Amor después del matrimonio

Capítulo 20

Capítulo 20: Decepción y lágrimas.

Connor Jones.

Sé que no puedo regresar al departamento de Gemma furioso, con este temperamento que no puedo controlar, además, de que ella notará que algo anda raro en mí y el simple hecho de tener que explicarle el porqué de mi enojo me enoja más.

Tampoco quiero mentirle al respecto, pero también estoy harto de ocultarle esto. No lo soporto más.

Siento que una parte de mi se siente decepcionado, por no tener la confianza y el valor tan grande en confesarle todo de una jodida vez, en tomar la iniciativa en algo que tanto temo, antes que se entere por otra persona y resulte peor de lo esperado.

Y ese es mi mayor miedo.

Me aterra de que ella se llegue a enterar del matrimonio que he estado ocultando detrás de sus espaldas, o mejor dicho, al frente de su cara.

Me siento un completo idiota.

Me siento como uno de esos chicos universitarios que se ligan con una chica y al día siguiente ya no quieren nada con ella, dejando a la pobre chica ilusionada y con el corazón roto.

La verdad si me sentiría fatal si le rompo el corazón a Gemma, ella no se lo merece. Ella no se merece que le haga esto, que la destruya.

Ella no merece a un tipejo como yo que no sabe enfrentar su cruda realidad.

No quiero destruir aquella sonrisa que ilumina mi día.

No quiero ver llorar aquellos ojos esmeraldas que me miran como si fuera lo único que existe en su vida.

Y sobre todo, no quiero oír como en aquellos labios salen un te odio, cuando solía decir te amo.

¿Por qué no puedo ser sincero con ella de una buena vez por todas? Quiero poder acabar con todo esto de una maldita vez. Quiero hacer algo que sea lo correcto para mí. Quiero ser feliz sin vivir con aquel remordimiento que me despierta en las noches tratando de culparme por lo que estoy haciendo, que sé que no está bien, que está mal.

Pero no todo sale como lo espero, y eso me frustra cada vez más.

Ya no quiero seguir ocultándole nada, quiero ser totalmente sincero con ella, pero ese sentimiento de miedo y de perderla es muy grande para poder confesarle todo lo que quiero decirle.

Aunque lo piense mucho, creo que aun no me siento preparado para poder confesarle lo del matrimonio. No me siento listo, aún no. Sin embargo, siento que mi tiempo se va agotando cada vez más.

Con la furia recorriendo por todo mi sistema, sé que necesito a alguien que me escuche, que me aconseje, y sobre todo que me ayude a desahogarme, así que tomo la iniciativa en ir al departamento de la persona que sabe hacerlo perfectamente.

Toco varias veces la puerta y esta se abre, haciendo que la persona se haga a un lado y me deje entrar en su interior.

—¡Estoy harto de esta mierda! —exclamo, caminando sin rumbo alguno en el departamento.

Comienzo a despotricar y escucho como cierra la puerta, emprende su camino hacia alguna parte de su departamento.

—¿Quieres un ron? —me ofrece Joe, elevando la botella que ya se encuentra en sus manos.

Asiento sin más, para bajar un poco la tensión que siento en mi cuerpo.

Me siento en uno de los sofás y apoyo mis brazos en mis piernas con mis manos ubicadas en mi nuca pasándose por mi cabello con desesperación.

Los pensamientos en mi cabeza no me dejan en paz ningún minuto.

—Toma —Joe me tiende un vaso lleno de ron, y le doy un sorbo largo, el cual me quema en la garganta—. Ahora, bien, ¿dime qué fue lo que pasó exactamente?

Tomo un suspiro largo y pesado, como que si lo que le voy a contar es un delito grande, no obstante, le doy otro trago al vaso y lo dejo salir todo.

Le cuento lo que pasó con Dakota cuando fui al departamento, y de cómo la mandé a que se jodiera, literalmente. Le cuento todo eso con lujoso detalle, procurando que ninguno se me escape de las manos.

Después de ello, le cuento todo sobre lo que ocurrió con Gemma. Claramente, con el tema de ella no se lo cuento con lujosos detalles, pero sí le cuento lo necesario y sobre la decisión en quedarme algunos días con ella en su departamento. La manera en la que me siento con ella cuando está a mí alrededor.

Hasta que llega la parte de mi miedo.

Ahí le cuento todo; el miedo de perder a Gemma en confesarle. El miedo en yo perderme a mí mismo cuando con ella me siento completo. El miedo de perderlo todo sin haber combatido con nada.

También le cuento la decisión en contarle sobre el matrimonio y todo lo que no he podido decirle. Joe por su parte, se ha mantenido callado y escuchándome atentamente, como tratando de analizar toda la situación, pero la verdad, el hecho de que no diga nada al respecto me está volviendo loco.

¡Necesito que me diga algo, o si no, perderé la cabeza!

Hice un ruido escandaloso al respirar y Joe me mira atentamente.

—Vaya... y le dijiste te amo —no sé si eso es una pregunta o una afirmación, pero me confunde un poco. Me remuevo en el sofá, inquieto.

—¿Qué opinas de todo esto? —pregunto, desesperado.

—Bueno, Connor, no soy quién para decirte que hacer, es tu vida... —Lo miro severo, dándole a entender que si lo que habla va en serio.

—Ve al punto, Joe.

Joe suspira calmado y me mira nuevamente, esta vez tomando una postura firme.

—Deberías de contarle todo de una buena vez, ya has ido muy lejos con todo esto Connor, y ella no se lo merece. Desde que la conozco he notado que es una buena chica.

—Lo sé, Joe. Sé que ella no se lo merece —le doy la razón, molesto conmigo mismo—. Además, me siento un increíble imbécil por estar ocultándole todo. Ella tenía que saberlo del principio antes de yo iniciar con todo esto. Pero...

—Pero tienes miedo —termina de completar, él por mi—. Todos una vez le tenemos miedo a algo, Connor.




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