Capítulo 5: Conversaciones incómodas.
Connor Jones.
Sigo sin creer que antes que pasara todo el acontecimiento haya sido tan despistado en no haberme percatado de mi maleta después del viaje. Sé que Harvey y yo tenemos maletas similares, pero no es el hecho de que él me hubiera dado la suya y yo me quede con la de él que, por lo tanto me va a tocar usar su ropa extravagante y llamativa, y eso no es mi estilo.
Simplemente no puedo usar la maleta que tengo preparada para la luna de miel, en ella no se encuentro la ropa que a mi tanto me gusta y me hace sentir más cómodo porque esas fueron un regalo de Dakota.
Mis pensamientos vuelven al tema inicial... ella y como me ha dejado embarcado en todo esto confundido.
Me niego a aceptar que todo lo que está ocurriendo me agobia, me molesta y me causa repulsión, por más que trate de evitarla, no puedo, no logro que todos los sentimientos y emociones sean estables en mi... en todo lo que está ocurriendo, todo lo que estoy haciendo, todo lo que mi mente piensa y pide a gritos en decir de que todo vuelva a ser como antes, a la normalidad, en donde yo no pienso en este paso tan grande como el matrimonio.
Yo solo creía que las cosas podían darse a mi modo, en pensar un poco de la decisión del matrimonio, pensar que si me casaría formaría a una familia y tendría una relación estable con mi esposa, con mis amigos y familia... pero no es así. Dakota es demasiado astuta al tomar ventaja de que yo me encontraba de viaje para planear todo lo de la boda ¿Y para qué? ¿Para dejarme plantado y sin más que decir? Sabiendo que se había casado y había insistido que la boda tenía que darse lo antes posible. Y a la final me dejó con los pensamientos revueltos —y confusos hechos una mierda completamente—, que no dejan de torturar a mi mente. Mientras ella es feliz, yo estoy confundido en todo esto.
Confundido, pero... ¿por qué? Porque simplemente estoy dudando en mis sentimientos hacia ella, y no simplemente por ya no me guste o si no es que no sé si la amo realmente como ella me llega a amar a mí.
Por una parte me siento la persona más mierda del mundo, por el hecho de que no la amo y que me case con ella por su felicidad sin interponer la mía. Pero por otra parte mi enojo y frustración lo que acaba de hacer hace que se merezca un poco de mi desamor.
Pero no está bien. Nada está bien.
¿Será que puedo convivir con ello?, me pregunté. No lo sé y nadie sabrá tampoco.
Luego de que Dakota se fue mi ansiedad se está haciendo presente, por todo: la frustración, la confusión, el remordimiento y culpa que siento por no haberle correspondido un amor como a ella le gustaría ser amada. De mi no va a obtener nada; solo sonrisas forzadas —y fingidas—, y besos sin sentir ningún sentimientos a ellos.
Me remuevo en la cama nuevamente y nada, no puedo conciliar el sueño, por más que tome una posición exacta y cómoda es en vano. Miro la hora en mi móvil y este indica las siete y cincuenta y seis de la mañana, es temprano por lo que no sé qué hacer o a donde ir, pero mi móvil hizo un zumbido en mis manos avisando que me llegó un mensaje, me dispuse a abrirlo, el cual fue de mi socia:
De: Ivy Carson.
Hora: 08:10 am.
«Buenos días Connor, espero que tengas unas maravillosas pre-vacación con Dakota, esperemos que te relajes y disfrutes mucho con tu mujer, también esperamos que regreses pronto para seguir trabajando en los negocios de la empresa».
—Si supieran que estoy en unas pre-vacaciones solo... —murmuro irónico en un resoplido.
No respondí, solo vi el mensaje sin dar respuesta alguna, solo puedo decir que iré al estudio e ir ahí significa ver a los chicos y eso solo es una sola cosa: enfrentarlos.
No tengo miedo y tampoco estoy molesto con ellos, solo estoy tristes por el hecho de que mis hermanos no hayan asistido a mi boda, y de que no haya recibido apoyo de su parte, lo cual es patético sabiendo la discusión que había tenido con ellos, pero aunque haya ocurrido muchos acontecimientos nunca dejarán de ser mi hermanos. Nunca.
Ellos siempre han sido mis amigos y hermanos, siempre hemos estado el uno para el otro. Bromeando y divirtiéndonos como nosotros solo sabemos hacerlo, y el hecho de que no reciba apoyo de su parte es como si estuviera apostando, o mejor dicho, estoy entre la espada y la pared. Ellos o Dakota... y tuve que escogerla a ella, y ella es la espada mientras los chicos son la pared, la pared que siempre me ha mantenido en pie y confiado de que nunca se destruiría.
Decidí no dar más rodeos en mis pensamientos cavilares, tengo que comenzar mi día así no haya dormido en toda la noche pensando en todo lo que pueda ocurrir ahora en adelante.
Me encamino hacía el baño y darme una ducha refrescante —por si quitar todo rastro de sueño aunque no lo hay—. No puedo negar el hecho de que estar solo en el departamento es tranquilizante y reconfortante, sin tener una segunda voz interrumpiendo mis sueños, eso es... agradable para mi, si.
Cuando salí de la ducha y me miré en el espejo note que tengo unas ojeras, supongo que es por la falta de sueño que no se había hecho presente en toda la noche, pero no le tome importancia a ello. Es más que evidente que, aunque tuviera una cara espantosa no significa que me haya ocurrido algo malo ¿o sí?
Agarro nuevamente la maleta de Harvey —la cual no he vuelto a agarrar desde que supe que es de él— y la ubique en la cama abriéndola a su paso para encontrarme con sus botas y sus llamativos y extravagantes atuendos que él suele usar. A veces me pregunto... ¿Cómo él puede usar esos atuendos sin que le incomode? pero no puedo negar el hecho de que a Harvey le queda bien. Es su estilo y no el mío, a lo cual nos hace únicos.
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Editado: 18.12.2020