He visto muchas cosas en mi trayectoria policial pero no estaba preparada para lo que me encontré. De hecho, no creo que nadie esté preparado para esto. La víctima era una chica de veintipocos años, que por lo que intuyo debía ser una belleza.
Me acerco al forense con Alicia a mi espalda, mirándolo todo con expresión seria pero sé que por dentro, está como yo, horrorizada.
-Buenos días, Alonso. ¿Qué tenemos?- El forense, al que conozco desde que entré en el cuerpo. Es un señor afable, aunque quiera ir de duro es un cachito de pan. Pero en este trabajo o das la impresión de ser una persona seria o te toman por el pito del Sereno.
-Chica de entre veintidós o veinticuatro años, no lo sé exactamente. Lo que si sé seguro, es que no ha muerto aquí, alguien la ha dejado aquí a propósito. No han encontrado el arma del crimen, pero me aventuraría a decir que a esta chica la han torturado y a saber que más cosas. La cara la tiene desfigurada completamente, le han roto muchos huesos y no hay huellas dactilares, se las han quemado. Os va a costar identificarla. Pero de momento, me la llevo al laboratorio, a ver si encuentro algo más.
-Gracias, Alonso. Con lo que sea, me llamas.- Me despido del forense y me pongo a inspeccionar la zona. Pero cuando miro a lo lejos, veo a un hombre merodeando. No me puedo creer que lo hayan dejado pasar, como sea un periodista, le meto la cámara por el culo. No es la primera vez que ellos nos joden un caso, sólo por querer dar una noticia morbosa. Me acerco a él y al verlo de cerca, me quedo flipada. Que pedazo de tío, como me gustan a mí. Morenazo, alto como una torre, cuadrado sin ser una exageración, con unos ojazos verdes que quitan el sentio'. Si todo el gremio periodístico es así, tengo que cambiar de trabajo. Pongo la cara más profesional que tengo, mi hermano dice que esa cara la tiene que tener Satanás, porque doy un miedo horrible.
-Oiga, ¿Qué hace aquí? ¿No sabe que esto es una escena de un crimen o qué?- Él me mira y sigue a lo suyo. ¡Pero bueno!- Oye, que te estoy hablando. ¡Fuera de aquí antes de que me cabree de verdad y lo meta en una celda para que aprenda a respetar a la policía.- No termino de decir la frase y se está riendo. SE ESTÁ RIENDO.
-Tranquilízate guapa, que soy compañero. No te vendría mal un poquito de sentido del humor, que pena, tan guapa y tan amargada.- ¡Toma ya! Será muy guapo pero es un imbécil perdido.
-No es que no tenga sentido del humor, es que lo guardo para las personas que me caen bien. ¿Y se puede saber quién eres? Por que no te conozco.- Y es verdad, conozco a toda la comisaría y a este no le he visto en la vida. Me acordaría.
Antes de que responda, llega Alicia corriendo con el teléfono en la mano.
-Hola, Lía te llama el comisario. Dice que es urgente que te pongas.- Lo que me faltaba, una bronca. Me alejo del espécimen mientras Alicia habla con él. Bueno, babea mejor dicho.
-Buenos días, comisario García. Dígame.
-Este caso está bajo sumario, así que no quiero ni una noticia sobre el caso. Lo dejo en tus manos. Por cierto, hoy llega un nuevo compañero. Es el inspector Eric Serrano, trabajaréis juntos, explícale como trabajamos aquí.- Iba a contestar pero me ha colgado. Desde luego al comisario no se le da bien la gente.
Me doy la vuelta para ir con Alicia y el desconocido compañero, que ya no es tan desconocido, pero sólo está Alicia en estado catatónico.
-Ali, vuelve a la vida. Tenemos trabajo. ¿Dónde está el simpático?- No me contesta. Esta estará imaginándose su vida en un futuro con el nuevo, junto con los tres hijos que quiere. Como buena amiga que soy la traigo del mundo paralelo de un guantazo.
-¿Que haces asquerosa? Que estoy aquí. Pues míster buenorro, se ha ido a la comisaría. Te ha dejado su número para que le llames. En realidad ha dicho, "dale mi número de teléfono por si tiene alguna duda del caso o si quiere que le quite la cara de amargada".- PERDOOOOOOONA.
-Este se ha equivocado de tía, le voy a quitar yo la cara de guasón que tiene pero a base de hostias.
-Pero Lía, ¿tu lo has visto bien?- Me mira alucinada.
-Vamos a trabajar, que es más importante.
Prefiero no decirle, lo que ya intuye. Pero ese tío ha despertado algo en mí, que hace mucho tiempo no sentía. Pero no me podéis culpar a mí, hace dos años que no me acuesto con nadie.