Sandra sentía que el corazón se le iba a salir del pecho, estaba nerviosa y feliz; pero no podía dejar de pensar en el beso que estuvieron a punto de darse.
Llevaba caminando unos minutos y de la nada alguien le toco el hombro, giro y se encontró con Daniel estaba vestido con un terno negro, camisa blanca y una corbata vino.
-. ¿Sandra? – La miraba de pies a cabeza – menos mal que si eres tú
-. Ho – hola
-. ¿A dónde vas? – se aflojo la corbata
-. A mi casa - cogió las tiras de la mochila - ya termine mis clases
-. Cierto – se rasco la cabeza – te invito a almorzar ¿aceptas?
-. Sí, claro – sonrió, después de todo él la hacía sentirse cómoda en su compañía
-. Bien, vamos – la llevo hacia un estacionamiento donde estaba su moto, ella había olvidado que ese era su medio de transporte
-. Espero que ahora ¿si aceptes subir? – ella solo asintió del miedo ni la voz le salía
Llegaron a otro distrito, también céntrico, bastante lujoso donde se encontraba algunos de los mejores restaurantes de pescados y mariscos. Entraron en el que decía “DELICIAS MARINAS”.
Las puertas eran de vidrio, el piso brillaba y estaba muy limpio era de color blanco, habían como 20 mesas con manteles color vino, un centro de mesa en forma de estrella de mar naranja con delicados detalles que la hacían parecer real.
Daniel la guiaba y la llevo a una mesa en la parte central, le retiro la silla para que sentara, ella sonrió era un gesto muy lindo y luego se sentó él.
Una azafata se les acerco y les entrego la carta habían ceviches, tiraditos, arroz con mariscos, etc. No sabía que pedir todo se veía delicioso.
-. ¿Qué me recomiendas? – estaba indecisa
-. De entrada pidamos un tiradito en salsa de rocoto, y de fondo un arroz con mariscos ¿te parece?
-. De acuerdo – sonrió, todo sonaba delicioso - ¿por qué estas vestido así? – señalo su atuendo
-. Tenía una exposición – jugaba con sus dedos – y debemos vestirnos así
-. ¿Aprobaste? – debían charlar mientras esperaban su pedido
-. Espero – sonrió nervioso – las notas nos la entregaran en unos días las evaluaciones son de cuatro profesores y deben llegar a un acuerdo.
-. Tu carrera debe gustarte, en serio
-. -. Sí, cuéntame ¿Cómo estás tú? – su pedido llegó y mientras comían se conocían un poco más; Daniel siempre le ponía su chispa de humor y ella no podía evitar reír.
Al terminar él se dirigió a pagar, ella espero en la mesa, luego él se acercó y juntos salieron para que fueran a casa.
-. ¿Te llevó? – suplicaba con la mirada
-. Claro – no se movía – hay… ¿algo que quieras decirme? Durante todo este tiempo, parece que quieres decirme algo; pero no te atreves
-. Vaya – se sonrojo – sí que eres observadora
-. Gracias por el cumplido – rio victoriosa
-. Bueno… jugaba con su corbata – quisiera saber... ¿si te gustaría salir conmigo y conocernos un poco más? – hablo sin respirar
-. Claro –se acercó a él y toco su hombro– somos amigos, deberíamos conocernos un poco mas
-. Sí, claro – se entristeció, ella no lo entendía era un chico muy amable con ella, era capaz de hacerla sentir cómoda en cualquier lugar, deseaba poder ser su amiga.
La llevó a casa y se despidió parecía molesto; pero ella no entendía si él no esperaba esa respuesta.
Daniel llamo a Alejandra y le dijo que Sandra o era demasiado inocente o sabia fingir muy bien que no entendía las indirectas, ella lo insto a seguir al final él obtendría una recompensa muy codiciada.
Daniel hablaba tranquilamente sentado en el sofá, sin percatarse que justo en ese momento Ana (su prima) llego y estaba escuchando todo. Ana sabía que si Alejandra tenía algo que ver en este tema no era nada bueno.
Quería enfrentarlo; pero no tenía pruebas y él lo negaría; ella debía descifrar si estaba interesado en su amiga o solo era parte de algún plan en su contra.
Ella conocía a su primo, no había tenido una novia oficial cada semana salía con una chica diferente y bueno era todo lo opuesto a su amiga.
Ella estaba segura que su primo se había acostado con cada chica que había salido y después de “usarlas” las dejaba
Durante dos semanas indago con ambas partes, aunque Alejandra ni siquiera sabía cómo poder abordarla no eran amigas y si de la noche a la mañana le preguntaba por algo en específico, ella sospecharía.
Parecía que su búsqueda era infructuosa, estaba por rendirse no tenía nada y no quería que hicieran sufrir a su amiga. Justo esa noche sintió que abrieron la entraba principal de su casa de una forma sigilosa, se asomó desde la cocina y vio a ambos entrando.
Fueron a la habitación de su primo y se encerraron. Ana quería escuchar algo y no podía ni un zumbido salía de ese cuarto. Recordó que justo desde su habitación había un agujero por el que podía ver a la habitación de su primo, cruzo los dedos deseando que no hay puesto un cuadro o pegado un poster que no le permitiera ver.
Cuando se asomó vio a ambos teniendo un encuentro sexual ardiente, se conocían muy bien por lo que pudo notar. Tenía que advertirle a su amiga, no quería que la lastimaran.
Pensó todo un fin de semana las palabras adecuadas de decírselo; pero no las hallaba.
Durante la semana no pudo ya que eran de exámenes y tenía la cabeza echa un caos. El viernes harían un concurso interno de pisco sour tal vez ahí encontraría el momento.
Lo que menos esperaba es que su primo se apareciera ahí, los chefs les habían solicitado que invitaran a su familia; sin embargo ella solo lo menciono no pensó que sus padre y su “querido” primo se apareciera.
Sandra estaba con su grupo ella expondría, Ana no quería desconcentrarla y no le quedo de otra que disimular.
Ricardo no ocultaba el desagrado que le producía verlo ahí, no lo quería cerca de Sandra la confundiría.
“Es tu miedo a perderla” su conciencia se lo repetía
El aula de Sandra ganó con el PLUM SOUR o CIRUELA SOUR, estaba feliz y dieron a degustar su trago; ella no tomo porque de tanto probar ya se le estaba subiendo a la cabeza.