Amor En La Cocina

REGRESO A CLASES

Las dos semanas de vacaciones pasaron tan rápido que solo parecieron un fin de semana. Ricardo iba a la playa a diario, en su mente una y otra vez aparecía Sandra las veces en las que trabajaron juntos, aun molesta se veía realmente bien, su sonrisa era encantadora, y escuchar su nombre salir de sus labios hacia que su corazón latiera a mil por hora.

Sandra se había ocupado en tratar de conseguir un trabajo de medio tiempo, cerca de su casa no había ninguno todos eran turno noche y si lo pensaba bien eso no le ayudaría a poder llegar a tiempo a sus clases; en el centro de la ciudad no encontró ninguna oportunidad, al final solo se dio por vencida.

En la primera semana se hizo muy amiga de una chica llamada Lucero era delgada, de tez morena, ojos marrones, pelo lacio negro, nariz y labios finos, orejas algo grandes (quizá por eso sabia escuchar y aconsejar muy bien) eran casi de la misma estatura.

Fue a ella a quien le confió sobre Ricardo, era un tema que necesitaba hablar con alguien, ella le había dicho que mirándolo bien; pero muy bien podía parecer atractivo, también comento el tema de Alejandra.

Ella le recomendó que lo siguiera tratando y quizá darle la oportunidad de ser amigos, en ese punto se conocerían mejor y después solo el tiempo lo dirá.

El lunes no era capaz de dejar su cama, aun así se obligó a levantarse y colocar su mejor cara, después de hacer su rutina normal se dio con la sorpresa de que su labial se había terminado, pensó por algunos minutos y decidió colocarse su delineador con vaporub para que este no fuera tan cargado y tuviera algo de brillo. El resultado le agrado y se lo dejó así.

Sus clases transcurrieron con normalidad, solo se les dio el aviso de que el chef encargado del almacén estaba enfermo por ende un alumno ya designado se encargaría de este; para todos fue una pena ese chef era una persona amable, respetuosa y muy buena gente.

Sandra entraba a su clase de cocina y le solicitaron que fuera al almacén por las almendras para la decoración, ella acepto gustosa; pero al entrar se llevó una sorpresa y decepción el encargado era Ricardo, lo saludo secamente y buscó su encargo se encontraban cerca del techo, miro esperando encontrar la manera de subir.

No podía acercar un banco debido a que delante del estante estaban las compras para la semana que habían llegado y “el nuevo almacenero” no había colocado en el lugar correspondiente, un pequeño madero sobresalía, pensó que gracias a su estatura solo debía impulsarse y lograría alcanzarla.

Ricardo apenas y la miraba, por su tono de voz pensó que ella seguí molesta y lo último que necesitaba era empezar su semana con una discusión. Aunque de vez en cuando trataba de mirarla de reojo.

Sandra se dispuso a subir, logró alcanzarlo; pero terminó perdiendo el equilibrio. Ricardo se percató inmediatamente y la detuvo por la espalda; sin embargo él se golpeó con una mesa en las costillas ya que por la fuerza de la caída había retrocedido.

La atrapo y la soltó casi de inmediato para llevar su mano a donde recibió el golpe, ni siquiera se quejó; pero no fue necesario su rostro daba una clara idea del dolor que debía estar sintiendo en ese momento

-. Gracias – volteó para mirarlo - ¿estás bien?

-. S…si – su voz era entrecortada y forzada – no te preocupes – trataba de normalizar su respiración, Sandra examino la situación y pronto se dio cuenta de lo que había sucedido

-. Lo lamento – dejo el taper en la mesa – déjame ayudarte debe dolerte mucho – levo su mano sobre la de él

-. Fue solo… - realmente estaba sorprendido por el cosquilleo que le produjo ese mínimo contacto – un pequeño golpe

-. Que en parte fue mi culpa – lo miró directamente a los ojos – puedo… - señalo su chaqueta, él asintió, ella la desabrocho y se encontró con que no llevaba nada debajo parecía que había ido al gimnasio su abdomen está un poco más plano, revisó la herida y fue por hielo al ponerlo él se retiró un poco, ella sonrió.

-. Gra… gracias – dijo con los brazos en la cintura

-. No es nada – fijo su mirada en el piso

-. Sa... – la voz de Ana hizo que ella se pusiera derecha de un salto

-. Las almendras – estaba como un tomate – ya las tengo – cogió la mano de él y la coloco sobre el hielo, tomo el taper y se llevó a su amiga.

En la clase pidió disculpas por la demora, y le hacía señas a Ana para que no hablara prometiendo que le contaría después.

Ricardo repasaba aquella escena una y otra vez, la sensación de sus manos sobre su piel le producía una ligera corriente eléctrica que era muy exquisita; aún sostenía la bolsa de hielo que ella le había puesto en eso entro su tía.

-. Hijo, te encuentras bien – corrió a su lado

-. Si tía – no podía dejar de sonreír

-. No lo creo quien se ríe golpeado – examinaba el lugar del golpe

-. Si supieras – su sonrisa era de oreja a oreja

-. Sandra – le sonrió – solo por ella pones esa sonrisa tan boba

-. Oh! Basta – seguía sonriendo - te contare

Le dio una versión resumida, su tía era tan transparente que no podía ocultar sus emociones, estaba realmente feliz de verlo tan enamora aunque él no lo reconociera.

REGRESO A CLASES



#41992 en Novela romántica

En el texto hay: amor, cocina, peleas con la ex

Editado: 11.08.2019

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