Amor en construcción

Capítulo 9: La velada y la sombra de la venta

El hotel se iluminaba con cientos de pequeñas luces cálidas que reflejaban el cuidado que Estela y Luan habían puesto en cada detalle. Flores frescas, manteles cuidadosamente alineados y fotos antiguas que contaban la historia del hotel creaban un ambiente acogedor y lleno de nostalgia.

Los invitados comenzaron a llegar y, con ellos, la emoción y los susurros de admiración. Los artistas locales mostraban sus obras, la música llenaba el vestíbulo y el aroma de platos recién preparados flotaba por todo el lugar. Estela recorría la sala, nerviosa pero orgullosa, mientras Luan ajustaba los últimos detalles de iluminación.

—Todo se ve increíble —susurró ella, sin poder apartar la mirada del resultado final.
—Te dije que podíamos hacerlo —respondió Luan, sonriendo—. Aunque admito que tu torpeza creativa añadió un encanto inesperado.

Ella sonrió y rodó los ojos, divertida. El ambiente era perfecto, y por un momento, sintió que nada podía arruinar aquella noche.

Pero justo cuando la música suavemente cubría el vestíbulo, alguien hizo su entrada: un hombre elegante, de traje impecable, que parecía medir cada rincón con una mirada fría y profesional.
—Que hombre tan elegante, debe ser alguien importante —murmuró Estela, con el corazón acelerado.

El hombre avanzó entre los invitados, haciendo comentarios que sonaban más a críticas que a elogios. Observaba cada detalle, desde la decoración hasta la disposición de las mesas, frunciendo el ceño y tomando notas en una pequeña libreta.

—Interesante… pero no creo que esto sea rentable —comentó en voz alta mientras recorría la sala—. Un edificio antiguo con tantos arreglos necesarios… es solo una pérdida de tiempo y dinero.

Estela sintió un nudo en el estómago, se dio cuenta que no era un simple visitante, él era el comprador.
—No puede arruinar todo ahora —murmuró, más para sí misma que para Luan.

Luan se acercó, tomando su mano con un gesto calmante.
—Tranquila, de seguro es solo un crítico más. Solo observa y mantén la calma. Podemos manejarlo.

Con la sonrisa más confiada que pudo reunir, Estela decidió enfrentarlo.
—Señor… este hotel no solo tiene valor económico —dijo con firmeza—. Tiene historia, recuerdos y alma. Puede que no sea un edificio moderno, pero es un lugar donde la gente se siente bienvenida, donde los sueños de mi padre aún viven.

El comprador la miró con una mezcla de curiosidad y desaprobación.
—Admiro tu pasión, señorita, pero no es suficiente para justificar la inversión. Mi oferta sigue en pie.

Estela tragó saliva, sintiendo cómo la presión aumentaba.
—Entonces tendrá que ver con sus propios ojos lo que hemos logrado hoy.

Luan aprovechó ese momento para guiar al comprador por un recorrido: las habitaciones decoradas, el rincón de fotos antiguas, los espacios donde los artistas mostraban su talento. Poco a poco, algunos invitados empezaron a notar la dedicación, la creatividad y la energía que el hotel desprendía, a pesar de la crítica del hombre elegante.

Durante la velada Estela se relajaba de poco en poco, Luan sentía la tensión el ella, por eso la ayudaba a distraer de ese momento agridulce con comprador

Pero, a medida que la noche avanzaba, la sombra de la venta se hacía más pesada. La madre de Estela apareció finalmente en la sala, observando todo con una mezcla de orgullo y preocupación. Se acercó a ella con paso firme.

—Hija —dijo con voz serena pero firme—. He visto lo que has logrado… y no puedo negar que estoy impresionada. El hotel se ve magnífico.
—¿Entonces…? —preguntó, esperanzada.

La mujer suspiró profundamente y tomó la mano de su hija con un gesto maternal pero decidido.
—Pero eso no cambia la realidad. Hemos hecho todo lo posible para mantenerlo, y aún así, es un riesgo enorme. La oferta sigue sobre la mesa… y he decidido que la aceptaré. El hotel se venderá.

Estela sintió cómo el aire se le escapaba de los pulmones. El corazón le latía con fuerza, y por un momento, todo el esfuerzo parecía desvanecerse.
—No… no puede ser —murmuró—. Todo esto… todo lo que hemos hecho…papá...- se quedó con las palabras sobre el aire.

Luan, sosteniendo su mano con firmeza, le dio un gesto de aliento.
—Tranquila, no estamos vencidos. Esto solo significa que tenemos que luchar aún más. El evento ha mostrado que el hotel tiene vida. Si le demostramos a todos, tal vez incluso tu madre cambie de opinión.

Pero Estela sabía que esa noche, al menos, la decisión de su madre era definitiva, talvez en ese momento todo se veía como una situación sin salida. La venta era inminente, y el futuro del hotel colgaba de un hilo. Mientras la música seguía sonando, y los invitados disfrutaban del ambiente, Ella se quedó un momento en silencio, mirando las luces y las sombras del lugar que había sido su infancia.

Y en ese instante comprendió algo importante el hotel podría estar en venta, pero su espíritu y el de quienes lo amaban nunca serían vendidos, ya se las ingeniaria, Estela estaba segura de algo, su hogar no sería fácilmente arrebatado.



#5338 en Novela romántica
#1491 en Chick lit

En el texto hay: nostalgia y amor, romanece

Editado: 18.11.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.