Amor Dulce y Salvaje

UNA LUZ DE ESPERANZA

Eloisa estaba feliz de ver la transformación del muchacho. Desde que había finalizado la llamada, se encontraba como loco haciendo las maletas y sonriendo con dulzura; sabía que ese era el verdadero Joseph, que dentro del hombre distante, infeliz y lleno de amargura, se encontraba un hombre lleno de vida y de hermosos sentimientos; como siempre, esperó paciente a que él quisiera hablar; se retiró a la cocina y preparó 1 taza de café, se sentó detrás del desayunador y observó todos los movimientos pacientemente. Después de una media hora se apareció el chico, con maleta en mano y listo para el viaje; se apoyaba aún en su bastón, pero parecía mucho mas sano y lleno de vida que minutos atrás. 

-Me voy Eloisa- dijo sonriendo. -Cuídate Joseph, y, que la vida te sonría desde ahora en adelante; te lo mereces muchacho- dijo ella. Él caminó rápidamente hacia la puerta, pero instantaneamente se arrepintió; regresó en seguida y la abrazó con fuerza, como un niño. Eloisa soltó un grito de dolor y luego entre sonrisas abrazó al chico. -Te enviaré fotos de mis hijos y de mi mujer- dijo Joseph sonriendo y viendo a los ojos a la mujer. -Los esperaré ansiosa- dijo, acariendo el brazo de Joseph. -Ahora vete- dijo. 

Joseph aún no tenía boleto de viaje, pero haría lo imposible para conseguir uno. Llamó a la oficina de su padre y habló con su asistente, quien se encargaría de obtenerlos. En un plazo de 2 horas ya se encontraba viajando hacia la ciudad de Guatemala.  Su corazón latía a mil por hora, las palabras de Felipe resonaban en su cabeza; no había dicho mucho.....pero esas palabras lo cambiaban todo; no había ya motivos para esconderse como un cobarde, ya no había motivos para esconderse de la felicidad; ahora que sabía que Alma cumpliría su sueño de ser madre, se cumplía su propio sueño. Su infertilidad ya no era motivo para abandonar la dicha de ser feliz al lado de la mujer que tanto amaba; ahora serian padres biológicos del fruto de un gran amor y aunado a la alegría de tener ya en sus vidas a Florcita y Gabriel  como sus hijos, no había ninguna razón para que no fueran completamente felices. Joseph había perdido toda esperanza de felicidad familiar, pero ahora algo había renacido en su interior, hacía planes sobre planes y sonreía para sí. La felicidad que tanto lo envolvía lo había hecho olvidar por un momento la situación con Alma; pero estaba decidido que obtendría su perdón, su gata era dificil, pero no dudaba que lo amaba tanto como él a ella; pondría toda su energía por obtener su perdón, para poder cuidar de ella y amarla como antes.

Unas horas después se encontraba en Guatemala, el clima del país de la eterna primavera, lo hacían revivir recuerdos; respiró profundamente, y dijo para sí mismo: "ya estoy de regreso en casa".  Caminó hacía la puerta de salida, una mano lo saludaba amigablemente, era Felipe recostado sobre el pick up. -Bienvenido- dijo, ayudándole con la maleta, -Hola Felipe, gracias por venir- dijo, golpeando su hombro, en gesto de agradecimiento. -Es un placer Joseph-. 

Ambos hombres tomaron la ruta hacía las verapaces, Joseph estaba exhausto, pero lleno de inmensa alegría, cada cosa que veía en la carretera aumentaba su dicha; sin embargo 2 horas después el dolor en la pierna se hizo muy molesto, la alegria lo había hecho olvidar que aún estaba en recuperación y que su cuerpo le pasaría factura por todo el ajetreo de las últimas horas. 

Joseph se habia quedado dormido, ya era de madrugada; Felipe había conducido sin parar, sabía que Joseph deseaba llegar lo más pronto posible, pero la lluvia estaba obstaculizando el viaje. Joseph despertó y pudo observar con la dificultad que Felipe conducía, estaban a media hora del proyecto y por ende del sitio en el que los ingenieros vivían. Para llegar a la hacienda de Alma, todavía debian conducir un poco más y en las condiciones en las que se encontraba el clima la situación se haría muy peligrosa; por lo que responsablemente Joseph pensó que debía esperar un par de horas más para volver a ver a Alma. -Vamos al proyecto- dijo, Felipe lo observó confuso. -Estás cansado y la carretera debe estar muy mal por la lluvia- dijo. -Esperaré para mañana-. agregó. Felipe asintió; por lo que se tomó la carretera hacía el proyecto. 

 

 




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