FIESTAS PATRIAS

Se acercaba la fiesta del Perú (28 Y 29 DE JULIO), su gastronomía había sido un referente a nivel internacional y muchos turistas fueron invitados a través de la oficina de Turismo.

Muchos de los alumnos debían disfrazarse algunos representando la costa, otros sierra y otros de la selva. Un aula eligió vestirse como los antiguos limeños los caballeros en trajes elegantes y las mujeres como las tapadas; otros debían preparar algunos platos típicos para degustación.

Se decidió hacer un buffet extremadamente peruano con lomo saltado, ceviche, arroz con pato, cabrito, cuy frito, cuy shactado, shurumbo, tacacho, chicha de jora, chicha morada, cebada, arroz con leche, mazamorra y suspiro limeño.

Desde muy temprano se realizaron los preparativos, las personas corrían de un lado a otro, en los baños muchos comenzaban su caracterización.

Los directores estaban con sus uniformes limpios (demasiado), en el centro se había dispuesto cuatro mesas juntas para colocar los platos y cada quien se sirva una porción.

Ricardo y Sandra fueron los elegidos para dirigir las cocinas, ella dirigía costa y sierra; él selva y los postres. Contaban con un equipo de 10 personas cada uno y debían acelerar al máximo las preparaciones para que todo estuviera listo a tiempo.

Decoraron las mesas y en los parlantes sonaban festejos, marineras, tonderos, huaynos y música de la selva.

De a pocos turistas de diferentes nacionalidades entraba cuando eran ya las doce y un poco más el chef Víctor tomo el micrófono:

“Bienvenidos al primer festival de nuestra escuela de gastronomía, todo lo que ven en la mesa a sido preparado por nuestros estudiantes; de los cuales muchos…”

RICARDO

Fue un día de mucho trabajo en la cocina; pero no me importo al final la presentación quedo perfecta y debo decir que Sandra me sorprendió termino antes que yo y todo le quedo delicioso, no lo he probado; pero estoy seguro que es así.

Mi padre les da la bienvenida a aquellos que llegaron a la hora, preferí la cocina a tener que vestirme de algo o presentar algún baile.

Cierto, Sandra no lo sabe, me acerco a ella y golpeo ligeramente su brazo, ella me mira con una media sonrisa.

-. ¿Qué tal te quedo todo? – le susurro para no interrumpir

-. Bien, obvio – se hace la ofendida

-. Quiero probar tus platos; sin embargo dudo que quede algo para nosotros

-. Yo he guardado unas cuantas porciones, solo por si acaso – me guiña un ojo

-. Que prevenida

-. Por lo visto tú no – trata de no soltar una carcajada, mi padre invita a que se sirvan y la música de fondo vuelve otra vez.

Toman pequeñas porciones y no hace falta que nos den algún comentario su rostro refleja que la comida está muy deliciosa.

Cuando todos (la gran mayoría) ya ha terminado su plato, suena un vals y veo como mi padre le extiende una mano a Sandra y ella esta ruborizada por completo y mueve la cabeza negativamente; mi tía la empuja y en medio de la improvisada pista de baile se mueve muy bien al ritmo de “Mi propiedad privada” de Eva Ayllon.

Mi tía me empuja y no me queda más que moverme, de a poco los chicos comienzan a sacar a bailar a los turistas y ellos sonrientes aceptan y tratan de seguir el ritmo.

Terminado el vals (creí que por fin podía irme craso error), se vino un festejo; de la nada yo me encontraba bailando con Sandra y mi tía con mi padre solo sonreí mientras negaba con la cabeza.

Pensé que ella se quedaría congela; pero no me demostró que sabía mover muy bien las caderas y yo no podía quedarme atrás. De a poco ella se iba soltando más y movía sus caderas al compás que ya me estaba volviendo loco.

Terminado el festejo comenzó a sonar un huayno, yo la miré para ver si ya estaba cansada y quisiera sentarse; pero ella me retó alzando su barbilla e invitándome al centro.

Yo acepte el reto, el huayno comenzó lento y ella se acercó a mi oído

-. Soy de la sierra y espero puedas seguirme – susurró y me guiño el ojo, miré a mi alrededor y éramos los únicos al parecer el resto de parejas o estaban cansados o querían verla bailar porque se movía muy bien.

No sé quién le pasó un pañuelo y ella lo tomó con una gran sonrisa, no me iba a acobardar; pero que bien qué ella llevaba el ritmo debió estudiar baile y no gastronomía.

Cuando comenzó a sonar un poco más rápido me di cuenta que era la hora del zapateo (en cierta forma es una competencia entre varón y mujer para ver quien resiste más) traté de igualarla, mi respiración era agitada y me quemaban las piernas; pero ella estaba como si nada y seguía bailando.

Todos aplaudieron y obvio le dieron como ganadora a ella.

Dieron pase a un numero de zamacueca, fui a la cocina por algo de agua ese baile me había dejado exhausto.

-. Vaya pensé que resistirías más – coloco su mano sobre mi hombro

-. Estoy fuera de forma – tome el vaso con agua de un solo trago

-. ¿No vas al gimnasio? – me quito el vaso y ella se sirvió agua

-. Eso es diferente – replique

-. Está bien – sonrió y tomo su agua.

-. Bailas muy bien – la abrace por detrás al ver que se movía al ritmo de la zamacueca.

-. Vamos – tomo mi mano

-. Deberías decir gracias

-. Olvídalo – entrelazo sus dedos con los míos y me saco de la cocina para ver el baile. No quise soltarla ella miraba con una gran sonrisa el baile mientras su cuerpo se movía.

Yo la miraba embobado. De verdad que esta mujer me atraía como ninguna otra, muchas veces me sorprendía con sus acciones como ahora que no me soltaba y a mí no me importaba quedarme así mucho más tiempo.

SANDRA 

Me sorprendió la invitación de Víctor, mi cara debe estar súper roja y Sara con leve empujoncito termine en la pista de baile; de a pocos me fui soltando hasta que pusieron la música que me encanta.

El huayno era uno de mis bailes favoritos en Chota siempre lo bailamos en cada reunión y fiesta; pero no entiendo cómo es que termine bailando con Ricardo y siendo los únicos en la pista de baile. No me importo quería retarlo y ver si era buen bailarín.