Sofía se sentó en su sofá, rodeada de cajas de pizza vacías y botellas de vino medio llenas, con la mirada perdida en la pantalla de su teléfono. La habitación estaba llena de un olor a comida china y desorden, y el aire estaba cargado de la desesperación que la había estado consumiendo durante semanas.
"¿Por qué no puedo encontrar a alguien?", se preguntó a sí misma, por enésima vez. "¿Qué hay de malo en mí?"
Sofía era una joven de 25 años, con un trabajo estable como diseñadora gráfica en una agencia de publicidad. Tenía amigos, una familia amorosa y un círculo social activo. Pero, a pesar de todo esto, se sentía sola.
La soledad era un peso que llevaba consigo a todas partes, un recordatorio constante de que no tenía a nadie con quien compartir su vida. Y, para empeorar las cosas, su mejor amiga, Lucía, se había casado recientemente y estaba viviendo la vida de sus sueños con su esposo y su bebé.
Sofía se sentía como si estuviera estancada en un ciclo de citas desastrosas y relaciones fallidas. Había intentado, sin éxito, a las aplicaciones de citas, pero solo había encontrado a hombres que estaban más interesados en su apariencia que en su personalidad.
Un día, mientras estaba navegando por su teléfono, Sofía se encontró con un anuncio de Tinder. La aplicación prometía ser diferente, que era la forma más fácil y divertida de conocer a personas nuevas. Sofía se rió, pensando que era demasiado buena para ser verdad, pero algo en el anuncio la intrigó.
"¿Por qué no?", se dijo a sí misma. "¿Qué tengo que perder?"
Sofía descargó la aplicación y comenzó a crear su perfil. Se tomó una selfie con un filtro de gato, escribió una breve descripción de sí misma y seleccionó algunas fotos de su galería.
La aplicación le pidió que respondiera a algunas preguntas para ayudar a encontrar a su pareja perfecta. Sofía se rió al leer las preguntas, pensando que eran demasiado superficiales.
"¿Cuál es tu pasatiempo favorito?", preguntó la aplicación.
"Leer", respondió Sofía.
"¿Cuál es tu película favorita?"
"La La Land", respondió Sofía, pensando en la película romántica que había visto con Lucía.
"¿Cuál es tu comida favorita?"
"Pizza", respondió Sofía, sin dudar.
La aplicación le pidió que seleccionara algunas opciones para describir a su pareja ideal. Sofía se tomó un momento para pensar, tratando de ser lo más específica posible.
"Alto, moreno, con sentido del humor y que ame la comida italiana", escribió Sofía.
La aplicación le mostró algunos perfiles de hombres que se ajustaban a sus criterios. Sofía se rió al ver las fotos, pensando que algunos de ellos eran demasiado buenos para ser verdad.
"¿Es esto real?", se preguntó a sí misma.
Sofía decidió darle una oportunidad a la aplicación y comenzó a deslizar hacia la derecha, seleccionando a los hombres que le parecían interesantes. La aplicación le mostró algunos matches, y Sofía se emocionó al ver que había encontrado a alguien que se ajustaba a sus criterios.
Pero, justo cuando estaba a punto de enviarle un mensaje a su match, Sofía recibió un mensaje de Lucía.
"Hola, ¿cómo estás?", preguntó Lucía.
Sofía se rió, pensando que Lucía era la persona perfecta para hablar sobre su nuevo intento de encontrar el amor en Tinder.
"Estoy en Tinder", respondió Sofía. "¿Qué debo hacer?"
Lucía respondió con un emoji de ría y un mensaje que decía: "¡Vamos a encontrarte a alguien!"
Sofía se rió, sintiendo una sensación de esperanza que no había sentido en mucho tiempo.
"¿Por qué no?", se dijo a sí misma. "¿Qué tengo que perder?"
Sofía y Lucía se reunieron en un café para discutir su estrategia de Tinder. Lucía llegó con un café en la mano y un brillo en los ojos.
"¡Vamos a encontrarte a alguien!", dijo Lucía, emocionada. "¿Cuál es tu tipo de chico estás buscando?"
Sofía se encogió de hombros. "No sé, alguien que sea divertido, inteligente y que ame la comida italiana."
Lucía asintió con la cabeza. "Eso es un buen comienzo. ¿Y qué hay de la apariencia?"
Sofía se rió. "No soy superficial, pero sí, me gustaría que fuera guapo."
Lucía sonrió. "Bueno, eso es un buen punto de partida. Vamos a ver qué podemos hacer."
Lucía tomó el teléfono de Sofía y comenzó a revisar su perfil de Tinder. "Hmm, tu foto de perfil es buena, pero creo que podemos mejorarla. Vamos a tomar una nueva foto."
Lucía llevó a Sofía a un parque cercano y le tomó varias fotos con diferentes poses y expresiones. Después de revisar las fotos, decidieron que la mejor era una en la que Sofía estaba sonriendo y tenía un vaso de café en la mano.
"Perfecto", dijo Lucía. "Ahora, vamos a trabajar en tu descripción."
Sofía se encogió de hombros. "No sé, ¿qué puedo decir?"
Lucía se rió. "Vamos, tienes que ser un poco más creativa que eso. ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?"
Sofía pensó por un momento. "Me gusta leer, ver películas y viajar."
Lucía asintió con la cabeza. "Genial, vamos a usar eso. 'Amante de la comida italiana, la música y la aventura. Busco a alguien que comparta mis pasiones y que me haga reír.'"
Sofía se rió. "Eso suena bien, pero ¿no es un poco demasiado?"
Lucía se encogió de hombros. "No, es perfecto. Ahora, vamos a ver qué podemos encontrar."
Lucía comenzó a deslizar hacia la derecha, seleccionando a los hombres que le parecían interesantes. Sofía se rió al ver algunos de los perfiles, y se sintió un poco más optimista sobre su búsqueda del amor.
Después de unos minutos, Lucía se detuvo en un perfil que le llamó la atención. "¡Mira esto!", dijo, mostrando el teléfono a Sofía.
Sofía se rió al ver la foto de un chico guapo con un perro en la playa. "¿Quién es este?", preguntó.
Lucía sonrió. "Su nombre es Juan, y parece perfecto para ti. Vamos a enviarle un mensaje."
Lucía comenzó a escribir un mensaje, y Sofía se sintió un poco nerviosa. "¿Qué estás escribiendo?", preguntó.