Amor En Medio Del Dolor

PARTE 07

 

Sofía sentía tanta vergüenza por las palabras de aquella señora, recordaba de alguna manera las veces que su padre la ofendía o la golpeaba, estaba tan acostumbrada a los golpes, que era consciente que las palabras dolían más, a lo lejos vio cómo se marchaba como un toro embravecido, pero eso si antes de darse la vuelta le lanzo una mirada que eran como si le quisiera lanzar dagas

 

—Qué pena contigo Sofía, no te mereces lo que esa señora dijo y mucho menos que te agreda físicamente, si gustas podemos ir y poner una denuncia, ella no tiene derecho alguno a levantarte la mano y mucho menos hacer ese tipo de acusaciones, ella sabe muy bien que jamás faltaría a la memoria de mi difunta esposa. —Esas palabras tan llenas de razón, tan cubiertas de verdad por algún motivo la incomodaban mucho más que aquellas vertidas por esa señora que ahora sabía que era abuela del dulce Lucas.

 

—No se preocupe, ojalá y no se acerque, esa señora no es buena y se nota—Abrazando más al pequeño que ya se había quedado dormido, al final solo pidieron para llevar, cuando llegaron despertaron a Lucas y luego de comer los tres juntos Sofía le dio un baño al pequeño que cayó rendido, estaba casi segura que no despertaría en toda la noche.

 

Cuando ella bajo, vio a Mauricio lavando los trastes y limpiando la cocina, normalmente en su mundo los hombres no hacia ese tipo de cosas, normalmente era casi un insulto que un hombre apoyara con ese tipo de labores, pero ese hombre lo hacía como cosas de todos los días, había aprendido como parte del proceso de duelo, teniendo un pequeño en su casa no se podía sumir en la depresión como lo haría cualquier hombre en su lugar hundiéndose en el alcohol, en la fiesta o el llanto, él prefería hacerlo con su atención en Lucas, aprendiendo a cocinar o limpiando su casa, aunque muchas veces los recuerdos lo inundaran y una traicionera lágrimas quisiera atormentarlo

 

—Ya casi termino, deberías darte un baño y descansar, mañana empieza la verdadera batalla — Se veía tan guapo con la camisa media abierta, con el cabello húmedo y ese delantal negro, Sofía se sentía extraña, como asfixiada por aquella imagen tan seductora, pero se dio un par de bofetadas mentales para controlarse, él era su jefe, el padre de Lucas, el hombre que sin saberlo le estaba salvando la vida, brindándole una vida lejos de los goles, los gritos, los insultos, las agresiones que eran pan de cada día.

 

—Mi trabajo es hacer ese tipo de cosas, voy a limpiar un poco y luego le tomó la palabra—Ahí estaba esa sonrisa inocente, esa sonrisa que aparecía muchas veces de la nada, ese pequeño rayo de luz que había venido a aligerar su pena dándole una mano con su caótica vida sin su querida y adorada Verónica

 

 

—Pequeñín te has portado muy bien, papá se sentirá orgulloso cuando le cuente que no has roto nada, que no te duele nada y que te la has pasado balbuceando PA PA todo el día, ¿Lo extrañas verdad? — Fue en ese momento que el timbre sonó y recordó las palabras de Mauricio

 

—No le habrás la puerta a nadie ni a mí, porque yo tengo llave si la pierdo te llamo, ni siquiera mi familia tiene permitido entrar si yo no estoy, tienes un móvil para llamarme en caso de emergencia y unos billetes en el pote de las galletas, por favor Sofía que nadie entre.

 

—¿Quién es? —Sonó débil, casi un susurro, pero la voz que hablo detrás de la puerta era todo lo contrario.

 

—Abre la puerta soy a tía de Lucas— Era Victoria que a sabiendas de que Mauricio no estaría, había visto la oportunidad perfecta para llevar a cabo sus planes, quería estar segura de que tipo de mujer era la encargada de cuidar al pequeño, más bien quería saber que no fue lo suficientemente buena como para enredarse con él, una cosa era Verónica, pero otra más no estaba en sus planes, no soportaría la idea de verlo con otra, cuando en el fondo ella lo quería para ella misma, eran noches interminables donde tuvo que soportar cumplir su papel de esposa aun pensando en el mayor de Valentín, la vida no le había dado hijos y agradecía que lo esteral fuera de familia porque no soportaría tener en su vientre al hijo de un hombre que no fuera Mauricio.

 

—Lo siento, no estoy autorizada para abrir la puerta— Aun tenía al pequeño Lucas en brazos, algo temerosa, después de todo era la tía del pequeño y eso no estaba del todo bien.

 

—Abre la puerta en este instante, ¿Qué estarás haciendo ahí que no abres? Eres solo parte de la servidumbre de Lucas no tiene derecho a prohibirme verlo, hablaré con Mauricio por esta humillación—Mientras algunos vecinos observaban la escena y murmurando entre ellos.

 

Victoria, se sentía ofendida, indignada y todo aquel sentimiento que con lleve humillaron y menos precio, así se sentía y la rabia la hizo ir hasta la oficina del propio Mauricio dispuesta a contar infinidad de historias sobre la humillación que acaba de sufrir, una vez ahí al no ser una gran empresa, solo dejo su identificación y le dejaron un gafete de visita, subió hasta el tercer piso hiendo directo a su oficina, no toco la puerta, no se anunció solo ingreso como si tuviera algún derecho.



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En el texto hay: amor, muerte, dolor

Editado: 08.01.2023

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