Amor en Ruedas

Capítulo VII

-Hola... ¿Diann?- Nathan estaba igual de sorprendido que yo.

-¿Nathan?

-¿Qué haces aquí?- preguntamos los dos al mismo tiempo y nos reímos por eso.

Resultó que Allison nos pidió a ambos -por separado- que cuidáramos a su hermanita mientras ella iba a salir con Dylan. Obviamente todo esto era parte de algún maquiavélico plan de Alli para tratar de juntarnos.

Mientras ambos analizábamos la trampa a la que habíamos caído apareció el auto de Dylan en la entrada y tocó el claxon, Allison salió inmediatamente, agradeció a Nathan por haber ido y se despidió de nosotros sin darme la oportunidad de decirle que no pensaba quedarme ahí si él iba a estar también.

-¿Te molesta que haya venido?- preguntó Nathan pasándose una mano por la nuca.

No hagas eso por favor.                          

-No, no. Para nada, es solo que Alli no me avisó que vendrías- sonreí para animarlo.

La verdad era que quería irme, hacerle saber a Alli que ella no podía hacer cosas como esa, que no podía manejarme a su antojo; pero no podía dejar a Shassa con un chico al que apenas hacia una semana que lo conocía, tampoco quería que él creyera que no me caía bien o algo así y no había forma de que regresara a casa más que irme en la silla. No me quedaba más que aceptar la situación y tratar de que no se convirtiera en algo incómodo.

Minutos después, Shassa llegó corriendo.

–Diann, tengo hambre, no sab…- se interrumpió de repente al vernos sentados en el sillón platicando tranquilamente-. ¿Nathan y tú son novios?- preguntó con una enorme sonrisa en el rostro como si le agradara la idea.

 

Me tensé. Por el rabillo del ojo pude ver que Nathan también sonreía y me puse aún más nerviosa. ¿De dónde había sacado esa idea Shassa?

–¡NO!- dije con brusquedad.

La manera en que respondí daba a entender que la sola idea me parecía nefasta, cuando era todo lo contrario, pero ninguno de los dos lo entendió de esa manera. La sonrisa de Nathan se desvaneció y fue suplantada por una expresión de confusión y Shassa entristeció.

–Quiero decir, solo somos amigos- traté de aclarar con voz más calmada y esperaba que él no hubiera interpretado mi reacción de mala manera.

Shassa asintió comprendiendo y saludó a Nathan, con mucha familiaridad debo decir, la cual me dejó confundida. Tenía entendido que Alli lo acababa de conocer al igual que yo, pero su hermanita parecía conocerlo y le tenía confianza.

¿Ya se conocían?

Es que acaso ¿Alli me tomó la palabra y están saliendo? No, no; eso no puede ser, ella está en una cita con Dylan ahora mismo.

Mi cabeza no dejaba de formular hipótesis pero ninguna de ellas tenía sentido. Estaba a punto de preguntar en voz alta cómo se habían conocido cuando Shassa comentó que tenía mucha hambre.

Rápidamente fui a la cocina con ella para buscar sí Alli había dejado algo ya preparado; y oh sorpresa: no había nada hecho. En verdad que mi mejor amiga era la persona más irresponsable del mundo. Definitivamente me debía una grande, no solo me había secuestrado y engañado con la cubierta de que iba a cuidar a su hermana menor con el objetivo de fondo de hacerme pasar más tiempo con Nathan; al menos hubiera dejado las cosas preparadas y listas como para cualquier niñera.

Informé a la pequeña que no había nada así que esperanzada sugirió que pidiéramos pizza y me hubiera encantado pero Alli tampoco me había dejado dinero y no pensaba gastar ni un quinto mío, ni de Nathan ni de Shassa porque estaba segura de que no nos lo pagaría nunca.

No podía dejar sin comer a Shas así que me ofrecí para preparar un omelet como los que le preparaba cuando ella era más pequeña y Alli y yo hacíamos pijamadas.

Me volví hacía el refrigerador y saqué huevos, queso y un pimiento de cada color, lo llevé todo a la barra dispuesta a empezar a picar ya que todo estaba previamente lavado, pero me faltaba la tabla que se encontraba en uno de los gabinetes de arriba y no la alcanzaba.

Tuve que pedir ayuda a Nathan para que me la pasara junto con el sartén, después él se fue a la sala con Shassa para poner una película en lo que yo preparaba la cena.

Piqué todo rápidamente y batí el huevo, lo revolví con lo demás y lo vacié todo en el sartén. Mientras se cocía, rebané fruta en forma de bastoncitos para comerlos con limón y sal de chile y preparé té frío de bebida.




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