SANDRA
Sabía que Ricardo debía de tener un montón de preguntas que hacerme; pero agradecía que me dejara mi espacio para recuperarme; ahora todo había cambiado mi abuelita se había ido y realmente sentía que estaba sola.
Iba a clases y trataba de concentrarme; aunque mi rostro tenía unas ojeras inmensas debido a lo poco (en realidad muy poco) que lograba conciliar el sueño.
Era viernes y en la puerta a la hora de salida vi que Ricardo me estaba esperando, de seguro era el momento de las preguntas.
Me invito a tomar un helado y fuimos al centro de la ciudad caminando, quería disfrutar de su compañía un buen rato. Llegamos al centro y pedimos dos bananas Split.
Mientras llegaba nuestro pedido, el tomo mi mano entre las suyas mientras acariciaba el dorso con mucha delicadeza como si se fuera a romper por el contacto.
Mi vista estaba sobre mis manos no quería mirarlo a los ojos y que viera mi estado tan… deplorable.
-. ¿Estás mejor? – rompió el silencio
-. Algo – trate de sonreír; pero en su lugar solo me salió una mueca.
-. Sé que tal vez no es el momento… - rascó su nuca, ese gesto me parecía muy tierno – quiero hacerte unas preguntas
-. No te preocupes – ahora yo acariciaba su mano – es justo, no hiciste preguntas, me acompañaste y… eres mi novio – sonrió y sus ojos se iluminaron ante mis palabras
-. ¿Por qué tu mamá te trata así? – sus mejillas se tiñeron de rojo y soltó todo el aire que tenía
-. Hace poco me enteré…
FLASHBACK
Llegué a casa después de acompañar a mi abuelito a su casa y conversar un rato con mi abuelita.
Entre y vi que mi madre estaba en la sala al celular, camine y fui a habitación para cambiarme y hacer la limpieza.
Llegó mi prima para decirme que me habían invitado a una clase de zumba (tipo aeróbicos), sonreí el baile era mi fuerte y me encantaba.
Le dije que estaría ahí y agradecía la invitación; iba a mi cuarto cuando escuche que ella se reía muy fuerte de la cocina y me asome (grave error), ella estaba roja de tanta risa.
-. ¿Qué es tan gracioso? – la miraba dudosa
-. Que de verdad crees que te quieren en esa clase, de seguro tu prima insistió para que te invitaran
-. Piensa lo que quieras – esa era ella siempre arruinando todo lo bueno que me pasaba - ¿Qué te he hecho para que me trates así? ¿A veces creo que no soy tu hija?
-. Para mala suerte tuya – se puso seria, aunque la burla seguía en sus ojos – si eres mi hija; pero lo malo es que eres tan parecida a tu padre
-. Ahora la culpa la tengo yo – conté mentalmente para no explotar y que la voz no se me quebrara – lastima; pero no te preocupes no es necesario que me veas sino quieres ver a papá
-. Hasta tu voz suena igual – hizo una mueca – gracias a Dios que él ya no está
-. Y por eso te metes con el primero que te habla bonito – mi respiración era errática
-. Eso no te incumbe
-. Lo lamento – trate de que las lágrimas se quedaran en mis ojos y no salieran – pero mi papa me dejo todo a mí, así que… si quieres tener otra pareja o lo que sea – tome aire – que él si es tan HOMBRECITO te lleve a su casa y no venga a querer adueñarse de lo que no ha trabajado.
-. Mira mocosa – se acercó de una manera amenazante – él va a ser tu nuevo papá quieras o no
-. Ya lo veremos, después de todo lo que hizo – las lágrimas ya bajaban sin control por mis mejillas; pero luchaba por mantener mi voz – sé que mis tíos me apoyaran
-. Ellos no tienen vela en este entierro – gritó
-. Ellos me apoyaran y lo siento mucho – mi voz se quebró y después de recuperarme pude continuar – pero ahora me doy cuenta que el día que mi padre murió tú también lo hiciste.
-. Vaya que inteligente
-. Veo que no cambiarás, así que te agradecería que de ahora en adelante hablemos lo menos posible – seque mis lágrimas – y si te empeñas en seguir con esa relación la puerta está abierta
-. Mal agradecida, después de todo lo que te he dado
-. ¿Qué? – Mi voz salió más fuerte de lo que pensé – ¿qué me has dado? – Ella se quedó calda – te diré… lo que no me has dado… - tome aire – no me has dado amor, cariño, tiempo, consejos, abrazos, ni un beso, nunca me has felicitado mis logros y…
-. Te he dado mis mejores años – interrumpió molesta
-. Ja – de verdad que solo porque es mi madre no le levantaba la mano – y ni siquiera por eso puedo dejar de llamarte MADRE, palabra que para ti te queda demasiado grande
-. Respétame – espeto
-. El respeto se gana y tú no te has ganado nada de mí – sin esperar respuesta salí corriendo a mi cuarto en el cual me encerré poniendo el cerrojo, y me deje caer en el suelo a llorar ahogando los gritos de dolor por esa confesión.
FIN FLASHBACK
-. Amor – tomó mi mano y la beso – lo lamento, no fue… una buena pregunta
-. Tranquilo – trate de sonreírle mientras limpiaba mis lágrimas – ya me acostumbre, pero duele
-. Porque no te mudas para que vivas tranquila – llego nuestro pedido
-. No puedo – comí una cuchara – hace poco se sentía mal y le dije que fuera al doctor mi tía la acompaño y el día de los resultados nos dejó impactadas – suspiré – tiene un tumor en la cabeza y me temo que es inoperable.
-. Pero – me miró fijamente – ella no te quiere porque debes sacrificarte y no buscar tu libertad.
-. Tranquilo – se miraba tan tierno molesto – quiero cuidarla después de todo ella me dio la vida y es lo único que le puedo agradecer.
-. ¿Y tú padrastro? – bajo la mirada a su helado
-. No lo sé, desde que ya no le permití la entrada a casa no sé nada de él y no me importa – levante mis hombros e hice un gesto para quitarle importancia
-. Lo lamento nena – tomo mi mano – no sabía que tu relación familiar era… un… tanto…
-. Fría – termine por él ya que le estaba costando bastante – ya me acostumbre, a parte así puedo librarme un poco del control que ella quiere en mi vida