Amor En La Cocina

LECCIÓN

SANDRA

Treyci cumplió su palabra y me busco en mi casa, la salude y emprendimos el camino; no me coloqué los audífonos porque era una manera de faltarle el respeto.

Estábamos a dos cuadras de llegar a la escuela cuando un tipo y Lourdes nos interceptaron, él era alto y corpulento, con solo mirarlo daba miedo y la piel se te erizaba (de manera mala, obvio).

-. Hola gorda – Lourdes me da una mirada con proyectiles llenos de veneno (lastima las miradas no matan querida)

-. ¿Qué deseas? – mi acompañante pregunta tranquila (por Dios ¿Cómo puede estar tan tranquila? Yo estoy a punto de salir corriendo)

-. Ahora tienes guardaespaldas – sonríe mientras examina a Treyci mirándola de pies a cabeza

-. Tenemos que irnos, me voy a hacer tarde – quise caminar; pero el tipo se me puso en frente estoy tratando de no temblar y parecer tranquila.

-. Lourdes ¿verdad? – pregunta Treyci que sigue tan calmada como si nada pasará

-. Me conoces - se planta frente a ella - ¿y tú quién eres?

-. Eso no te importa – responde como mar en calma (voy a llorar, en serio)

-. Roger – llama y el sujeto me toma por el brazo para jalarme con él – encárgate de ambas no quisiera romperme una uña – el tipo asiente y yo me quejo porque su agarre está muy fuerte y me está lastimando

-. Suéltala – dice Treyci que está muy tensa – no querrás que te lastime – el tipo ríe y su risa me causa escalofríos

-. En serio niñita – me lanza y me apoyo con mis manos para no dañar mi cara en el pavimento.

Treyci luchaba con el tal Roger, ella era más ágil y evitaba los golpes, muy fácil; ella asestaba algunos golpes en su rostro y abdomen; pero él parecía no sentir nada.

La mire esperando verla frustrada o al menos desesperada; pero en lugar de ello ella sonreía como si de verdad estuviera frente a un reto (no entiendo a esta chica).

Intente levantarme (porque me había quedado sentada en el pavimento), cuando lo intenté, Lourdes me tomo del cabello y grite (mas por la sorpresa que por el dolor que me causaba), eso hizo que Treyci se desconcentrara y el tipo la cogió del cuello y la puso en el piso y él encima.

Me maldije mentalmente mientras escuchaba a Lourdes reír, Treyci intentaba soltarse; pero no podía. De pronto vino a mi mente el recuerdo de los juegos con mi primo cuando él dijo que esto me serviría si alguien me atacaba en la espalda.

Bueno Lourdes estaba en mi espalda (rogué mentalmente para que funcionara) trate de que mi codo diera en sus costillas y funciono (oh! Gracias Dios ahora sí sé que me quieres) por el dolor me soltó y me lance sobre el gorila para que dejara a Treyci.

Él se sorprendió porque lo golpeaba reiteradas veces en la espalda (supongo que aflojo su agarre) porque vi como Treyci recuperaba aliento y ya no pude ver más porque Lourdes me volvió a coger del cabello (en estos momentos deseo tener el cabello algo más corto).

Me arrastro lejos de ellos (y no me soltaba) levante mi mano y la pellizque, ahí me soltó; sabía que quería golpearme y yo me iba a defender como podía.

-. La gatita sacó las uñas – dijo sobándose donde la había “herido”

-. No voy a dejar que me toques otra vez – ¿yo dije eso? Sí, fui yo

-. Ya, lo veremos – se acercó para tomarme del cabello nuevamente, la manoteo no me importa si suave o fuerte y ella solo eleva las cejas, bueno al menos logre sorprenderla un poco.

Me intentaba golpear y yo miraba sus manos tratando de esquivar golpes, arañazos, manotazos o lo que sea (ahora agradezco haber jugado fútbol, en la posición de arquero). Después de algunos minutos escuchamos un grito de dolor (yo diría más bien un aullido que por poco me deja sorda)

Volteo y veo a Treyci sobre Roger; haciéndole una llave de lucha libre y él estaba inmovilizado y gritando de dolor. Lourdes se encontraba sorprendida y se alejó corriendo.

-. Espero que te vayas derechito a tu casa – le dijo casi en un grito – y no se te ocurre volver a golpear mujeres.

Yo sonreí, esta chica es increíble; cuando levanto su mirada pude ver que su labio estaba partido; fui hacia ella mientras Roger salía corriendo (como podía porque estaba cojo).

-. ¿Te encuentras bien? – digo a su lado

-. Sí, logro dar un solo golpe; pero yo lo deje peor – trata de sonreír; pero en su lugar observo una mueca de dolor.

-. Vamos a mi casa para curarte

-. ¿Y tus clases? – pregunta algo asustada

-. Ya fue – me encogí de hombros – igual ya llegue tarde, solo es un día

-. Vaya ya te estás relajando – ríe, aunque el dolor está ahí – vamos

En casa limpio lo mejor que puedo su herida tratando de no lastimarla; hago palomitas para mirar una película y pasamos la tarde juntas. No supe mucho de ella, era muy reservada y no logré profundizar.

Solo digamos que es una gran chica y agradezco que Ricardo la haya mandado para protegerme, no sabía que Lourdes podía ser peligrosa.

RICARDO

Damián me llamó y dijo que Dimitri estaba furioso; pero había aceptado la reunión, se lo agradecí y le dije que la reunión seria en el territorio de nosotros porque Dimitri era capaz de jugar sucio.

Dimitri puso la hora y yo el lugar, estaba tan nervioso hacia mucho que no estaba en este mundo, tenía que parecer el mismo de antes porque si él descubría una debilidad estaba perdido.

La cita sería en la noche porque era más privado. Llegue media hora antes en realidad estaba muy ansioso, cinco minutos antes apareció mi amigo con algunos de su grupo para respaldarme.

Dimitri llego en tres camionetas negras de último modelo, sus guardias armados hasta los dientes

“Parece que secuestre a alguien, en lugar de solo enviarle unos cuantos videos de su hija”

-. Ruso – la voz gruesa de un hombre canoso y con apariencia de enfermo hizo que levantara mi mirada – creí ¿Qué no te volvería a ver?

-. No era mi intención volver – hable lo más seguro que puedo – pero… Lourdes está metiendo sus narices en lugares que no debe



#5536 en Novela romántica

En el texto hay: amor, cocina, peleas con la ex

Editado: 11.08.2019

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