●~amor en la lluvia~●

●~Amor en la lluvia~●

Eran las altas horas de la madrugada, las calles se encontraban en pleno silencio, el único sonido (a decir verdad, tranquilizante y esplendoroso) eran las gotas de lluvia cayendo en el pavimento y en las hojas de los imponentes árboles que se levantaban de una manera exageradamente preciosa en los bordes y entradas de los hogares.

Ni hablemos que ella intentaba caminar sin hacer sonido alguno para seguir apreciando su sonido favorito... el cual, hasta hace unos meses lo odiaba. Detestaba la lluvia, y ni hablemos de los relámpagos y rayos.

Su perspectiva sobre precioso fenómeno natural cambió gracias a HeeSook... en lo único que podía pensar era en lo perfecto que lucía su nombre. La felicidad y la bondad en una persona, define perfectamente a HeeSook, no hablemos de su inigualable belleza y su ternura que la irradia como sol cada día.

HaNeul no pudo evitar sonreír al pensar, irónicamente, en como describía a HeeSook como el sol de su cielo.

Mejor dicho, no pudo evitar sonreír al pensar en HeeSook. Estaba olvidando el porqué de su caminata nocturna en plena lluvia, y dejando sus lágrimas de lado, reemplazándolas por saladas y frías gotas de lluvia en su cabello.

Caminaba sin freno alguno, sin destino alguno, pensando en los hermosos recuerdos, pocos pero preciosos, de su nueva compañera de curso, la cual visitaba su casa frecuentemente y pasaba sus tardes con ella.

Comenzó a sentir cómo su sonrisa fue disminuyendo al pensar en como confiaba HeeSook en ella y como la halagaba de ser una muy buena amiga y persona, pero lo único que podía pensar HaNeul en los momentos en los que su amiga la halagaba por cosas triviales, su cabeza y sus labios actuaban de manera distinta..

-¡HaNeul! ¡Esto está delicioso! ¡De verdad sabes cocinar!- dijo HeeSook con una amplia sonrisa en su rostro y sus iluminados y hambrientos ojos mirando la presentación del plato.

-Gracias, Heeshi...- dijo con un leve rubor en su rostro mientras pensaba "seguro que tú lo habrías cocinado más delicioso y con mucho más amor y hogar que yo.."

-De veras, eres asombrosa. Prácticamente, eres la esposa perfecta.

-¿Según quién? Mi futuro esposo no va a limpiar el desastre que dejo luego de cocinar- dijo HaNeul carcajeando levemente.. "¿Sería la perfecta compañía para toda tu vida? Mas bien, ¿Me darías el honor de ser tan afortunada como para pasar el resto de nuestras vidas juntas?"

HaNeul torturaba su cabeza mayor parte del tiempo con pensamientos sobre su 0% de probabilidades de tener su primer amor correspondido. Sintió, desde la primera vez que HeeSook cruzó por la puerta del curso, como su rostro irradiaba simpatía y deseo de brindar felicidad a los demás, deseos de brindar amor a las personas a su alrededor, cosa que pudo confirmar en el momento en el que la invitó a su casa y hablaron cosas triviales sobre ellas mismas.

HaNeul no hacía más que empeorar su estado mental, alterando sus propias emociones y llevando cada una a su extremo. Lloraba, como nunca lo había hecho antes. De rabia contra sí misma por haberse retraído tantas veces de decir su verdad, de tristeza por creer que era demasiado tarde para revelarla, por nostalgia y melancolía al recordarla a ella.

Su caminata llegó a un parque aislado del centro de la ciudad. Fue entonces que su sonido, el precioso favorito sonido de HeeSook se rompió en fragmentos, la caída de un rayo, iluminando el oscuro cielo gris sin estrellas, coincidió con la pérdida de control de HaNeul sobre sus emociones y sentimientos, cayendo al suelo inmediatamente, con un impulsivo grito, cubierto por el ensordecedor rayo.

Lloró, liberando todas las que creía que eran sus penas y pecados, recordando cada leve sufrimiento y felicidad vividas junto a ella, junto a la primera persona que estuvo a su lado en los peores momentos, quien hizo y fue causa de sus mejores momentos, la primera persona que creyó amar de verdad luego de muchos años de fracasos y decepciones.

Sólo sabía pedir perdón. Gritaba, con todo su corazón, lleno de desesperación y dolor, de cicatrices que ella cerró, perdones por acciones que había cometido, pensando que eran pecados y errores, cuando no lo eran.

Horas después, la lluvia disminuyó su potencia junto con el llanto de HaNeul.

-Debería irme a casa... mamá debe estar preocupada.- Susurró, para luego ser interrumpida.

-Yo también lo estoy.- Ahí estaba. Esa melodiosa y preciosa voz, esa postura tan hogareña y cálida, esa amorosa y compasiva mirada chispeante en sus ojos..

HaNeul estaba atónita. ¿La escuchó decir todo lo que estaba atascado en su cabeza?¿La escuchó confesar sus emociones y sentimientos mas profundos? No la miraría de esa forma si así fuera, ¿verdad?

HeeSook caminó lentamente hasta el banco en donde HaNeul se había sentado, luego de descansar de su repentina falta de cordura, y acomodó el paraguas y una toalla sobre la cabeza y el cuerpo de HaNeul, respectivamente.

Sólo se quedaron ahí, sentadas una al lado de la otra, mirando el suelo, el cielo y el horizonte.

-¿Sabes algo?-. HeeSook tomó el primer paso en hablar- Sabía que un día de estos ibas a tener una rotura mental.. estabas muy contenta conmigo todo el tiempo y no querías contarme nada.. nunca pensé que se trataba de mí..

-No te culpes, no es tu culpa que yo me haya en-

-Tampoco es la tuya, HaNeul-. Era la primera vez que la veía enojada.- Ninguna persona elige de quién enamorarse; hay algunos que les tocan personas de su mismo u opuesto género, hay personas a las que les toca mayores, menores o de la misma edad que ellos... y son muy pocos los que son flechados mutuamente...- esa última frase fue la que le incitó a HaNeul a volver a llorar.

Pero algo lo impidió, HaNeul tenía el impulso de llorar, pero no tenía el nudo en la garganta o la vista nublada. HeeSook había agarrado la mano de ella y la había colocado en su pecho, en donde un desenfrenado corazón latía, rogando por atención y amor de la persona cuyo tacto estaba sintiendo en ese momento.




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