Ethan Walker
Pasé toda la tarde pensando en qué hacer. Las palabras ya no eran suficientes. Clara necesitaba algo real. Algo que le demostrara que no solo la quería en mi vida, sino que estaba dispuesto a abrirle la puerta a todo lo que soy.
Así que fui al granero.
Ese lugar siempre fue especial para mí. No por lo que representa, sino por lo que guarda: recuerdos. Allí, entre herramientas viejas y polvo, encontré una caja de madera que no abría desde que mi padre murió. Dentro había fotos, cartas, y un cuaderno de recetas de mi madre. Galletas, panes, dulces… todo escrito a mano.
Esa noche, preparé una receta del cuaderno. Galletas de mantequilla con ralladura de naranja. Las favoritas de mi madre. Las horneé yo mismo, sin ayuda. Me quemé dos dedos, rompí una bandeja… pero lo hice.
Al día siguiente, fui al puesto de Clara. Ella estaba organizando sus productos, con el ceño fruncido, concentrada. Me acerqué con una caja envuelta en papel kraft y una cinta roja.
—¿Qué es esto? —preguntó, sin mirarme del todo.
—Una disculpa. Y una historia.
Ella abrió la caja. El aroma la golpeó primero. Luego vio las galletas.
—¿Las hiciste tú?
—Con una receta de mi madre. Quiero que conozcas esa parte de mí también.
Clara me miró por fin. No dijo nada. Pero sus ojos… sus ojos ya no estaban tan fríos.
Clara Bennett
No esperaba que Ethan apareciera con una caja de galletas. Mucho menos que las hubiera hecho él. Y definitivamente no esperaba que fueran tan… familiares.
Tomé una. La probé. El sabor era simple, pero lleno de algo más. Historia. Intención. Amor.
—¿Por qué ahora? —le pregunté.
—Porque ya no quiero esconder nada. Ni de ti, ni de mí mismo.
Me quedé en silencio. Parte de mí quería abrazarlo. Otra parte aún dolía. Pero algo en mí empezó a ceder. Como la nieve cuando el sol la toca.
—No es solo por la hacienda, Ethan. Es por lo que representa. Por lo que no compartiste.
—Lo sé. Y no espero que me perdones de inmediato. Solo quiero que sepas que estoy aquí. Que no me voy a ir.
Asentí. No porque todo estuviera bien, sino porque algo dentro de mí empezaba a sanar. A entender.
—¿Quieres ayudarme a decorar el puesto? —le dije, finalmente.
Él sonrió. Y esa sonrisa, por primera vez en días, me hizo sonreír también. asi pasamos el dia hasta el anochecer.
La noche era fría, pero dentro de la hacienda, el fuego crepitaba con suavidad. Ethan había insistido en que me quedara a cenar. No como una cita, ni como una reconciliación… solo como dos personas que aún no estaban listas para despedirse.
La mesa estaba servida con sencillez: sopa caliente, pan recién horneado, y las galletas que él mismo había hecho. No hablamos mucho durante la comida. Pero no fue incómodo. Fue… necesario. Como si el silencio nos diera espacio para respirar.
Después, nos sentamos frente a la chimenea. Él en un sillón, yo en el otro. Entre nosotros, una manta doblada y una taza de té.
—¿Puedo preguntarte algo? —dije, rompiendo el silencio.
—Claro —respondió, sin dudar.
—¿Alguna vez pensaste decirme la verdad… antes de que yo lo descubriera?
Ethan bajó la mirada. El fuego iluminaba su rostro con tonos cálidos.
—Muchas veces. Pero cada vez que estaba a punto, me detenía. No porque no confiara en ti… sino porque no confiaba en que yo pudiera manejar lo que viniera después.
—¿Y ahora?
—Ahora sé que no decirlo fue peor. Porque te hice sentir como si no fueras parte de mi vida real. Y tú eres lo más real que tengo.
Me quedé en silencio. No porque no supiera qué decir, sino porque sentí que, por primera vez, él estaba completamente abierto. Sin máscaras. Sin miedo.
Me acerqué al sillón donde estaba sentado y me senté a su lado. No lo miré al principio. Solo apoyé mi cabeza en su hombro.
—No sé si todo está perdonado —susurré—. Pero sí sé que no quiero perder esto.
Él no dijo nada. Solo me rodeó con el brazo y me acercó un poco más. Su calor, su olor, su respiración tranquila… todo me recordó por qué me enamoré de él.
Nos quedamos así, en silencio, escuchando el fuego, el viento afuera, y el latido compartido de dos corazones que, a pesar de todo, aún se buscaban.
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Editado: 13.10.2025