Clara Bennett
El viaje desde la ciudad hasta Snowridge Hollow fue largo, pero tranquilo. Mientras Marla conducía la camioneta, yo iba en el asiento del copiloto, revisando mentalmente cada caja de galletas, cada decoración, cada detalle que habíamos preparado para la feria. Luis y Tasha nos seguían en otro vehículo, cargado hasta el techo con más productos y materiales.
El paisaje comenzó a cambiar poco a poco. Los edificios desaparecieron, dando paso a colinas cubiertas de nieve, árboles desnudos y caminos que serpenteaban entre bosques silenciosos. El aire se volvía más frío, más limpio. Era como si el invierno aquí tuviera una personalidad distinta: más sereno, más profundo.
Mi teléfono vibró. Era otro mensaje de Ethan.
“Ya están cerca. Te espero en la plaza. No puedo esperar a verte.”
Mi corazón dio un pequeño salto. Aunque lo había visto muchas veces durante el año, esta vez era diferente. Volvíamos al lugar donde todo comenzó. Y aunque él había sido parte de mi vida desde entonces, había algo que aún no entendía del todo: su mundo.
Cuando entramos al pueblo, todo parecía igual… pero más mágico. Las casas estaban decoradas con luces cálidas, las ventanas mostraban árboles de Navidad, y la plaza central estaba llena de puestos, música suave y el aroma a chocolate caliente.
—Este lugar parece sacado de una película —dijo Marla, estacionando la camioneta.
—Lo es —respondí, con una sonrisa nostálgica.
Bajamos y comenzamos a descargar. La nieve caía suavemente, como si el cielo nos diera la bienvenida. Mientras acomodaba las primeras cajas, lo vi.
Ethan, de pie junto a un árbol iluminado, con su abrigo gris y esa sonrisa que conocía tan bien. Caminó hacia mí con paso firme, pero tranquilo, como si el tiempo no hubiera pasado.
—Hola, cookie —dijo, con voz suave.
—Hola, amor —respondí, sintiendo cómo el frío desaparecía por un momento.
Nos abrazamos. No fue un abrazo cualquiera. Fue uno de esos que dicen “te extrañé” sin palabras. Sentí su calor, su presencia, y por un instante, todo lo demás se desvaneció.
—¿Cómo estuvo el viaje? —preguntó.
—Largo, pero tranquilo. El pueblo está igual de bonito que el año pasado… o más —dije, mirando el alrededor.
—Y tú también —respondió, mirándome con ternura.
Pero mientras lo miraba, algo dentro de mí se movía. Aún no sabía que él era más que ese hombre dulce que me visitaba en la ciudad. Aún no sabía que Snowridge Hollow guardaba un secreto que cambiaría todo.
Por ahora, solo sabía que estaba de vuelta. Con mis galletas, mi equipo, y un corazón que no sabía si estaba listo para lo que venía.
Ethan Walker
La nieve caía suave, como si el pueblo estuviera preparándose para recibirla a ella. Clara.
Estuve todo el día ayudando con los preparativos de la feria, pero mi mente estaba en otro lugar. En ella. En su sonrisa. En sus galletas con forma de reno. En cómo me hizo sentir como un hombre común.
Mi celular vibro y supe que era ella.
“Ya llegue.”
En ese momento sentí algo que no había sentido en mucho tiempo: nervios. No por la feria. Por nosotros.
La camioneta blanca apareció entre los árboles, seguida por otra más pequeña. Mi corazón se aceleró. Me acerqué a la plaza, justo donde sabía que se instalaría su puesto. Y ahí estaba ella. Con su abrigo rojo, su bufanda gris, y esa expresión que siempre me desarma.
Bajo de la camioneta, acotejo las cajas y conversamos un poco.
Ella sonrió, pero había algo en sus ojos. Una duda. Una pregunta que aún no me hacía, pero que sabía que vendría.
—¿Todo listo para la feria? —preguntó, cambiando de tema.
—Sí. Aunque no será lo mismo sin tus galletas —respondí, intentando aligerar el momento.
—Bueno, traje suficientes para endulzar medio pueblo —dijo, con una sonrisa que parecía más segura de lo que sentía.
La ayudé a descargar algunas cajas, mientras sus empleados organizaban el resto. Marla me saludó con un gesto cortés. Luis y Tasha estaban ocupados, pero me reconocieron de inmediato.
Mientras trabajábamos, no pude evitar pensar en lo que venía. Clara aún no sabía quién soy realmente en este pueblo. Y aunque pasamos un año juntos, ese detalle seguía siendo un secreto. Uno que ya no podía esconder por mucho más tiempo.
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Editado: 11.10.2025