El aire en la academia St. Claire parecía más denso que nunca, cargado con la electricidad de la competencia. La rivalidad entre Liam y Bella había alcanzado un punto álgido, y cada día traía consigo un nuevo enfrentamiento. Sin embargo, debajo de esa competencia feroz, se ocultaban emociones complejas y no expresadas.
Un día, mientras la clase de Química llegaba a su fin, el profesor Martinez, un hombre severo con un marcado acento español, anunció un proyecto importante que formaría parte de la calificación final. Los estudiantes se miraron nerviosos, sabiendo que este proyecto podría ser la diferencia entre el éxito y el fracaso.
—Cada uno de ustedes trabajará en parejas, y el proyecto deberá abordar un problema ambiental real y proponer una solución innovadora. Las parejas serán asignadas al azar —anunció el profesor Martinez.
Liam y Bella intercambiaron miradas de desafío, sabiendo que, si eran emparejados, su rivalidad podría convertirse en una verdadera prueba de fuego. El profesor comenzó a llamar los nombres, y el salón cayó en un silencio expectante.
—Liam y... Bella —dijo el profesor Martinez.
Los murmullos recorrieron el aula mientras Liam y Bella se levantaban lentamente de sus asientos. Ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder ni un ápice, y la tensión entre ellos era palpable.
—Muy bien, Liam. Si vamos a trabajar juntos, más vale que dejemos nuestras diferencias a un lado y nos concentremos en ganar —dijo Bella con un tono decidido.
—Estoy de acuerdo. Pero no creas que será fácil, Bella. Ambos tenemos mucho que demostrar —respondió Liam, asintiendo.
_________En la Biblioteca____
Durante las siguientes semanas, Liam y Bella pasaron largas horas en la biblioteca, investigando y discutiendo sus ideas. Sus encuentros no estaban exentos de desacuerdos y conflictos, pero gradualmente, comenzaron a respetar la inteligencia y la dedicación del otro.
En una de esas tardes, mientras el sol se ponía y los rayos dorados se filtraban por las ventanas de la biblioteca, Liam y Bella estaban inmersos en una acalorada discusión sobre la viabilidad de su propuesta.
—¡No puedes simplemente ignorar los datos sobre la contaminación química, Liam! —exclamó Bella, agitando un informe delante de él.
—Y tú no puedes pasar por alto los costos de implementar esa solución —replicó Liam, cruzando los brazos—. Necesitamos algo que sea tanto práctico como efectivo.
Bella resopló, frustrada, y se dejó caer en una silla. Justo en ese momento, Max se acercó con una sonrisa socarrona.
—¿Otra sesión de terapia de pareja? —bromeó, dejando una pila de libros en la mesa—. Aquí hay más material de referencia, en caso de que lo necesiten.
Bella rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír ligeramente ante el comentario. Liam, sin embargo, aprovechó la oportunidad para relajarse un poco y bromeó también.
—Gracias, Dr. Max. Supongo que la primera consulta es gratis —dijo con una sonrisa.
Un par de días después, en medio de una intensa sesión de estudio, Bella se levantó de repente, tirando sus notas al suelo en un arrebato de frustración.
—¡Esto es imposible! —gritó—. No podemos seguir así, Liam. Necesitamos encontrar una manera de trabajar juntos sin querer matarnos el uno al otro.
Liam la miró con seriedad y se acercó, recogiendo las notas del suelo. —Tienes razón, Bella. Esto no está funcionando. Pero sé que podemos hacerlo. Solo necesitamos encontrar un equilibrio.
dias despues deciden reunirse en la mansion , regañadientes lian decide ir ala casa de ella.
Una noche, mientras trabajaban en el proyecto en la casa de Bella, tuvieron una conversación inesperada. La mansión, normalmente fría y vacía, se sentía cálida y acogedora gracias a la luz tenue y al crepitar del fuego en la chimenea.
—A veces me pregunto por qué compito tanto contigo, Liam. Es agotador —dijo Bella, mirando las notas.
—Tal vez porque ambos queremos ser los mejores. Pero no siempre tiene que ser una competencia, Bella. Podemos aprender mucho el uno del otro —respondió Liam, sonriendo levemente.
Bella lo miró fijamente, sorprendida por la sinceridad en sus palabras. Por un momento, la rivalidad quedó en segundo plano, y ambos se vieron como personas con sueños y miedos.
—¿Sabes? —continuó Bella—, nunca he sentido que encajaba en este lugar. Todo el mundo espera que sea perfecta, pero en realidad, solo quiero ser... yo.
Liam asintió, comprendiendo. —Entiendo lo que dices. No siempre es fácil cumplir con las expectativas de los demás. A veces siento que estoy atrapado en un papel que no me pertenece.
De repente, una tormenta se desató afuera, y un trueno retumbó, haciendo que las luces parpadearan. Bella se acercó más al fuego, buscando consuelo en su calidez.
—Es como esta tormenta —dijo en voz baja—. A veces siento que estoy atrapada en una tormenta de expectativas y presiones. No importa cuánto intente, parece que nunca es suficiente.
Liam se sentó a su lado, compartiendo el calor del fuego. —Pero las tormentas no duran para siempre, Bella. Y siempre hay una manera de salir de ellas, incluso si es difícil.
Bella lo miró, sus ojos brillando con lágrimas no derramadas. —Siempre he sentido que tenía que ser fuerte, que no podía mostrar mis debilidades. Pero contigo... siento que puedo ser yo misma, sin máscaras.
Liam extendió la mano y tomó la de Bella con suavidad. —No estás sola, Bella. Todos tenemos nuestras luchas, y es importante tener a alguien con quien compartirlas. Yo también he estado fingiendo ser alguien que no soy, solo para cumplir con las expectativas de los demás.
Bella apretó la mano de Liam, agradecida por su comprensión. —Gracias, Liam. Significa mucho para mí escuchar eso. Tal vez... tal vez podamos apoyarnos el uno al otro, en lugar de competir todo el tiempo.
Liam asintió, con una sonrisa cálida. —Sí, me gusta esa idea. Podemos ser un equipo, dentro y fuera del proyecto.