—¡Quítate del camino, chica de dinero! Esto no te involucra —dijo Jake, intentando empujar a Bella.
Liam rápidamente se interpuso entre Bella y Jake. —¡Oye, relájate! No puedes tratarla de esa manera —respondió con voz firme.
Jake, lleno de rabia, trató de golpear a Bella, pero Liam lo detuvo, recibiendo el golpe por ella. La fuerza del golpe lo hizo retroceder, pero se mantuvo en su lugar.
—No permitiré que le hagas daño —aseguró Liam, con una firmeza que sorprendió a Bella.
El alboroto atrajo la atención de otros estudiantes, y Max y Emma corrieron a ayudar. Emma sujetó a Jake, mientras Max asistía a Liam para que se estabilizara.
—¡Basta ya! —gritó Emma—. Alguien llame a seguridad.
Los dueños del loft llegaron rápidamente con seguridad, quienes se llevaron a Jake y lo sacaron del lugar. Los estudiantes comenzaron a calmarse y la fiesta empezó a normalizarse.
Bella, con lágrimas en sus ojos, se dirigió a Liam. —Gracias, Liam. No sé qué habría hecho sin tu ayuda —dijo, su voz temblaba.
Liam sonrió, a pesar del dolor. —Siempre estaré aquí, Bella. A veces los enemigos pueden ser nuestros aliados en momentos difíciles —respondió suavemente.
Cuando parecía que todo estaba controlado, alguien gritó: "¡La policía está en camino! " El pánico volvió a invadir a los estudiantes, que intentaban abandonar el loft lo más rápido posible.
—¡Tenemos que irnos antes de que llegue la policía! —gritó Max, intentando mantener la calma.
Bella, Liam, Max, Emma y Rosee se juntaron y empezaron a buscar una forma de salir del edificio sin ser vistos.
—¡Por aquí! —exclamó Emma, señalando una puerta trasera que conducía a las escaleras de emergencia.
El grupo se apresuró hacia la puerta, pero se encontró con más estudiantes que intentaban salir por el mismo lugar. La situación se volvía cada vez más desordenada.
—¡Esto es un completo desastre! —gritó Rosee, esforzándose por avanzar entre la multitud.
—Tranquila, Rosee. Lo conseguiremos —dijo Bella, intentando mantener la calma.
Finalmente alcanzaron las escaleras de emergencia y comenzaron a bajar rápidamente. El sonido de las sirenas de la policía se hacía más fuerte, intensificando la urgencia de la situación.
—¡No puedo creer que estemos haciendo esto! —dijo Liam, tratando de seguir el paso.
—Solo sigue adelante, Liam. Estamos casi afuera —respondió Max, jadeando.
Cuando finalmente llegaron a la salida de emergencia, se encontraron en un oscuro callejón. El grupo se detuvo un momento para recuperar el aliento.
—¡Lo hicimos! —exclamó Emma, con una mezcla de alivio y sorpresa.
Bella miró a Liam y sonrió. —Te agradezco mucho, Liam. De verdad no sé qué hubiera hecho sin ti esta noche —dijo con sinceridad.
Liam devolvió la sonrisa. —Siempre estaré aquí, Bella. Siempre —contestó, sintiendo un lazo más fuerte que en cualquier otro momento con ella.
Mientras el grupo se separaba y se dirigía a sus casas, tenían claro que esa noche había marcado un cambio entre ellos. Las dificultades y desafíos que habían enfrentado en conjunto los unieron de formas que nunca habían anticipado.
Las luces de la ciudad brillaban a lo lejos, y en ese oscuro callejón, dos corazones en conflicto empezaron a hallar un punto en común, fortalecidos por las adversidades vividas esa noche.
A la mañana siguiente, en la academia St. Claire, la tensión entre Rosee y Liam alcanzó un nivel crítico. Rosee, todavía molesta por lo ocurrido la noche anterior, se acercó a Liam en el pasillo. El sonido de sus pasos resonaba en el mármol mientras otros estudiantes pasaban, inmersos en sus propias charlas.
—¡Liam, necesito hablar contigo! —dijo Rosee, con un tono serio y ojos llenos de ira.
Liam se detuvo y la miró con curiosidad. —¿Qué sucede, Rosee?
—No puedo creer que tengas el atrevimiento de apoyar a Bella. ¡Siempre he sabido que eres un problema para todos! —exclamó, furiosa, la luz del pasillo haciendo que su rostro resplandezca.
Liam exhaló y cruzó los brazos. —Rosee, no se trata de tener bandos. Anoche simplemente hice lo correcto. No puedo quedarme de brazos cruzados cuando alguien está en riesgo —respondió, intentando mantener la calma mientras los murmullos de los estudiantes curiosos se intensificaban.
—¡Eso es típico de ti, Liam! Siempre asumiendo el rol de héroe, creyendo que sabes lo que es mejor para todos. ¡Pero no tienes idea de lo que realmente sucede! —gritó Rosee, cada vez más alterada.
—Rosee, relájate. No intento ser un héroe. Simplemente actué como lo haría alguien decente. Bella no merecía ser tratada así —replicó Liam, comenzando a perder la paciencia.
En ese instante, Emma y Bella llegaron al pasillo, alertadas por los gritos. Emma se acercó rápidamente y trató de intervenir.
—¡Rosee, Liam, basta! Esto no solucionará nada. Todos estamos agitados por lo que ocurrió anoche, pero gritar no es la respuesta —dijo Emma, con un tono firme, tratando de calmar la tensión que llenaba el ambiente.
Bella, con una expresión preocupada, se dirigió a Rosee. —Rosee, por favor, para. Liam solo intentaba ayudarme. No tiene sentido seguir discutiendo por esto —dijo, intentando suavizar la situación, sus ojos reflejando sinceridad.
Rosee miró a Bella con desprecio. —¿Tú también estás de su lado, Bella? ¡Pensé que éramos amigas! —exclamó, con lágrimas de frustración en los ojos.
Bella tomó una profunda respiración, intentando mantener su serenidad. —Rosee, aún somos amigas. Sin embargo, no puedo estar de acuerdo con la violencia ni con el odio. Ayer por la noche, Liam hizo lo correcto y valoro su apoyo —contestó, con un tono suave pero con determinación, sus palabras resonando en el pasillo callado.
—¿Valoras su apoyo? ¿Desde cuándo dependes de Liam? —respondió Rosee, llena de incredulidad.
—Desde que entendí que no podemos solucionar nuestros conflictos creando más conflictos. Necesitamos unirnos y no enfrentarnos —explicó Bella, dirigiendo una pequeña sonrisa hacia Liam.