Amor en Sagaponack

Venganza

Comencé a preparar mi venganza. Nunca creí que utilisaría esta palabra, y menos que tendría enemigos, porque eso son para mi "los reyes de lo Hamptons". Suerte que algunos de esos bastardos tienen las cuentas de sus redes sociales públicas, y es que Instagram es nuestro nueva enciclopedia de los gustos y actividades de las personas, hasta de sus ubicaciones, lo mejor es que ya he identificado a todos y cada uno de los chicos pues se siguen mutuamente y su círculo de amistades es muy cerrado, "exclusivo" dirían ellos, el primero es Mike Buttel, alto y atlético, adepto a los gimnasios, de cabello y ojos cafés, adicto también a las selfies, le gustan mucho los yates y todo lo naval pues se la vive en el Manhattan Yacht Club. Mike fue quien me tumbó en la arena, y es de los que más aborrezco por ello, luego sigue Jackson Cresio, chico espigado de ojos verdes y cabello dorado, al parecer es un influencer de moda y estilo de vida, además de gay, él solo se rió de mí, Ted Margulys, es otro de mis enemigos principales sino el más, él fue quien me llamó "perra", es muy deportista, de cabello oscuro y ojos azules, le gustan los destinos de playa, Dylan Gait, algo guapo pero cretino, celebró al verme en la arena y al irme llorando, Andrew Walters, el más mediático de todos, heredero que ha salido con muchas super modelos, típico playboy y rich kid, y el último, Warren Brandt, aunque no me hizo nada, no impidió que se burlasen de mí. Bufo una y otra vez al ver sus rostros.

Me costó mucho planearlo todo, pero mi venganza ya estaba lista. Al menos para asestarla al principal enemigo: Ted Margulys. Aunque se planeaba que nos quedásemos con tía Chloé solo quince días, yo pedí permanecer con ella por todas las vacaciones de verano, sí, mes y medio completo de venganza, mis papás aceptaron, aunque advirtieron que pasando unos días se irían a Manhattan y retornarían después por mí. A mi tía Chloé esto la alegró. Tanto que hasta me cambió a una habitación más amplia y bonita. 

Mi plan era muy loco, pero no me importaba. Había observado en el perfil de Ted que con constancia se cortaba el cabello en Chelsea Park Barbers, una barbería muy prestigiosa de Nueva York, así que mi intención era adquirir como fuese un empleo ahí, ¿Para qué? Pues para arruinar su amado cabello, el día en que los encontré en la playa él tenía el pelo algo largo, era cosa de días para que fuese a recortarlo, y entonces yo intercambiaría los tratamientos que le suelen poner por peróxido, muy concentrado, tal que con unas cuantas gotas el cabello comienza a desprenderse. Pensando en este plan comencé a reirme como villano de película. 

Conseguir el empleo fue algo difícil, primero porque todos los barberos ahí son hombres y segundo, porque no entendían porque una chica "bonita" y tierna deseaba laborar en un ambiente tan masculino, pero yo arguí que deseba familiarizarme con los cortes de cabello de hombre porque estaba estudiando estilismo y era parte de nuestra tira de materias, además, no cobraría ni un centavo, solo quería "ver", ayudaría recogiendo los cabellos, haciendo limpieza, etc, y lo mejor, gratis. Los documentos que otorgué eran todos falsos, carnet, certificado de estudios, etc; lo que se puede hacer con una buena impresora y el papel correcto. Así comencé a trabajar desde un día martes, pasaron dos días y Ted no aparecía. Ya me estaba cansando de viajar más de una hora todos los días de ida y regreso, por suerte la tía Chloé me prestaba su camioneta. Estaba a punto de claudicar cuando llegó el viernes, y lo ví entrar. Venía perfectamente vestido, como es su costumbre, con una chaqueta de piel negra. Se sentó, y no tuvo que esperar ni un segundo, por ser cliente frecuente, yo me escondí como pude tras el mostrador. Cuando llegó el momento de ponerle sus tratamientos yo me dirigí al almacén, vacíe rapidamente los botes y los rellené con peróxido concentrado. Entonces Jack, uno de los estilistas, tras ir por ellos se los puso. Los cabellos de Ted comenzaron a desprenderse. Él observó esto por el espejo y comenzó a gritar como loco, tenía toda la parte frontal de su cabeza calva. 

Cuando recordaba todo el berrinche que hizo Ted en la barbería no podía sino reírme a carcajadas. Desde hacía varios días que el muy tonto no subía nada a Insta, ni stories ni post, cuando antes lo hacía casi a diario. El chico amenazó con demandar a la barbería, pero nadie sospechaba de mí porque yo no era la encargada del almacén, además, estaba segura porque nadie de ahí conocía mi dirección. Dejé el empleo luego del incidente porque me "asustó" la reacción violenta de los clientes masculinos.

Estaba feliz cenando con tía Chloe cuando se escuchó un automóvil estacionarse en nuestro pórtico. Miré por la ventana, quedé helada, era Warren. Sonó el timbre y tía Chloé abrió la puerta principal. Warren pasó y preguntó de inmediato por mí. Yo estaba escondida en la cocina, pero tía Chloé lo condujo hasta ahí, yo intenté actuar natural. 




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