Amor en guerra

Capítulo 7

Voy en la ambulancia junto con mi cuñado. Los enfermeros me hablan, pero no entiendo lo que dice, estoy desesperada y no sé qué hacer.

Llegamos al hospital, Esteban está inconsciente por un golpe en la cabeza y tiene sangre en la camisa, aunque no logró identificar en donde le dispararon. Lo veo ser llevado a una sala y a mí no me deja entrar, miro mis manos y tiemblan y están cubiertas de sangre.

Camino de un lado a otro, mi rostro está lleno de lágrimas.

Esteban... Él no puede morir.

Logro sentarme en una pequeña sala, las personas pasan por mi lado y sin poder contenerme exploto en llanto. No puedo perder a Esteban, la culpa me invade.

Pasan una hora y unos hombres uniformados se acercan y empiezan a hablarme, pero yo no entiendo nada de lo que dicen.

―Lo... Siento no entiendo― Ellos se miran entre sí y salen de la sala dejándome sola ― ¿Disculpe? ― Le hablo a una enfermera y pasa por mi lado ignorándome. ― ¿Disculpe? ― Le digo a otra y pasa lo mismo que la anterior.

― ¿Se encuentra bien? ― Un hombre se acerca y me alegro que sepa mi idioma.

Es un hombre alto, atlético, lleva una gorra puesta pero algunos mechones caen a los lados, sus ojos son verdes.

―Por favor, necesito de su ayuda― Tomo sus manos rogando –Nadie me da información de mi cuñado, el... Le han disparado― EL hombre asiente y se acerca a una enfermera y le habla en ruso, la mujer asiente y sale de la sala.

―Ira a investigar― Dice.

―Gracias―

Le digo al hombre y me siento de nuevo esperando información. Miro mis manos y siento como el hombre se sienta a mi lado.

―Le recomendaría que cuando su cuñado le den de alta, se vayan de acá― Levanto mi mirada.

― ¿Qué dices? ―

―Lo que han venido a buscar― Dice con acento –Es peligroso― Arrugo mis cejas.

― ¿Qué sabe usted de lo que hemos venido a buscar? ― Digo y miro a mi alrededor, las personas están concentradas en lo suyo y no se da cuenta de lo que pasa entre nosotros.

―Anabele― Abro los ojos al escuchar mi nombre – Es mejor que no investigue más, lo que le pasó a su cuñado, solo es una advertencia― Dice mirándome – La próxima puede ser usted―

― ¿Me está amenazando? ― Pregunto.

―Yo no soy de los malos― Dice y se levanta – Váyase Anabele, por el bien suyo y de su familia―

―No me iré hasta no obtener una respuesta― Niega y acerca haciéndome retroceder – Lo que le está pasando a su esposo no es comparado lo que le puede pasar a usted― Susurra en mi oído.

―No me iré― Susurro.

El hombre se aleja de mi cuerpo y me mira por unos segundos antes de darse la vuelta y caminar por el pasillo.

― ¡Espere! ― Gritó llamándolo.

Camino hacia él, para seguirlo, pero la enfermera que le preguntamos por Esteban se acerca y me señala al lado contrario del pasillo. Muerdo mis labios debatiendo si ir detrás del desconocido o ver cómo está mi cuñado. Decido por la segunda opción.

La enfermera me hace entrar a un salón grande con varias camillas, al parecer esto es un hospital público y no hay habitaciones privadas. Me acerco despacio hasta dónde está mi cuñado, tiene los ojos cerrados, pero al sentir mi presencia los abre.

Suelto el aire al ver sus ojos azules, me sonríe y levanta su mano. Despacio me acercó y tomó su mano.

― ¿Estás bien? ― Asiento sin decir nada ― ¿Acaso se cortaron la lengua? ―

Niego apretando mis labios y sin contenerme más me lanzo a llorar en su pecho. Esteban gime de dolor y me separo de su cuerpo para no lastimarlo, pero mi cuñado me impide moverme y me aprieta más hacia su cuerpo.

Lloro de alegría de saber que está vivo. Lloro de tristeza por lo que pasó y lloro por el miedo que tengo de lo que pueda pasar.

―Shuu, tranquila, estoy bien― Esteban acaricia mi espalda.

―Todo es mi culpa, si no hubiéramos venido nada de esto hubiera pasado― Digo entre lágrimas.

―No te preocupes, ya deja de lamentar― Dice y me separo de su cuerpo –Solo es un rasguño― Niego con la cabeza.

En ese momento llega un médico y habla con Esteban ya que yo no sé el idioma, le dice unas cosas y él solo asiente y responde a lo que le pregunta. Lo veo anotar algo en una planilla y se despide de nosotros.

― ¿Qué dijo? ― Pregunto.

―Como te dije no fue nada –Dice –La bala me dio en el hombro y salió por el otro lado así que no tengo ninguna dificultad― Suspiro tranquila― El golpe de la cabeza fue por la caída y que observaron que estaba bien― Asiento – De todas maneras, cuando volvamos me iré a revisar, no confío en esta gente―

― ¿Cuándo te dan de alta? ― Hace una mueca.

―En dos días― Asiento –Anabele, no quiero que salgas de acá― Dice con determinación –Esa gente sabíamos que estábamos buscando datos de esa mujer y me advirtieron que la próxima no había escapatoria― Un escalofrío pasa por mi cuerpo.

―Lo sé― Digo pensando en las palabras del hombre de hace un momento.

―Cuando salga de acá nos iremos ¿Ok? ― Asiento –Yo mandaré a unos agentes a investigar más a fondo, ahora sabemos que esto no es un simple romance que tuvo mi primo con esa mujer, esto va más allá― Asiento y me acerco a darle un beso en su mejilla.

Estoy con Esteban todo hasta el otro día, no dormí nada por los nervios y la incómoda silla que me dieron al lado de la camilla.

―Vete a descansar Ana― Dice al otro día Esteban –No dormiste nada―

― ¿Cómo lo sabes? ― Preguntó sacando el desayuno de las bolsas...

― Porque yo tampoco lo hice― Suspira –Ve al hotel, descansa y mañana vienes por mí― Muerdo mis labios y asiento.

―Está bien―

―Ana― Miro a Esteban –No vayas a hacer ninguna estupidez― Sonrió.

―Tranquilo―

Conversamos un rato, hablamos con nuestras familias omitiendo lo que había pasado. No queríamos preocuparlos, mucho menos mi hermana.

Me despido de Esteban y camino despacio saliendo del hospital.

¿Ahora qué hago? Miro hacia todos lados ¿Cómo pido un taxi? Miro la tarjeta donde está escrito el nombre del hotel y decido caminar un poco antes de abordar un vehículo.




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