Camino de un lado a otro en la casa de mis suegros, mi madre ha venido por mis hijos y llevarlos a darle una vuelta y no vea mi estado.
―Tranquilízate, cariño― Dice mi suegra.
―No puedo, presiento que las cosas van a salir mal― Digo con mis ojos llenos de lágrimas
―Iré a ver qué está pasando― Dice Robert.
―Yo voy contigo―
―No cariño, es mejor que te quedes―
―No pienso...― Las palabras se cortan al ver a Ricardo entrar por la entrada.
―Hijo― Dice su madre y trata de acercarse.
―Necesito hablar con mi esposa― Dice Ricardo serio.
―Vayan al despacho― Dice su padre.
―¿Los niños?―
―Se los llevo mi madre― Asiente y toma mi mano y ambos caminamos hacia el despacho de su padre. Mi corazón se agita y siento como mis manos sudan y empiezan a temblar.
Ricardo me acerca hasta el mueble y me hace sentarse y se sienta a mi lado para quedar delante de mí.
―Habla, por favor― Digo nerviosa.
―Gala vino a exigirme que me divorcie de ti― Dice.
―¿Y lo vas a hacer?― Niega con la cabeza.
―No, eso no lo voy a hacer― Dice tomando mis manos.
―¿Qué pasó con ella?― Muerde sus labios.
―Tuvimos una discusión― Dice –Luego se fue―
―¿Qué vamos a hacer?― Pregunto.
―Volveremos a casa, quiero que mis hijos se queden con tus padres o los míos, conociendo a Gala no se va a quedar tranquila―
―¿Sientes...? ¿Sientes algo por ella?― Preguntó con temor.
―Antes creía que sí, pero después de llegar me di cuenta que estaba muy equivocado― Acaricia mi mejilla – No puedo ignorar que mi corazón ya te pertenece― Asiento.
Ricardo y yo salimos del estudio y hablamos con su padre, esa mujer le está pidiendo la mitad de nuestros bienes, incluyendo nuestra casa.
¿Acaso está loca?
Se puso histérica cuando Ricardo le dijo que no había nada a su nombre y que esa casa era mía y de mis hijos y ella amenazó que las cosas no se iban a quedar así y tomó su maleta y se fue de nuestra casa.
Ese día, decidimos pasar la noche en casa de mis suegros, la verdad es que no quería encontrarme con esa mujer porque era capaz de irme encima de ella.
Al otro día nos encontramos con la sorpresa de encontrar varios periodistas afuera de nuestra casa, todos querían saber porque mi esposo había jugado con la inocente Rusa.
Esa mujer salió a hablar y denunciar públicamente que mi esposo la había utilizado y después abandonado a ella y a su hijo, que él había prometido divorciarse de mí para casarse con ella y que ahora que él estaba acá ya no quería responder por ella y su hijo.
Todo se volvió un caos en ese momento, ella hacía ver a mi esposo como un hombre despiadado que había vivido con ella y había cuidado de él cuando despertó del hospital y que después de pasar hambre para darle de comer a mi esposo, él le paga de esa forma.
Tenía tanta rabia en ver a esa mujer llorar en las cámaras. Lo peor es que esto se volvió un problema mayor cuando Rusia exigía la cabeza de mi esposo, argumentando que se había aprovechado de una ciudadana de su país y debía pagar, además estaba que mi esposo había practicado bigamia y eso era un delito, más siendo militar.
―Debemos hacer algo― Dice mi suegra caminando de un lado a otro –Esa mujer no puede salirse con la suya―
―Están pidiendo una indemnización por daños y prejuicios― Dice Esteban molesto –Esa mujer pide más de 5 millones de dólares.
―Increíble― Niega sentándose a mi lado y en ese momento vemos salir a Ricardo del estudio de su padre junto con varios abogados.
―¿Qué paso?― Me levanto y veo el rostro de mi marido lleno de miedo.
―Han pedido que le den una condena― Dice mi suegro –Dicen que debe de servir de ejemplo para que ningún hombre vuelva a jugar con una ciudadana de su país―
―¡Pero mi hijo no tiene la culpa!― Dice Sonia –Paguemos ese dinero y que nos deje en paz―
―No es fácil cariño― Dice mi suegro –No importa que paguemos, al fin y acabo debemos hacerlo y mi hijo debe ir a la cárcel por bigamia―.
―No podemos permitir eso―
―Rusia está pidiendo que pase su condena en una cárcel en su país―
―¡Eso nunca!― Mis ojos se llenan de lágrimas –No puedo volver a perderte― Mi esposo se acerca y me abraza.
―Perdóname― Dice.
―Tú no tienes la culpa― Digo llorando sobre su pecho.
―La tengo, si no hubiera vuelto esto no habría pasado―
―No digas eso― Timbra y uno de los de servicio aparece unos segundos.
―Disculpe. Buscan al señor― Dice mirando a Ricardo.
―¿Quién?― Pregunta mi suegro.
En ese momento entrar unos soldados y le pasan un documento a mi suegro.
―Necesito que el Teniente Denver nos acompañe―
―¿Para qué?― Pregunto asustada.
―Debe compadecer con la corte marcial la denuncia que está en su contra―
―¡No!― Grito –No se lo lleven... Por favor― Digo entre lágrimas.
―Perdóname― Ricardo toma mi rostro y besa suavemente mis labios antes de abandonar la sala.
Esteban me toma de los brazos para evitar salir detrás de mi esposo, fue muy doloroso ver cómo le ponían unas esposas como si fuera un criminal.
¿Cómo podían hacernos esto?
De nuevo estaba llorando por la pérdida de mi esposo.
Quiero recordarles que esta historia está sin editar y sin cambiar nada, es lo mismo que escribí hace unos años que apenas estaba empezando en el mundo de las letras. ¿Por qué no lo he hecho? Porque tengo demasiadas historias y ahora mismo tengo varias escribiendo al mismo tiempo, así que solo me queda volver a subirla, puesto que algunas ya la han leído.
Bendiciones a todos y recuerden mis redes sociales donde estaré informando sobre las nuevas novelas que saldrán muy pronto.
Pd. No te quedes sin leer mis otros libros, no solo los gratis, los de compra están más organizados, editados y son completos. No libros cortos. La mayoría del género de humor, romance y erotismo. No te lo pierdas.