Amor en tendencia

capítulo 2

Desperté con la sensación de que un ejército de martillos estaba haciendo una coreografía de percusión dentro de mi cabeza. La luz que se colaba entre las cortinas era demasiado cruel para la cantidad de alcohol que todavía corría por mis venas. Me giré en la cama, abrazando la almohada como si pudiera protegerme del mundo, hasta que un sonido persistente empezó a taladrarme más que la resaca: el zumbido incesante de mi celular. Vibraba, vibraba y volvía a vibrar, como si quisiera salir corriendo por sí solo.

Al principio pensé que sería mi amiga, esa loca que se emocionaba hasta con los jingles de anuncios de comida rápida. Pero cuando por fin estiré la mano, medio a ciegas, y desbloqueé la pantalla, me encontré con algo mucho peor:
Cientos de notificaciones.

Mensajes en WhatsApp. Correos. Instagram explotando. TikTok brillando con numeritos rojos. Twitter —o X, como lo llaman ahora los iluminados— echando humo. Por un segundo, pensé que había muerto alguna celebridad y el destino me había usado como mensajera universal. O que había ganado la lotería sin jugar. Algo así.

Pero no.

El primer video que se abrió automáticamente me devolvió un reflejo que no estaba preparada para ver: yo misma, en medio de un beso.

Un beso que no era cualquier beso.
Un beso que se repetía en slow motion, con música editada encima, con filtros de corazones ridículos que algún adolescente aburrido decidió pegarle.

Un beso con Mateo, el tipo que tenía a medio planeta suspirando.

—No —murmuré, sentándome de golpe, con la garganta seca y los ojos como platos—. No, no, no.

Me apreté las sienes, como si pudiera estrujarme la memoria hasta que saliera otra versión de los hechos, una donde yo hubiera terminado la noche en mi cama sin convertirme en la protagonista accidental de un show internacional.

Pero los comentarios no me dejaron mentirme.

> “¡El beso del año!”
“¿Quién demonios es ella?”
“La odio, la envidio, la amo. Todo al mismo tiempo.”
“Bro, se nota que ella estaba ebria JAJAJA.”

Quise cerrar el celular, meterlo en un cajón, enterrarlo en el patio, prenderle fuego. Cualquier cosa que detuviera la avalancha de palabras, imágenes, burlas y memes. Pero mis manos no reaccionaban. Era como ver un accidente en cámara lenta del que yo era la víctima y, al mismo tiempo, la culpable.

La puerta se abrió sin previo aviso y mi amiga apareció, todavía en pijama, con el cabello hecho un nido y una taza de café en la mano.
—¡Lucía! —gritó, como si fuera una presentadora de reality show—. ¡Eres famosa!

—Cállate —le solté, pero ella se tiró en mi cama como si no hubiera espacio personal en el diccionario.

—¿Viste los edits? Hay uno con música de telenovela, otro con canción de boda. ¡La gente está shippeando! —chilló, mostrando su celular como prueba.

Yo quería vomitar, y no solo por la mezcla barata de tequila y cerveza que todavía nadaba en mi estómago.
—Esto es una pesadilla.

—Esto es increíble —me corrigió—. Mira, tienes más seguidores en un día que yo en toda mi vida.

Apreté los labios, intentando no gritarle. ¿Cómo le explicaba que mi vida no estaba diseñada para los reflectores, que yo no quería ser “la chica del beso”? Que cada notificación era como un dedo acusador señalándome: “tú no perteneces aquí, y lo sabemos.”

Me tumbé otra vez, hundiéndome en la cama como si pudiera desaparecer en las sábanas. Pero ni el colchón, ni las cortinas, ni el café que mi amiga me empujaba bajo la nariz podían tapar la realidad:
Era viral.
Y mi cara estaba en todas partes.

---

El aire en la cafetería olía a café recién molido y a pan tostado, mezclado con ese aroma dulzón de jarabes artificiales que usan para disfrazar bebidas imposibles de pronunciar. El lugar estaba lleno a medias, lo suficiente para que hubiera murmullo de fondo, pero no tanto como para que pasáramos desapercibidas.

Yo, claro, intentaba pasar desapercibida.
Sudadera con capucha, gafas grandes, cabello recogido en un moño que ni mi abuela usaría en público. El look clásico de “no me mires, no existo”.
Spoiler: no funcionó.

Apenas crucé la puerta, una chica de unos veinte años me miró dos veces y luego golpeó a su amiga en el brazo. Los susurros empezaron como un zumbido molesto, pero pronto se convirtieron en un murmullo colectivo. Y yo sabía lo que estaban diciendo. Lo mismo que decían en internet, pero ahora con mis oídos como testigos.

Nos sentamos en una mesa junto a la ventana, y mi amiga, encantada con el circo, no dejaba de sonreír.
—Esto es demasiado. En serio, míralo por el lado bueno. No todas pueden decir que besaron a un hombre como ese.

—No todas quieren —le respondí, removiendo mi café con más fuerza de la necesaria.

—Oh, vamos. ¿De verdad no sentiste nada?

El calor me subió al cuello. Claro que había sentido algo. El problema era admitirlo.
Ese beso había sido como un terremoto disfrazado de casualidad. Aunque estuviera borracha, mi cuerpo lo había registrado: el roce de sus labios, el olor a menta mezclado con alcohol, la forma en que el mundo entero pareció detenerse.

Pero decirlo en voz alta sería darle poder a algo que yo necesitaba borrar.

—Lo único que sentí fue pena ajena —mentí, encogiéndome en la silla.

No me creyó, obvio.

El tintinear de una campanita nos interrumpió. Otra pareja de chicas entró, y cuando me vieron, se quedaron congeladas. Luego se acercaron con sonrisas nerviosas y un celular en la mano.
—¿Tú eres…? —balbuceó una de ellas.

Quise decir “no”, pero mi amiga contestó por mí:
—¡Sí! La mismísima.

Las chicas me pidieron una foto, y aunque intenté negarme, al final terminé sonriendo a medias frente a la cámara, con el corazón latiéndome en los oídos.

Cuando se fueron, me quedé inmóvil, con la taza de café frío entre las manos. Afuera, el mundo seguía andando. Los autos pasaban, la gente caminaba, la vida continuaba. Pero para mí, todo había cambiado.
Un simple beso había arrancado mi anonimato y lo había tirado al basurero.



#3511 en Novela romántica
#1195 en Otros
#429 en Humor

En el texto hay: humor, romance comedia, romcom

Editado: 10.10.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.