qué lástima.

Finge hacer una mueca entristecida. Es como si ella hubiera leído mis pensamientos de querer ver a los niños. Sé que ella también quería saber sobre sus hijos, pero la respuesta de Zac fue más bien para mí, aunque él no supiera.

No mentiré, me siento un poco desilusionado por eso y desconcertado por el trato de Grace, a pesar que su esposo y yo no sepamos que le ocurre realmente, yo comprendí su respuesta.

Me remuevo incómodo en mi lugar y decido que es la hora de irme a pesar que quería saber qué ocurre con Grace.

Me dispongo a despedirme, pero Zac se adelanta en hablar nuevamente.

—Connor, ¿no piensas quedarte unos minutos para hablar? —me pregunta con una sonrisa.

Supongo que él ya supone que le puede estar ocurriendo a su esposa, a fin de cuentas, él la conoce mejor que yo y sabe que algo le ocurre.

Ay, Zac… ¿Cómo te explico que Grace no me quiere presente?

—Sí, pero… —Grace me corta abruptamente.

—Connor no puede, debe irse —se afinca mucho en las últimas palabras—. Además, es muy tarde, amor.

—Pero… —iba a insistir un desconcertado Zac.

—Pueden hacerlo otro día. Él tiene cosas importantes qué hacer, ¿verdad, Connor? —me advierte con la mirada.

No respondo ante ello, simplemente la dejo de observar y me enfoco en Zac.

Zac iba replicar al respecto que está en desacuerdo con todo para así poder quedarme unos minutos, puede que se me haya antojado en irritar un poco a Grace a pesar que sería actitud de un idiota, pero comenzó a sonar un aparato de vijilabebés con los llantos de Susy avisando que se ha despertado su pequeña.




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