Capítulo 1

Clara Bennett

La ciudad siempre ha sido mi zona de confort. El ruido, el movimiento constante, los cafés llenos de gente con prisa… todo eso me inspira. Aquí fue donde nació Sweet Clara’s, mi pequeña empresa de galletas artesanales que empezó en la cocina de mi apartamento y ahora tiene su propio local en una esquina soleada de la calle Maple.

Cada mañana comienza igual: café fuerte, horno encendido y una lista interminable de pedidos. Mis galletas navideñas son las más populares, decoradas con glaseado brillante, formas festivas y un toque de especias que aprendí de mi abuela. La ciudad me ha dado mucho, pero también me ha enseñado a trabajar duro, a no rendirme, y a confiar en mi instinto.

Mi equipo de trabajo se conforma por mi asistente, es mi mano derecha. Organizada, directa, y con un talento especial para mantenerme enfocada. Luis y Tasha, mis empleados, son jóvenes, creativos y siempre listos para una nueva feria. Juntos, no solo somos un equipo: somos una familia horneada a fuego lento.

Esta mañana, mientras revisaba la lista de productos que llevaríamos a la feria de invierno en Snowridge Hollow, mi teléfono vibró. Era un mensaje de Ethan:

“¿Ya estás en camino? No puedo esperar a verte aquí. El pueblo está más bonito que nunca.”

Sonreí. Ethan. El hombre que apareció en mi vida el invierno pasado, justo en esa misma feria. Lo conocí mientras vendía galletas en un puesto decorado con luces y ramas de pino. Él compró una caja, luego otra, y volvió cada día con una excusa distinta. Terminamos hablando hasta que cerraban los puestos, caminando por calles nevadas, compartiendo historias y risas.

Fue maravilloso, despues de acabar la feria, intercambiamos numero, y estuvo viniendo a la ciudad por 3 meses consecutivo a visitarme, despues del 4to mes nos hicimos novios. No olvido ese momento. Me llevo a una playa, pasamos el dia disfrutando ese momento y al atardecer me pidio ser su novio y me dio un collar con un dije de galletas. Después de ese momento, viene todos los meses y pasamos tiempo junto.

En si durante este año, nuestra relación creció como mi empresa: con esfuerzo, dulzura y constancia. Pero ahora, volvemos al lugar donde todo comenzó. Y aunque Ethan ha sido parte de mi vida desde entonces, hay algo que aún no sé del todo: quién es él en su mundo.

—¿Todo listo? —preguntó Marla, mientras cerraba la última caja.

—Sí. Galletas, decoraciones, mantas, nervios… todo empacado —respondí, intentando sonar más tranquila de lo que me sentía.

Luis y Tasha cargaban las cajas en la camioneta. El aire estaba fresco, pero no como el de Snowridge Hollow. Allá el invierno tiene otro sabor. Más blanco. Más profundo.

Me puse mi abrigo rojo, ajusté mi bufanda y miré hacia el cielo gris. Este viaje no era solo una feria más. Era una oportunidad para crecer, para vender, para reencontrarme… y quizás, para descubrir una verdad que Ethan nunca me contó.

Con el motor encendido y la ciudad alejándose por el retrovisor, sentí que algo nuevo estaba por comenzar. Y aunque no lo sabía aún, el invierno me tenía preparada una historia que cambiaría todo.