Amor Dulce y Salvaje

GATA SALVAJE

Alma fue por un chal a su habitación, sabía que la noche sería larga y sería necesario abrigarse. Regresó a la habitación del enfermo y lo encontró con una toalla sobre la cabeza, el hombrer respiraba con dificultad, era seguro que la fiebre había aumentado de nuevo, no parecía en lo absoluto el hombre que descaradamente la había besado por la fuerza horas atrás. Se acercó a él; estaba con los ojos cerrados, pero realizando movimientos que indicaban que estaba teniendo pesadillas y que además sentía dolor corporal. -No gata, , no me mates-. Decía. -aleja esa arma de mí-. Alma giró los ojos, sabía que ella tenía que ver en esa pesadilla, pero ¿gata?, ¿desde que momento la habían empezado a comparar con un felino?. Esta bien Alma, restale importancia, se repetía, porque lo contrario, le demostrarías que podrías ser una gata y le rasguñarías todo su bonito cuerpo, repetía Alma frunciendo el seño. 

Con el termómetro tomó el nivel de temperatura del enfermo, 40 grados marcaba y eso a pesar de su enojó la preocupó. Tomó el teléfono e intentó comunicarse con el médico; en esta área del pueblo la señal telefónica no era muy buena, por lo que usualmente preferian trasladarse a los lugares y no perder el tiempo tratándose de comunicarse por teléfono; sin embargo estaba de suerte, el médico contestó, ella lo puso al corriente de todo y el médico indicó que llegaría en unos minutos por allí, se encontraba cerca atendiendo otro enfermo.

20 minutos después el doctor entraba a la habitación, el enfermo continuaba dormido; el médico hizo su chequeo e indicó que debía inyectarle para disminuir la fiebre; además que sugería que el hombre tomara un baño para ayudarle a su pronta recuperación. -Puedes llamar a uno de tus muchachos para que lo ayuden a tomar un baño, el hombre está muy débil- Dijo el médico. Ella lo analizó por un rato, vió su reloj, eran acerca de las 11 de la noche. 

El médico se retiró, aún tenía otra emergencia que cubrir. Alma miró al hombre y luego hacía la bañera; pensó: Es tarde, no voy a despertar a Fermín; tendría que ir a su casa y los otros 2 están de turno. Alma giró los ojos, no podía ser....le tocaría que bañar al energúmeno del gringo. 

De mala gana se acercó a él, sabía que aunque la tarea no le agradaba, tampoco iba a poner en riesgo su recuperación, además ella era la más interesada en que se retirara de sus tierras, era el enemigo y no lo quería cerca, además su cercanía no era muy sana para su espirítu y por supuesto para sus hormonas alborotadas ....

-Despierte hombre- Dijo moviendo a Joseph por los hombros. El hombre abrió debilmente los ojos, parecía que el medicamento inyectado empezaba a hacer efecto. -Ayúdeme, levántese-. El hombre balbuceó y con movimiento de manos intentaba soltarse de ella. -No, no, - repetía. Ella continuaba intentando levantarlo. -No  puedo irme así-. Dijo. Ella lo miró y se sintió incómoda, el hombre pensaba que estaba echándole de su casa en esas circunstancias, por lo que pensó que debía estar  siendo muy dura con él; porque aunque el hombre no era "santo de su devoción", no era una mala persona.

-Mire señor....solo quiero ayudarle a llegar a la ducha-. El abrió un poco más los ojos. -¿Ya nos bañamos juntos?- Alma lo soltó inmediatamente con las mejillas sonrojadas. -Pero que le pasa.......- Él sonrió timidamente. -Bromeaba hombre....- Dijo, recostándose de nuevo sobre la cama. -Pues no bromeé señor, el médico dijo que debía bañarse para disminuir la fiebre-. El gimió, no le parecía una buena idea. --Levántese-. Insistió. Pero él gimió de nuevo. -No puedo - Dijo. Y le pareció que estaba siendo sincero. -Esta bien, yo le ayudaré-. Él lo pensó por unos segundos. -Está bien, ésta cagada de fiebre me está matando-. El le dió el brazo, ella lo miró. -Empuje hombre, no le estoy dando mi mano en matrimonio, solo quiero que me ayude a levantarme-. Ella lo miró colérica, pero calló. Después de unos minutos, el hombre ya estaba instalado en la bañera. -Ayúdeme a desvestirme- dijo. Ella lo miró con asombro. -¿O es primer hombre que mira desnudo?- Por supuesto que eso no era así; Alma había tenido varias parejas en su vida y obviamente ya no era virgen, aunque no lo aceptaría en ese momento, nadie la había descolocado tanto como aquel gringo salvaje que tenía enfrente, con el cuerpo tan escultural como un adoní y con la mirada más intensa y penetrante que había visto en su vida. 

-Mire señor, yo no tengo que darle explicaciones a usted ni a nadie, y, con respecto a desnudarle, yo no soy su criada, por lo que tampoco está de muerte como para que no pueda desvestirse solo-. Él la observó y se quedó pensando un instante. -Tiene razón mujer, usted no es mi criada, yo lo haré- Ella se giró para tomar el shampoo y jabón y evitar que hiciera más movimientos innecesarios, sin embargo notó que tenía picaduras en la mano y que podría ser la razón por la que tendría problemas para quitar el broche del pantalón, él intentaba hacer la tarea, mostrándole con el rostro el malestar que le producía. -Yo lo haré hombre- Dijo fastidiada. Se giró para disimular un poco la ofuscasión y porsupuesto para tragar saliva y luego se acercó al hombre. Tratándose de parecer serena, soltó el broche y le bajó rapidamente el pantalón, no así, sin escuchar varias maldiciones del hombre a causa del roce del pantalón en las picaduras de las piernas...pensó, -nunca había escuchado un gringo decir tantas palabrotas, este es un verdadero "gringo salvaje". -Listo, ya puede bañarse, regresaré cuando ya haya terminado. El la miró, -encienda la llave del ducha, por favor- Dijo. Ese movimiento significaba que ella tenía que rodearlo o colocarse sobre él para llegar al otro extremo. Pensó, si giro, creerá que tengo miedo a acercarme y se reirá y no pienso seguir siendo su "payaso". Estaba decidido...., se colocaría rápidamente sobre él y giraría la llave y así lo hizo, pero el movimiento no estuvo bien hecho y lo siguiente fue que cayó sobre aquel que gritó de dolor, ella intentó ponerse de pie de prisa, pero el agua que subía provocaba que se deslizara en esa posición. El la tomó de las hombros y la acercó a él, la beso de nuevo...., la tomó por el rostro y reclamó sus labios con prisa. Las mariposas estaban haciendo catástrofes en el interior de Alma, su cuerpo parecía a punto de colapsar, el calor subió por su cuerpo, a pesar del frio del agua que ahora casí cubría la mitad de su cuerpo. Alma lo empujaba al principio con fuerza, pero sus movimientos a cada segundo era más lentos y suaves. Abrió la boca, la petición era exigente y la necesidad "urgente". Se dejó llevar como no lo había hecho antes y la sensación era maravillosa, contenía el aire de sus pulmones, ellos exigian oxigeno, pero ella se rehusaba a obedecerles. 




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