Todo empezó en una noche fría, los padres y la pequeña dulce Courtney volvían de la casa de la abuela, sin pensar de lo que iba a ocurrir adelante.
—Mami, hoy la abuela me enseñó hacer unas ricas galletas de chocolates -comentó sacando una bolsa donde estaban unas cuantas galletas.
Su madre, una hermosa mujer de 30 años. De piel morena, pelo castaño y rizado, le sonrió con una hermosa sonrisa. Que mostraba encantó, amabilidad y amor a su hija.
Emily, la mamá de la pequeña, la miró con cariño y acepto la galleta que le ofrecía su hija. La probó y quedó encantada con la textura esponjosa y el sabor que caracterizaba la galleta.
—¿Las hiciste tu sola? -comentó impresionada, la niña sonrió un poco avergonzada y negó, entregándole una a su padre.
Chris, un hombre corpulento, tez blanca y pelo negro. Con una personalidad seria pero a la vez empático y sociable; constantemente le encantaba comer lo que su hija cocinaba. Siempre ha apoyado a que su hija se desarrollará en esa culinaria, le gustaba el brillo de su mirada sin importar de que fuera solo una niña de 6 años.
Él probó gustoso la galleta y también la miró asombrado. Entonces lo comprendió, su hija tenía un talento y si ella queria, podia ayudarla a crecer y desarrollar su habilidad.
—Hija, están asombrosas. ¿Como las hiciste?
—La abuela solo me ayudó a meterlas en el horno, todo lo demás lo hice yo, fue fácil -comentó con sus mejillas sonrojadas.
—Viste que tenía talento, cariño. Deberíamos considerar meterla en el curso de pastelería.
Emily suspira—Cariño, es muy pequeña tal vez a los 8 o 9, podamos meterla. Pero ahora no, ni siquiera puede prender la cocina y se puede lastimar -dijo preocupada mirándolo, después desvío la mirada y vio a su hija con una sonrisa— ¿Te encantaría hacer un curso de pastelería cuando cumplas 9?
La niña como si hubiera escuchado que iría a Disneyland, se le alumbraron los ojos— ¿En serio, mami? Me encantaría. -la pequeña después en todo el camino se imaginó en una cocina grande, cocinandole a los gustadores más profesionales y siendo la mejor.
Después de dos horas de viaje, Courtney se durmió mientras que sus padres estaban pendiente del camino, ya que la tormenta los había agarrado.
La lluvia excesiva que caía, hacía que no se pudiera ver bien el camino, así que el papá de Courtney bajó la velocidad para manejar con precaución.
Cuando iban a cruzar, no vieron el cartel que decía Stop, el cual lo estaba tapando un árbol, así que siguieron adelante, sin fijarse que un carro venía.
Un camión, el cual su conductor venía durmiéndose ante la relajante música que se había puesto, no noto el carro que estaba pasando. Lo último que recordó es chocarlos y seguir adelante sin detenerse.
[. . .]
Courtney quien despertó en el hospital, no supo qué había sucedido. Miró su alrededor y notó que estaba en una habitación de hospital con cables conectados en su cuerpo. Un sonido le llamó la atención y era la puerta abriéndose, mostrando a su abuela y tía pasar.
Ella las miró confusa, no entendía nada. Lo que recordaba era que se había quedado dormida en el carro y de un momento a otro, estaba en un hospital.
—Abue, ¿Que pasó? ¿Dónde esta mamá y papá? -la abuela la miró e hizo un mueca triste. Se le notaba que había llorado, sus ojos estaban hinchados y rojos, tenía ojeras y se le notaba cansada.
—Court, cariño -comenzó a decir la tía, intentando no llorar al frente de su sobrina — Tus padres... -dudo un momento viendola a los ojos.
—¿Qué paso, tía? ¿Donde esta mamá y papá? -comenzó a preocuparse. Ellos nunca se separaban, nunca la dejaban sola, y mucho menos, cuando estaba en el medico.
La tía suspiro — Tus padres, se fueron...No van a volver.
—¿A donde se fueron? Ellos no se irían sin mi, me estas mintiendo. ¿Donde estan? -comentó ella asustada, ante lo dicho.
Ellos nunca la dejarían, ellos prometieron quedarse con ella para siempre y una promesa jamás se rompe.
—Court...
—¡No. ¿Donde estan mi mamá y mi papá?! ¡Mamá. Papá! -Courtney empezó a llamarlos, pero ellos no llegaban.
La tía que lloraba en silencio y se acerco a ella, abrazandola —Estan muertos, cariño. Se fueron...Se fueron al cielo.
La niña quedo congelada en la camilla, ella entendía que eso significaba. Comenzó a negar — Tía, dime que no es cierto -miró a su abuela pero ella no la miraba. — No, ellos no me dejarían. ¡No! ¡Mamá, papá! -empezó a llamarlos pero nadie vino. Courtney empezó a llorar sin dejar de llamarlos.
Su tía la abrazó mas fuerte y su abuela se acercó abrazarla. Courtney siguió llorando por sus padres, sintiendo su corazón roto, sintiéndose sola y pérdida.
[. . .]
Después de un año de la muerte de sus padres, Courtney se refugio en la cocina y en la comida. Era su lugar seguro, su protección, donde podía olvidarse de todo.
Comenzó a vivir con su tía y sus primos, los cuales se convirtieron en su familia. Visitaba debes en cuando a su abuela, la que también la ha ayudado a desarrollarse a ser la mejor cocinera de postre, además de los cursos las cuales también ha podido asistir.
Ahora, era una hermosa mujer, inteligente, amable, risueña y con carácter. La cuál ha estudiado su magnifica y deseada profesión y las ganancia que le ha traído son grandiosas.
Le ha dado oportunidad de viajar ha múltiples paises, conociendo y experimentando nuevas recetas, pero al llegar a Rumania. No se esperaba que le dieran una oferta de trabajo soñado y menos en el castillo Peles.